México SA
Un sexenio tirado a la basura
Fox, lamentable accidente de la vida política nacional
Le quedan tres meses para pedir perdón
Las rebanadas del pastel:
Desconozco si Vicente Fox finalmente presentó su sexto informe de "gobierno" por escrito, a viva voz en San Lázaro, en Los Pinos o por medio del canal de las estrellas -como lo perfiló monseñor Abascal-, pero lo cierto es que en cualquiera de los casos tendría que haber pedido perdón a los ciudadanos de este heroico país. Seis años perdidos para el grueso de los mexicanos y una crisis política como regalo de fin de sexenio lo obligaban a ello.
Difícilmente lo habrá hecho (por razones de cierre, no libramos tan republicano acto), aunque el balance del "cambio" es desastroso, para ser generoso en el término. Un sexenio tirado a la basura en detrimento de (casi) todos: aquellos que le obsequiaron el voto, quienes confiaron en él y todos los que, lamentablemente, lo hemos tenido que padecer.
Error tras error, pifia tras pifia, exceso tras exceso, contradicción tras contradicción, Vicente Fox dilapidó todo (desde el capital político, hasta el último centavo de la nación) y traicionó (casi) a todos. No supo qué hacer con el país, pero sí con el grupúsculo de insaciables barones a quienes dio más y más y más, dejando en el olvido a quienes en campaña prometió sacar adelante.
Lo hemos comentado en este espacio: Vicente Fox es un lamentable accidente en la vida política nacional. De repente se vio ganador de un proceso electoral, y de allí para adelante no supo qué hacer, más que negar la democracia en nombre de la democracia, y llevar las prácticas del "cambio" a los negros tiempos que tanto fustigó en campaña, actitud que en buena medida nos ha llevado al crispado ambiente político que vivimos.
Y a la hora de la hora, claro está que en nombre del "estado de derecho", no se le ocurre mejor idea que militarizar el Palacio de San Lázaro, suspender garantías constitucionales y obligar a diputados y senadores a pedir permiso para entrar a su casa, recinto presidido por un blandengue panista, Jorge Zermeño, que como en los buenos tiempos va a Los Pinos a pedir línea para saber cómo y en qué tono contestar el informe presidencial.
Deprimente espectáculo el ofrecido por Vicente Fox y su camarilla en la máxima tribuna de la República -la del Poder Legislativo, no la del canal de las estrellas, como supone- en la que atrincheró ocho mil efectivos (el doble de lo mencionado ayer en este espacio) del Estado Mayor Presidencial y la Policía Federal Preventiva, más unos cuantos vehículos que "sólo lanzan agua" (en cualquier parte del mundo se le conocen como tanquetas antimotines) para ofrecer seguridad al inquilino de Los Pinos, ese sí un verdadero peligro para México. Va la numeralia: por cada diputado, permanecieron atrincherados 16 agentes de la seguridad del Estado; 63 por senador o, si se prefiere, cinco por cada uno de lo mil 500 invitados especiales.
En medio de ese deshonroso cuan amenazante aparato, todavía se escucha aquella fatua frase presidencial que prometía, como tantas otras cosas incumplidas, que "por primera vez en décadas, un gobierno empieza y termina sin crisis económica; durante los próximos seis años, México sumará 16 años continuos de estabilidad política y de crecimiento sólido".
Le gusto el cliché y lo repitió hasta el cansancio, y junto a él los integrantes de su gabinetazo. Lo cierto es que concluye su mandato constitucional en medio de una severa crisis política, y ante la amenaza de una crisis económica, que no ha sido diagnosticada por "los enemigos de la nación", los del círculo rojo, o los "renegados", sino por su propio secretario de Gobernación, monseñor Carlos Abascal.
Antes del show nocturno, el iluminado señor de Bucareli advertía en entrevista radiofónica que "la ruptura del diálogo puede llevar a una crisis económica; hago un llamado al PRD y a su candidato Andrés Manuel López Obrador para que prevalezca el diálogo en la política; no se puede defender a los pobres atacando a los pobres; en una crisis se perderían empleos y poder de compra".
Para perder algo, primero hay que tenerlo, en este caso empleo y poder de compra, porque una de las más vergonzosas asignaturas pendientes del "cambio" es justamente la generación de fuentes de trabajo, y junto a ella el poder adquisitivo, prometidas "ayer, ayer, ayer" y vergonzosamente ausentes "hoy, hoy, hoy".
El posicionamiento de todos los partidos políticos representados en San Lázaro (menos el PAN) fue demoledor en contra del actual inquilino de Los Pinos y su indolente gobierno del "cambio". No es para menos.
Se agotó el tiempo y llegamos a las 19 horas del viernes primero de septiembre de 2006, fecha del último informe de gobierno y a escasos 90 días de que abandone Los Pinos. Los perredistas ya tomaron la tribuna y de allí no se van a mover. Vicente Fox no ha llegado, si es que llega. Si lo hace y entra, lo más seguro es que no pida perdón, pero le quedan algo así como tres meses para hacerlo, él que tan buen cristiano es... Nos vamos a ver el show completo y nos encontramos el lunes.