La voz de Rilke
El maestro Brad Mehldau es uno de los grandes pianistas contemporáneos de jazz. En el Disquero hemos glosado sus grabaciones en trío clásico de jazz donde desarrolla estilo e idea como una flama intensa, creciente, ondulada y tersa. Hace apenas unos meses se metió al estudio de grabación con la gran soprano estadunidense Renée Fleming, especialista en Mozart, Richard Strauss y el repertorio barroco. El resultado es un disco excepcional: Love sublime, donde interpreta, con el acompañamiento pianístico del autor, 11 canciones de arte, que es el concepto que desarrolla en su escritura Brad Mehldau a partir del género lied y no se anda por las ramas el buen Mehldau, pues siete de estas 11 partituras parten de poemas de Rainer Maria Rilke (1875-1926), escritor austriaco nacido en Praga y creador por antonomasia de imágenes simbólicas y sobre todo reflexiones espirituales, las mismas que toma como punto de partida Brad Mehldau para entablar un diálogo místico entre su teclado y la voz etérea de la soprano. Por supuesto que para crear música a partir de la poesía de Rilke abandona Mehldau su conocido virtuosismo en el teclado para rendirse a los pies de la prosodia y rendir un estilo supersabio en el alto contraste de las notas graves y la voz soprano y los silencios y los tonos oscuros para una poesía oscura y luminosa al mismo tiempo por antonomasia. Las últimas cuatro canciones del disco parten de poemas de la señora Louise Bogan, para culminar en el que da título al álbum, Love sublime (Nonesuch records) en un viaje fantástico por la poesía en palabras, en sonidos y en silencios.