La derecha ni siquiera sabe que ésa ya no es la demanda central, señalan en el Zócalo
En cajeros automáticos provocadores pintarrajean la consigna voto por voto
Ampliar la imagen Un día después del Informe los peatones recuperaron los puentes cercanos al Palacio Legislativo de San Lázaro Foto: Yazmín Ortega Cortés
Como si alguien hubiera leído al pie de la letra que la resistencia civil pacífica contra el fraude electoral no ha roto hasta ahora un solo vidrio ni manchado una pared, ayer amanecieron groseramente pintarrajeados con consignas de voto por voto y casilla por casilla una serie de cajeros automáticos en la ultraconservadora colonia Condesa, lo que horas más tarde, en el Zócalo, fue calificado de "provocación de la derecha, que ni siquiera sabe que esa demanda ya no es la central de nuestro movimiento, sino la anulación del proceso".
Pero mientras algunos filosofaban al respecto, una muchacha contaba que le tocó ver la toma de la tribuna de San Lázaro en los televisores del Sanborns de los azulejos, donde toda la gente saltaba con el puño en alto y gritaba eufóricas consignas de apoyo a los legisladores perredistas, mientras un pianista impertérrito tocaba y cantaba "caminante no hay camino, se hace camino al andar", lo que a juicio de alguien más sólo podía confirmar que el surrealismo es consustancial a México.
Andrés Manuel López Obrador, por su parte, hizo ayer una reflexión acerca de cómo y cuánto los legisladores de los partidos que integran la coalición sufrieron el acoso telefónico de todos los operadores políticos de Vicente Fox y del PRI, para "tratar de agarrarles la pierna" e impedir que hicieran lo que finalmente llevaron a cabo nada más los del PRD, porque los del Partido del Trabajo y Convergencia no fueron invitados a la toma de la tribuna, por lo cual ayer en el templete tenía de caras largas a Dante Delgado y a Alberto Anaya.
La exitosa jornada del viernes, en la que todo el armamento y el aparato propagandístico garapiñado en torno del Palacio Legislativo de San Lázaro de todos modos no le sirvió a Fox para leer su último Informe de labores, suscitaba ayer entre los políticos del movimiento de resistencia ideas acerca de cuál será la forma que adoptará la gravísima crisis política en curso si el próximo miércoles, cuando se vence el plazo marcado por la ley, el tribunal electoral convalida la impugnada "victoria de Felipe Calderón".
Una posibilidad, decían, es que "no volvamos a ver a Fox de aquí hasta el último día de su mandato". Y explicaban que en estas circunstancias será imposible que dé el Grito la noche del 15 de septiembre, y no acertaban a imaginarse cómo podría encabezar el desfile militar del día siguiente con un millón de personas formando un gobierno alternativo en el Zócalo, avenida Juárez y Reforma.
Y agregaban que así tal vez la oposición ni siquiera le permitiría acudir a entregar la banda presidencial el primero de diciembre, misma que si no pudiera recibir físicamente el supuesto "ganador" de los comicios crearía una situación verdaderamente caótica.
A la mejor en eso estaba pensando ayer el güero Javier González Garza, coordinador de los diputados federales perredistas, cuando en nombre de todos los que tomaron la tribuna aseguró que el trabajo parlamentario con los representantes de Convergencia y el PT está destinado a ser largo y fructífero, siempre en comunicación con el movimiento cuyas demandas tendrán que ser convertidas en leyes dentro del Congreso.
Pero quién sabe por qué se percibe en el aire que el conflicto se está acercando al final feliz que alguna vez vaticinó Luis Mandoki, quizá porque al terminar su discurso de anoche López Obrador adelantó que va a extrañar "la música de los artistas que nos han apoyado en todos estos 35 días y que ya me acostumbré a trabajar escuchándolos".