Número
122 | Jueves 7 de septiembre de 2006 Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER Directora general: CARMEN LIRA SAADE Director: Alejandro Brito Lemus |
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Que los mochos se espanten porque se habla de sexo no asombra, lo malo es que autoridades que deben gobernar para todos presten oído a sus quejas. Hace algunas semanas, el gobierno de Baja California mencionó un contenido de Letra S como argumento para condenar los libros de texto de biología para secundaria. En un oficio el secretario de Educación estatal José Gabriel Posada dice: “El tratamiento didáctico no es adecuado ni oportuno, ya que no habla del matrimonio, únicamente del placer sexual, utilizan la estrategia de 'socialización del sexo' (sic) promoviendo el diálogo en grupo sobre temas de incumbencia personal; además recomiendan sitios de Internet tales como: yquesexo.com, letraese.org.mx/cartilla.htm, los cuales se le sugiere visitar para corroborar que estos abundan en argumentos sobre el placer sexual y la homosexualidad”. La página web www.yquesexo.com ofrece información sobre sexualidad dirigida a jóvenes y pertenece a la Secretaría de Salud, mientras que en la liga www.letraese.org.mx/cartilla.htm está una versión libre de los 13 Derechos Sexuales de las y los Jóvenes, que aquí va: 1.- Yo decido libremente sobre mi cuerpo y mi sexualidad. Ya sabes, no tienes que desterrar las blusas cortas sólo para ocultarle a tu madre el piercing que te acabas de poner en el ombligo. 2.- Tengo derecho a ejercer y disfrutar plenamente mi vida sexual. Puedes vivir cualquier experiencia sexual o erótica que te dé la gana, siempre que sea lícita. Nadie puede inducirte al remordimiento sólo porque te gusta hacer “cochinadas” en la cama. 3.- Puedo manifestar públicamente mis afectos. ¿Por qué si tu vecina puede andar por la calle besuqueando a su mini perro, tú no puedes abrazar y besar a tu pareja en un parque? ¿Sólo porque los dos son hombres? 4.- Sólo yo puedo decidir con quién compartir mi vida y mi sexualidad. Aunque tus padres crean que cualquier hijo de ingeniero es el mejor prospecto, si a ti no te late el tipo, no pueden obligarte a andar con él. 5.- Todos deben respetar mi intimidad y mi vida privada. Si tu mamá es de las que esculcan en los cajones para ver si te encuentra condones o mota, entonces debes saber que tus espacios y pertenencias son parte de tu identidad y privacía. 6.- Tengo derecho a vivir libre de violencia sexual. Así sea el tipo que levantaste del antro anoche, el amor de tu vida o tu jefe directo, si sientes que te acosa, presiona o te exige hacer cosas que a ti no te laten, eso es violencia sexual y es un delito. 7.- Mi derecho a la libertad reproductiva. Si no quieres cambiar pañales nunca y eso de “clonarte” en un crío con tu mismo nombre no va contigo, ni el piadoso Abascal puede impedir que tus espermatozoides se pierdan en el camino. 8.- Debemos tener igualdad de oportunidades y equidad. Hombres y mujeres debemos tener las mismas oportunidades. Equidad quiere decir, entre otras muchas cosas, que a la hora del faje lo que menos importa es quien saca el condón primero. 9.- Tengo derecho a vivir libre de toda discriminación. Chaparros, morenas, gays, darketos, cholos, rastafaris, lesbianas, hinduistas, presbiterianos, matudos, pelones, eunucos, diferentes, diversos, anversos, invertidos, nadie puede discriminarte. 10.- Debo tener acceso a información completa, científica y laica sobre la sexualidad. Eso de que si a los chavos les muestran un condón se van a poner bien calientes es una jalada que inventó Pro Vida para espantar pendejos. Tú debes saber todo lo que necesites saber, con claridad para que entiendas y tomes decisiones sin prejuicios. 11.- Tengo derecho a una educación sexual. Nada de esperar a que estés “en edad de saber ciertas cosas”, porque las ganas te van a llegar mucho antes de lo que los adultos imaginan. 12.- Tengo derecho a los servicios de salud sexual y a la salud reproductiva. Tienes derecho a que te den condones y la píldora del día siguiente en los centros de salud, sin que te exijan un permiso de tus padres. 13.- Puedo participar en las políticas públicas sobre sexualidad. Algunas políticas o programas educativos, recreativos o de salud que aprueban los funcionarios públicos pueden afectar tus intereses o tu salud. Por eso, tienes derecho a conocerlos, a opinar y, si no te laten, a proponer cambios o nuevos programas. |