Paco Ignacio Taibo II plantea una biografía narrativa del personaje en su nuevo libro
Necesitamos hombres como Villa ''para resistir el embate del neoliberalismo''
El revolucionario propuso en 1916 pena de muerte para quien cometiera fraude electoral, señala
Invoca el escritor la lucha de los héroes nacionales por la justicia y la libertad
Ampliar la imagen ''Villa es la venganza contra los agravios de los ricos hacia los pobres. Pero no quiero que el lector coincida conmigo, sino que lea y decida'', manifiesta el escritor Paco Ignacio Taibo II durante la entrevista con La Jornada Foto: Francisco Olvera
En los días aciagos que vivimos hacen falta hombres como Pancho Villa, que lucharon en su momento por la libertad y la justicia. Son necesarios ''para resistir el embate del neoliberalismo, del capitalismo loco, de la nacoburguesía, de los mochos herederos de Maximiliano, Mejía y Miramón, que ahora vienen tomaditos de la mano del clero y del PAN".
La invocación del Centauro del Norte la hace en entrevista Paco Ignacio Taibo II, a sabiendas de que se trata de una figura polémica de la historia, cuya turbulenta vida recorre en su libro más reciente, Pancho Villa: una biografía narrativa, al que dedicó tres años de trabajo. Fue una labor monumental, al mismo tiempo gozosa y complicada.
Durante décadas -apunta el escritor- fue difícil hacer una historia veraz de Villa. Aun después de muerto su nombre siguió suscitando encono y veneración por igual: ''Había demasiadas leyendas negras y demasiadas leyendas blancas, demasiadas sombras en torno que impedían contarlo bien".
Reconoce que el primer trabajo serio y esclarecedor al respecto fue la biografía escrita por el historiador austriaco Friedrich Katz, Pancho Villa: ''Es un libro estupendo, exhaustivo, es la Biblia, pero no de Villa sino del villismo; lo que hizo Katz fue una sociología del villismo y lo que yo pretendí fue hacer una historia de vida, contar al personaje, y que el lector decida si lo quiere o no lo quiere o cuánto lo quiere.
''La lectura de mi libro va a generar reacciones encontradas, porque no le rasuré ni un milímetro a la vida de Villa, todo lo que pude documentar con fidelidad lo puse, Villa no se merece una biografía censurada por mí. Es un Villa que a veces espanta, pero yo quería que el lector asumiera eso: así era la revolución, no me la vengas a contar en películas de Adelitas."
Carne de novela
Publicada por Editorial Planeta, esta nueva biografía perfila a un hombre que a pesar de su fama de beodo, apenas probó el alcohol y, en cambio, prefería las mal-teadas de fresa y las palanquetas de cacahuate; a un personaje que cuenta al menos con tres ''autobiografías", ninguna de las cuales fue escrita por su mano; una persona que apenas sabía leer, pero que cuando gobernó Chihuahua, en un mes fundó 50 escuelas; un revolucionario con mentalidad de asaltabancos; un militar que en la era de la ametralladora y la guerra de trincheras ''usó magistralmente la caballería y la combinó con los ataques nocturnos, los aviones y el ferrocarril"; un ser que por venganza atacó la ciudad estadunidense de Columbus, en un hecho que le dio proyección mundial a su ya para entonces legendaria figura; un ciudadano que en 1916 propuso ¡pena de muerte para quienes cometieran fraudes electorales!
-¿Cuándo y cómo surge su fascinación por Pancho Villa?
-La traigo colgada desde hace mucho tiempo. Es un personaje tan rico desde el punto de vista anecdótico que a lo largo de muchos años dije, ''este cuate es carne de novela''. Cuanto más fui leyendo sobre él me di cuenta de que es un personaje de novela para escribir una biografía; es tan potente su historia que no necesita la ficción, de hecho la ficción estorba. Cuando Villa ha sido abordado desde la ficción, en el cine, se tiende a producir una caricatura porque la parte jocosa, graciosa, domina la intensidad de la otra historia. Entonces fue cuando me dije: ''este es un tipo pa'contarlo''.
-¿Qué tanto se parece el Villa de la leyenda al de la vida real?
-Son partes de lo mismo. Villa es su historia, pero también es sus leyendas, y de todo se hace un coctel del cual sale un Villa más real. El fue el propio constructor de su leyenda, como a todo buen narrador oral, le gustaba contar historias, su historia, y tuvo muchas oportunidades de hacerlo a lo largo de su vida; en los campamentos, a bordo de los trenes que avanzaban hacia el frente; durante las larguísimas horas de la etapa guerrillera, cabalgando en las montañas.
''También estaba la leyenda negra, muy fuerte, lanzada y sostenida por el carrancismo, que tomaba hechos parcialmente ciertos y les daban otra dimensión y los hacían pasar como actos de barbarie atribuidos al villismo."
En la medida en que avanzaba en su investigación, Taibo II también fue demoliendo mitos: ''Por ejemplo, que era un bandolero generoso. Durante 17 años de su vida Villa fue un bandolero brincando de un lado a otro y punto, no había en sus acciones un contenido político ni es cierto que robaba a los ricos para regalarlo a los pobres. Eso lo haría ya en su etapa revolucionaria".
Otra leyenda que se ''desploma totalmente" es la que lo ubica como un sádico: ''Es bárbaro, pero no sádico. Simplemente opera con la lógica extrema que es: a la Revolución se viene a morir. La virulencia y la brutalidad se da en los dos bandos, pero Villa no se solaza haciendo sufrir a alguien. Al contrario, es sentimentaloide, llora a cada rato, es un personaje de emociones frágiles, muy a flor de piel, tanto la violencia y el coraje, como el llanto y la tristeza".
Apelar al santoral de los héroes
Asegura Taibo II que hay ''un montón de anécdotas sobre Villa que por primera vez se ordenan en un libro: cómo trató de comprar un submarino para hundir los barcos de Venustiano Carranza; recojo las siete versiones que hay sobre su nacimiento y la historia sobre su cambio de nombre de Doroteo Arango a Francisco Villa.
''Recojo y discuto historias tan bonitas, aunque evidentemente falsas, como la del Villa colombiano o la del Villa negro."
La investigación fue exhaustiva: ''Leí todo lo que había en libros y recogí cientos de testimonios de villistas en la prensa de los años 30 y 40, cuando Lázaro Cárdenas les abre la puerta para integrarse a la normalidad nacional".
El autor se muestra satisfecho con el resultado: ''Creo que es un libro sólido desde un punto de vista historiográfico, narrado de la mejor manera posible para hacerlo accesible y tengo mi conclusión: Villa es la venganza contra los agravios de los ricos hacia los pobres. Pero no quiero que el lector coincida conmigo, sino que lea y decida".
-Villa puede resultar tan entrañable como Zapata, ¿por qué no hay un villismo vivo hoy como sí hay un zapatismo?
-No había.
-¿Es usted el primer neovillista?
-Sin comentarios. Pongo la piedra, ya si alguien se quiere subir...
-Hagamos una comparación Villa-Zapata
-Ay, es cabroncísimo. Bueno, cuando se encuentran y se miran se caen bien pero no se entienden. Zapata le dice: ''reparta la tierra". Y Villa responde: ''No, yo lo que necesito es un ejército profesional, si reparto la tierra los soldados se regresan a la hora de la cosecha como te pasa a ti. Lo que hay que hacer es colonias militares productivas, y aumentar el salario agrícola y cosas como poner la carne a la décima parte de lo que cuesta". Atacan los problemas sociales desde un ángulo diferente. Lo único en que coinciden es que no les gusta la ciudad de México.
-¿Con quién se queda a final de cuentas, Villa o Zapata?
-Con los dos, en tiempos como estos que retornen ambos.
-¿Para qué?
-Para resistir el embate del neoliberalismo, del capitalismo loco, de la nacoburguesía, de los mochos herederos de Maximiliano Mejía y Miramón que vienen tomaditos de la mano con el clero y el PAN. Necesitamos apelar al otro santoral, al de Hidalgo, Morelos, Mina, Librado Rivera, Flores Magón, Leandro Valle, Villa y Zapata; apelar a los referentes del lado de la libertad, de la justicia, de la transformación. Son nuestros abuelos a los que tenemos que mirar con una sonrisa pa'que nos cuiden en días aciagos como éstos.
(Pancho Villa: una biografía narrativa se presenta mañana a las 13 horas en el campamento Iztacalco de la Resistencia Civil Pacífica, a un costado de la Alameda Central, frente al Hemiciclo a Juárez.)