La cita en Donostia incluirá una retrospectiva sobre la inmigración internacional
Arrancó el festival de San Sebastián con un premio a Volver de Almodóvar
El director mexicano Alejandro González Iñárritu presentará Babel, última cinta de su trilogía
Ampliar la imagen Auditorio Kursaal, donde se celebra el prestigioso Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que culmina el 30 de septiembre Foto: Reuters
San Sebastián, 21 de septiembre. La edición 54 del Festival Internacional de Cine de San Sebastián arrancó anoche con la pasarela de las figuras internacionales: la actriz, Marisa Paredes; Jeanne Moreau, presidenta del jurado; el cineasta mexicano, Alejandro González Iñárritu; Carlos Iglesias, creador de Un franco, catorce pesetas, y el director Barbet Schroeder.
La gala inaugural sirvió de escenario para la entrega del Premio Fipresci, concedido por la crítica internacional a la película Volver, de Pedro Almodóvar.
En medio del escenario azul y blanco, las conductoras de la ceremonia, Marisa Paredes y la periodista Edurne Ormazábal, dieron la bienvenida a los invitados del Donostia, que en esta edición incluye una retrospectiva sobre emigración, tema que será abordado por algunas películas en la sección oficial y de la Zabaltegi.
La gran fiesta del cine comenzó con la presentación de las cintas que buscan la Concha de Oro. Los actores Cayetana Guillén Cuervo, Emma Suárez, Ana Risueño y Carlos Iglesias presentaron los ciclos Made in Spain, Horizontes Latinos, Cine en Construcción y Emigrantes.
En la gala inaugural, como estaba previsto, se transmitió un video de Pedro Almodóvar, quien se encuentra en Los Angeles presentando su película Volver. Su hermano y productor de la cinta, Agustín Almodóvar, además de Yohana Cobo, Lola Dueñas y Esther García recibieron el premio de manos de Klaus Eder, presidente de Fipresci.
Al nombrarse a los ganadores del premio Donostia, se proyectó un video sobre el trabajo de los ganadores: Max von Sydow y Matt Dillon. Mientras, frente al Kursaal, permanecían las colas de aficionados que aprovecharon la ceremonia para ver y estar con los artistas, pese al lluvia causada por el huracán Gordon.
En la gala inaugural también participaron la orquesta de Toulouse Tuxedo Big Band y un grupo de bailarines dirigidos por la coreógrafa Marieta Calderón.
El director mexicano Alejandro González Iñárritu, quien presentó su película Babel en la apertura del festival, comentó que el largometraje con el cual cierra la trilogía que inició con Amores Perros y 21 gramos plantea la diferencia y la fractura en la comunicación de los seres humanos, ya que al finalizar el rodaje encontró "empatía que viene del dolor y la muerte. "Esta película no es otra cosa que una historia acerca de la compasión.
González Iñárritu y la política
Explicó que vivir fuera de México y conocer la cultura de Estados Unidos le ayudó a crear el concepto de la trilogía. Asimismo, afirmó que México no ha dejado ir a los cineastas, sino que él, al igual que Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, han tenido la oportunidad de observar otras parte del mundo
"Hoy hay mayor apoyo al cine mexicano; se hacen mejores producciones, sólo que cada quien tiene diferentes intereses", expresó el director.
Sobre la situación política que se vive en México, el mejor director del Festival de Cannes señaló: "estamos pagando 70 años del gobierno de un partido que estaba en el poder y que dejó una sociedad sumergida en la miseria. Tenemos que atacar todo eso".
La otra película que se exhibió en la inauguración es Ghosts, en la que el británico Nick Broomfield describe la cruda realidad de los inmigrantes chinos que quieren llegar a Inglaterra.
Basada en la historia de Ai Qin, una joven de la provincia de Fujian, China, el cineasta denuncia la esclavitud moderna, extendida por todo el mundo. "Europa occidental y otros países cada vez son más ricos y hay poblaciones que han envejecido. Defendemos la migración legal e ilegal porque de ese trabajo depende nuestro nivel de vida. Es fantástico que el festival aborde el tema de la inmigración", señaló el cineasta.
Broomfield comentó que la escena final de Ghosts es realidad y ficción, porque el encuentro de la protagonista con su hijo, a quien no había visto en ocho años, fue real, luego de que el equipo de la producción logró un permiso para que Ai Qin regresara a China