Tras dejar las armas, participó en los comicios legislativos de 2005
Muere de paro cardiaco el ex guerrillero argentino Enrique Gorriarán Merlo
Participó en el plan que culminó con el atentado contra Anastasio Somoza en Paraguay
Ampliar la imagen Enrique Gorriarán Merlo (derecha) brinda con amigos tras ser liberado de una prisión de Buenos Aires, el 22 de mayo de 2003 Foto: Ap
Buenos Aires, 22 de septiembre. El ex jefe guerrillero Enrique Gorriarán Merlo, del izquierdista Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) que actuó en los años 70 en este país, murió hoy a los 65 años de un paro cardiorrespiratorio cuando ingresaba a un hospital público para una intervención quirúrgica.
Con una vida que transcurrió entre la clandestinidad, las prisiones y el exilio en varios países, Gorriarán murió cuando había regresado a la política por otras vías, al constituir un nuevo movimiento el Partido del Trabajo y el Desarrollo, para las últimas elecciones legislativas de 2005, con escasa repercusión.
A los 27 años decidió unirse al trotkista Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) cuya ala militar, el ERP, tomó el camino de la lucha armada, como otros sectores en el país, ante la sucesión de dictaduras militares.
Intervino en numerosas acciones militares y estuvo entre el grupo de presos políticos -la mayoría guerrilleros- que el 15 de agosto de 1972 tomó el penal de Rawson, de máximo aislamiento en el sur del país como parte de un plan cuyo objetivo era liberar a más de cien detenidos de las diferentes organizaciones.
Pero fallas en la operación llevaron a algunos, entre ellos Gorriarán Merlo, a fugarse en un avión a Chile. Otros fueron recapturados y llevados a la base naval de la ciudad de Trelew.
Allí el 12 de agosto de 1972, sucedió la llamada "masacre de Trelew" donde 16 de esos militantes fueron asesinados desnudos, en la madrugada, uno de los hechos que marcó la historia política de entonces.
Volvió clandestinamente al país y participó en numerosas operaciones. Quedó al frente del ERP -que después sufriría serias divisiones- cuando el líder de esa organización, Mario Santucho, fue asesinado junto a otros compañeros, durante la dictadura militar al concurrir a una cita clandestina que se transformó en una trampa.
Luego participó en la guerra del Frente Sandinista de Liberación contra la dictadura de Anastasio Somoza y estuvo un tiempo en Nicaragua, donde cumplió varias funciones junto al sandinismo. Allí preparó un plan con otros de sus compañeros, que culminó con el atentado contra el ex dictador refugiado en Paraguay.
Regresó a Argentina con el retorno de la democracia y fundó el Movimiento Todos por la Patria. Pero en enero de 1989 protagonizó un intento de asalto al cuartel de la Tablada, que dejó 28 guerrilleros y 11 policías y militares muertos en un hecho que fue cuestionado por diversos sectores de izquierda.
Volvió a huir del país y estuvo prófugo hasta 1995, cuando en un episodio que el mismo Gorriarán denunció como "un secuestro" en una operación conjunta de la inteligencia argentina y mexicana, realizada en Tepoztlán, México, fue traído al país, en forma ilegal y permaneció en prisión hasta 2003, cuando el ex presidente Eduardo Duhalde le concedió el indulto. Su vida fue una novela en varios tiempos.
En tanto, existe fuerte conmoción en el país porque sigue desaparecido desde hace cinco días Julio López, el hombre que fue testigo clave para la reciente condena a reclusión perpetua de uno de los más duros represores de la pasada dictadura (1976-1983) el ex comisario Miguel Etchecolatz.
Dirigentes de varios organismos de derechos humanos se reunieron con el ministro del Interior, Aníbal Fernández, al que manifestaron la fuerte sospecha de que pudiera tratarse de un "secuestro por parte de nichos de la policía bonaerense", en el momento en que se han reactivado las amenazas de los remanentes dictatoriales, para tratar de atemorizar ante los juicios que se están llevando a cabo con el objetivo de terminar con la impunidad.