Usted está aquí: martes 26 de septiembre de 2006 Opinión Itacate

Itacate

Marco Buenrostro y Cristina Barros

Transgénicos

EL HOMBRE SE ha servido de distintas técnicas para obtener plantas que reúnan las cualidades que desea fijar. Del nopal, por ejemplo, elige la penca de uno que tiene frutos sabrosos y la siembra en su patio o parcela.

DESDE HACE MILENIOS, en cada cosecha de maíz selecciona las semillas más sanas y mejor formadas; también busca aquellas matas que han resistido plagas o temporadas muy secas, o las que se dieron bien en un bajo que tendía a encharcarse. También ha tomado en cuenta los usos en la cocina: tortillas, pinole, atole, pozole.

HACE RELATIVAMENTE poco, se desarrollaron en el laboratorio nuevas técnicas para obtener plantas con determinadas características: los organismos genéticamente modificado (OGM) o transgénicos.

SON ORGANISMOS que contienen material genético ajeno, en forma de arreglos quiméricos que combinan material de organismos diferentes al de sus progenitores, o que ha sido añadido al material progenitor en la época temprana de su desarrollo.

LAS PLANTAS TRANSGENICAS suelen contener material genético que puede provenir de un virus, de una bacteria, de otra planta e inclusive de un animal. Esta tecnología promete resolver el hambre y los siniestros agrícolas, pero ha sido desarrollada por las grandes corporaciones de biotecnología con fines primordialmente comerciales, teniendo como meta poder patentar las semillas así transformadas, para monopolizarlas y venderlas.

HASTA AHORA, LA selección hecha por los campesinos durante siglos ha tenido resultados mucho más amplios, sustentables y eficientes que estas nuevas técnicas. Para el maíz, estas empresas ofrecen semillas capaces de resistir una plaga que no es un problema importante en México, sino en Europa y Estados Unidos. También ofrecen mayores rendimientos y afirman que el cultivo de estas semillas requiere de menor cantidad de agroquímicos, cuando en la realidad, puede ocurrir lo contrario.

LAS BONDADES SON nulas y los riesgos numerosos. Al ser el maíz una planta que se interpoliniza fácilmente, la posibilidad de que los transgenes se inserten en el material genético de los maíces criollos, producto de trabajo milenario, es muy grande. Así se podrían perder estas variedades; además, estas compañías podrían cobrar severas multas por el ''uso" de sus semillas patentadas, como ya ha ocurrido. Se privatizaría así un trabajo generoso y colectivo de milenios. El campesino perdería su autonomía y una manera segura de autoempleo.

HAY ADEMAS ESTUDIOS serios que permiten afirmar que la presencia y consumo de estas plantas implican riesgos a la salud humana y alteraciones en el entorno natural.

EN MEXICO SE puede desarrollar biotecnología avanzada no riesgosa y mucho más acorde con nuestras necesidades, que además aproveche y revalore la riqueza de razas de maíz criollo que tenemos en el país.

HOY NOS congratulamos porque los funcionarios de la Sagarpa y la Senasica cumplieron honestamente sus funciones, y al no autorizar la siembra de maíz transgénico en nuestro territorio a esas transnacionales, atendieron el reclamo ciudadano.

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