Permeó corrupción entre autoridades y desarrolladores: vecinos
Más de 42 mil viviendas se edificaron en demarcaciones centrales, en 3 años
Como resultado del bando 2, que impulsa el repoblamiento en la zona central de la capital, en los tres años anteriores se autorizaron en su conjunto en Benito Juárez, Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc y Venustiano Carranza, a particulares y empresas inmobiliarias, alrededor de 4 mil manifestaciones de obras, lo que derivó en la edificación de poco más de 42 mil viviendas, según datos de las propias autoridades delegacionales.
De esta cifra, unas 20 mil se concentraron en la delegación Benito Juárez, donde prácticamente se duplicó el número de moradas respecto de la anterior gestión, cuando se construyeron 10 mil 400. La mayor actividad se dio en 2004 y 2005, cuando se erigieron 8 mil 193 y 7 mil 513 viviendas, respectivamente.
Las colonias que tuvieron el mayor impacto inmobiliario son: Del Valle, con 3 mil 500 viviendas; Narvarte, con mil 930; Portales, con mil 730; Alamos, con mil 521; Nápoles, con mil 120, y San Pedro de los Pinos, con 463.
A esta demarcación le siguió Miguel Hidalgo, donde se construyeron 10 mil 600 viviendas, principalmente en Polanco y la Anzures, en conjuntos residenciales de lujo, así como en las colonias Anáhuac, las Pensiles y Argentina, en las cuales las viviendas fueron de interés social.
En Venustiano Carranza se construyeron 6 mil 107 viviendas, la mayoría de interés social, que se distribuyeron en 11 colonias, sobre todo en la Moctezuma segunda sección, con mil 16; la Popular Castro, con 992, y la Nicolás Bravo, con 627; mientras en Cuauhtémoc se calcula una cifra similar, principalmente en las colonias Roma y Condesa.
La falta de aplicación de la normatividad en materia de construcción en las cuatro delegaciones centrales de la capital, en las que se promovió el repoblamiento, mediante el bando 2, provocó una indiscriminada autorización de obras, y con ello también la edificación de inmuebles con niveles mayores a los autorizados y el derribo de casas catalogadas por el INBA como patrimonio artístico, así como escasez de servicios y la saturación de vialidades, porque no se desarrollaron a la par obras de infraestructura urbana.
Organizaciones vecinales autónomas con presencia en estas demarcaciones consideraron que si bien la puesta en marcha del bando 2 ha sido un acierto, porque frenó la urbanización hacia las áreas de reserva ecológica de la ciudad de México, señalaron que permeó la corrupción y las componendas entre las autoridades delegacionales, encargadas de administrar y ejecutar las normas de construcción, con las inmobiliarias.