La oposición de Brasil avanzará en las cámaras de diputados y senadores: sondeos

Lula, seguro de que será relecto; "correcta", la decisión de no asistir al debate de tv, dice

AFP, DPA Y REUTERS

Sao Paulo, 29 de septiembre. El presidente Luiz Inacio Lula da Silva se mostró seguro de que será relecto el domingo, durante el acto de cierre de campaña que efectuó en Sao Bernardo do Campo, donde inició su actividad sindical y política, mientras sus opositores lo criticaban airadamente por haber eludido el último debate por televisión.

"Con mucha humildad digo que si todo sucede como creo que va a suceder, seguramente ganaremos la elección del próximo domingo", dijo el mandatario ante sus seguidores en la periferia de Sao Paulo.

Al mismo tiempo, en los estudios de TV Globo en Río de Janeiro había una mesa vacía con el nombre de Lula, hacia donde se dirigían las preguntas y críticas de sus tres adversarios a la presidencia.

Favorito para la relección con holgada ventaja en las encuestas, Lula cumplió el pasado viernes su última movilización electoral con abrazos a sus antiguos compañeros, los obreros de Sao Bernardo do Campo, suburbio industrial de Sao Paulo.

Lo acompañaba Aloizio Mercadante, candidato por su Partido de los Trabajadores (PT) a gobernador del estado de Sao Paulo -el más rico y poblado de Brasil-, entre otros dirigentes.

Al hablar con la prensa, Lula justificó su ausencia del debate realizado entre presidenciables en la red Globo de televisión: "Estoy convencido de que mi decisión fue correcta", destacó. Una decisión que, según allegados, se tomó al evaluar los riesgos, pues se consideró que si cae por debajo de 50 por ciento de los votos, debería ir a una segunda vuelta el 29 de octubre.

Según los últimos sondeos, Lula obtendría 53 por ciento de los votos, frente a 35 por ciento del socialdemócrata Geraldo Alckmin, y muy atrás con 9 la ultraizquierdista Heloisa Helena, y después el socialista Cristovam Buarque, estos dos últimos disidentes del PT que abandonaron sus filas tras los escándalos de corrupción suscitados al interior de la organización.

Pero ante una declaración de Lula de ausentarse del debate por temor a "ataques gratuitos y agresiones personales", Buarque -quien fue su ministro de Educación en 2003- le preguntó ante las cámaras: "Si se comprueban las denuncias, ¿usted renunciaría?, en alusión al más reciente escándalo de que antiguos asesores de su campaña quisieron comprar expedientes comprometedores de sus adversarios.

"Con su gesto Lula mostró que no quiere rendirle cuentas a nadie", dijo Alckmin, el principal adversario, al que se buscaba "enlodar" con supuestos actos de corrupción que habría cometido, según los expedientes que asesores del mandatario buscaban comprar y que abarcarían a José Serra, el candidato opositor a la gobernación de Sao Paulo, cuyas cifras por la información serían de 800 mil dólares.

En medio de este tenso cuadro, Lula parece encaminarse de todos modos a su segundo mandato en su quinta elección directa teniendo como base sus programas sociales y el voto masivo de los pobres, que se han beneficiado con su gestión.

Casi 126 millones de electores están habilitados para renovar las 513 bancas de la Cámara de Diputados y 27 de las 81 del Senado, así como elegir 27 gobernadores y más de mil legisladores regionales.

En tanto, reportes de las encuestadoras señalan que 80 por ciento de los electores brasileños ya han decidido por quién van a votar para presidente de la república, mientras que 19 por ciento todavía puede cambiar de opinión. Se estima que sólo uno por ciento se mantiene aún indeciso.

Pero aun cuando Lula logre la relección en la primera vuelta este domingo, se da por descontado que, simultáneamente, el mandatario sufrirá una derrota. Esto porque según las encuestas la oposición ganará los comicios para gobernador en dos de los tres estados clave de Brasil, Sao Paulo y Minas Gerais, y expandirá su presencia en el Senado, mientras que el PT retrocederá en la Cámara baja.