El Cigala
El flamenco abriga en su seno el espíritu del cante, el baile, la guitarra, la copla, el toreo. Incluidos todos los cantes grandes, chicos y de baile, al margen de que fueran andaluz, jondo, gitano o cualquier otro. En el cuerpo suena El Camarón de la Isla, heredero de Manolo Caracol, Aurelio de Cádiz o Fosforito. Que hay cantes grandes y cantes chicos, jondos y ligeros, acompañados a palo seco, payos y agitanados, de Andalucía baja y alta, no cabe duda, pero, ningún cante puede ser más que flamenco.
Flamenco ya no es pura y exclusivamente quien baila o canta de oficio.
Flamenco es quien sin hacer nada de eso, siente y encarna el espíritu que hay tras esas manifestaciones concretas de su ejercicio artístico. ("Andalucía en los toros, el cante y la danza" y "Flamencología" de A. J. González.) Ya lo había dicho Antonio Machado por boca de Juan Mairena: "Nuestro punto de arranque, si alguna vez nos decidimos a filosofar, está en el folclor metafísico de nuestra tierra, especialmente el de la región castellana y andaluza".
Entre la temporada de novilladas y la temporada grande se anuncia al El Cigala en la Plaza México con Armillita y El Zotoluco; experimento audaz que liga el flamenco con los toros, al mismo tiempo. Pues, el flamenco se universaliza, pero siempre condicionado a ofrecerse en células mínimas cerradas. No tolera si se quiere dar en plenitud, era el ámbito del teatro o la plaza. La apuesta de El Cigala es a revolucionar el espacio y el tiempo interno del flamenco en las plazas de toros de Iberoamérica a contracorriente de los puristas del flamenco
Este domingo terminó la temporada de novilladas. Destacaron cinco o seis novilleros: El Payo, Mario Aguilar, ..., a los que les falta aún fogueo y más novilladas. Los aficionados nos quedamos con las ganas de volver a ver a Víctor Mora y Joselito Adame, triunfador en España.
Y a esperar a El Cigala el 15 de octubre, Rodrigo.