Una especie de gigantesca explosión

Hamburgo/ Madrid, 3 de octubre. Según el estado actual de la ciencia, el universo surgió hace 13 mil 700 millones de años por una especie de gigantesca explosión, llamada Big Bang.

Antes de ello, según la moderna teoría, no había un espacio "vacío", sino que tanto el espacio como el tiempo surgieron a partir de una acumulación supercompacta de pura energía. Esta singularidad, no obstante, es tan sólo una teoría matemática aún incomprensible para la realidad.

Se pueden medir hoy los restos de esa explosión primigenia en la radiación cósmica de fondo del universo en expansión, una débil radiación procedente simultáneamente de todas las direcciones con longitud de onda en el espectro radial.

Edwin Hubble descubrió en 1929 la expansión del universo. Curiosamente, fue un sacerdote jesuita, el astrónomo belga Georges Lemaitre (1894-1966), el primero en sugerir que el universo tuvo que ser al comienzo mucho más compacto, surgiendo probablemente de la explosión de un átomo primitivo.

La expresión Big Bang surgió en 1950 de boca del astrónomo británico Fred Hoyle, quien pretendió burlarse de la teoría de la explosión primigenia, al decir que quienes la respaldaban creían que el universo no surgió de mano de Dios, como dice la Biblia, sino de un "gran bang".

Fue por casualidad que los estadunidenses Arno Penzias y Robert Wilson descubrieron en 1964 la radiación cósmica de fondo, hallazgo que confirmó la hasta entonces controvertida teoría del Big Bang y por el cual obtuvieron en 1978 el Premio Nobel de Física.

Trabajaban entonces en los laboratorios Bell, departamento de investigación de la Bell Telephone Company en Nueva Jersey. Su misión era investigar el origen de una interferencia radial que perturbaba las comunicaciones con los satélites.

Dpa