Número
123 | Jueves 5 de octubre de 2006 |
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Por Fernando Mino Ahora hay otro chico que no sé cuáles sean sus sentimientos hacia mí ni yo hacia él. Estamos como amigos, no sé si se llegue a algo entre él y yo, y a la vez no creo, no sé por qué, y siento miedo. Además pienso que si llegara a andar con ese chico, todavía estaría el otro chico que me lastimó. No sé qué siento por ambos ahora. Culpable. Estoy muy confundida, no sé qué hacer y ya no quiero equivocarme como la ultima vez. ¿Algo que me puedan sugerir? Firma Marianne, una confundida cibernauta que acude como cientos de jóvenes al consultorio “Mándame una pregunta” del sitio web www.yquesexo.com, de la Secretaría de Salud, dirigido a adolescentes y jóvenes. La pregunta muestra las preocupaciones de muchos adolescentes que se inician en la vida sexual: la emoción de estar junto a alguien que te atrae, el nerviosismo al hablarle, la angustia de saber si le gustarás o no y el vértigo cuando por fin te besa o se arma el faje. Las dudas sobre lo que se siente y se antoja a menudo deben enfrentarse a solas. A lo más con los cuates —o en Internet si se tiene la fortuna de tener una computadora a la mano. En la escuela es difícil que exista la confianza y en la familia el tema está vedado. Preguntar de sexo, se piensa a menudo, es señal de que se ha comenzado a practicarlo, lo que garantiza de menos un sermón, cuando no una mega regañada. Los riesgos, las infecciones, los embarazos, en fin, las responsabilidades que conlleva tener una vida sexual activa no suelen pasar por la cabeza del chavo o la chava que está pensando tener su primera vez. “Los adolescentes tienen las cuatro i: la i de infertilidad: 'yo no me embarazo', la i de la inmunidad: 'yo no me infecto', la i de la inmortalidad: 'aunque me aviente del octavo piso no me pasa nada', y la i de la invulnerabilidad: 'no hay riesgos'”, explica a Letra S la médica Guillermina Mejía, especialista que dirige la organización civil @dolescentes. Y cuando se acuerdan de las precauciones que deben asumir no encuentran apoyo. Otra joven, con el nickname Princsita, escribe: Saben, quiero tener mi primera experiencia con mi novio, pero me da un poco de nervios porque no sé si al verme desnuda le guste; no sé qué movimientos tengo que hacer, qué precauciones. No sé, me gustaría si me pueden ayudar y orientar en este tema y cómo planearlo. Porfas, gracias. Dice Mejía: ”Hay un divorcio entre el concepto de sexualidad de los padres y el de los adolescentes, en una época en que ya es usual tener un free, una pareja que no se llama novio ni novia, pero con quien se pueden tener relaciones sexuales, asumiendo que no se tiene ningún compromiso. Es algo que los papás no acaban de procesar”. Hablar con los padres es difícil, como describe Pinky en otra consulta vía web: Tengo un problemita. Estoy en secundaria y actualmente tengo un novio que va en tercero, el problema es que mi mamá no lo sabe, o por lo menos yo no le he dicho (aunque creo que nos vio una vez besándonos, pero no hizo ningún comentario). Y no sé cómo decírselo, porque no me gusta mentirle, pero no estoy segura de lo que siento por este chavo. Digo, me siento muy bien a su lado, puedo platicar por horas con él, conmigo se ha portado muy muy bien y siempre me apoya. Me gustaría contarle a mi mamá todo, pero tengo miedo que me diga que estoy muy chica para tener novio y me prohíba verlo. Ya no sé qué quiero. No quiero seguir mintiéndole a mi mamá, pero tampoco quiero dejar de verlo, y aparte sé que mi mamá podría ir a la escuela y hacer algún problema. De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Juventud 2005, más de 35 por ciento de los jóvenes mexicanos no está de acuerdo con la manera en que sus padres ven lo relacionado con el sexo. Es muy difícil establecer una comunicación eficaz. No obstante, eso no quiere decir que no puedan lograrse acuerdos. Para Guillermina Mejía, un padre debe ser una figura que marque reglas y límites —respetando la libertad y la autodeterminación del adolescente. Dejar atrás la rigidez de las viejas paternidades, pero conservar autoridad para aconsejar a la o al joven que comienza a experimentar un mundo que no se parece en nada al que ellos vivieron en su juventud. “¿Qué pasa con estos papás que tuvieron unos padres muy rígidos? Muchos se vuelven de la manga muy ancha, pero no conocen lo que están viviendo los chavos. No ejercen autoridad porque no quieren que sus hijos pasen lo que ellos tuvieron que pasar en sus tiempos, pero el código desde el que hablan no es el mismo que el de sus hijos. “Los límites son necesarios. No se trata de que sólo mis chicharrones truenan porque lo mando yo. Se trata de negociar, pero una vez que se han establecido reglas y esas deben estar marcadas por la autoridad paterna, pues el adolescente está en su derecho de buscar su identidad, sus preferencias, su proyecto de vida: está ocupado en definir quién es”. En el fondo de este conflicto se asoma una crisis de la paternidad. El modelo de padres rígidos e hijos sumisos está en vías de desaparecer, pero no acaba de afianzarse un nuevo modelo. “En la balanza ahora tenemos arriba a los hijos, pareciera que todo es camaradería en el afán de hacerlos responsables de sus actos, lo que podría desembocar en la formación de jóvenes irresponsables, arrogantes, narcisistas, que se creen merecedores de todo, en todos los aspectos, incluido el sexual”, considera Mejía. Como escribe Janeth, segura de sus deseos, pero indecisa sobre si es conveniente iniciar ya su vida sexual: Cuando estoy con mi chico y nos empezamos a besar llega un momento en que llegamos al faje, encima de nuestra ropa, y siento que me baja algo y cuando me voy a revisar veo que es como un flujo blanco transparente que es como babita. La verdad no sé por qué siempre me pasa esto cuando estoy así con mi chico. Yo pienso que es porque estoy excitada o algo así. Ah... y otra cosa, qué cambios puedo tener cuando tenga mi primera experiencia sexual. ¿Mis papás se pueden dar cuenta? Para Guillermina Mejía, la educación sexual desde la primera infancia es muy importante. “Tiene que darse desde el kínder, ¿cómo asear los genitales?, ¿cómo cuidarlos?, es también parte de la educación sexual para los papás, para que sepan como actuar en la etapa en que los niños tienen tocamientos de genitales, porque se trata de un proceso normal que a veces los adultos complicamos, al decirles cosas como 'no seas sucio, no seas cochino, no te toques ahí'. Eso muestra que los papás estamos a mil años luz. Los niños de primaria ya no se quedan conformes con la historia de la semillita y cómo se desarrolla. En la primaria ya están preguntando qué es un condón, por qué hay condones de colores o qué es la eyaculación. “¿Qué es una relación sexual? es una pregunta de tercero de primaria. Necesitamos educación. Educación en los papás y educación en los chavos”. |
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