Vicente Fox no condenó de forma directa la decisión de ampliar el muro
Migrantes expresan ante el Presidente su indignación contra la barda fronteriza
Ampliar la imagen Los postes que marcan la división entre México y EU en las playas de Tijuana no impiden que algunas familias se reúnan en la línea fronteriza Foto: Notimex
En Los Pinos y ante el presidente Vicente Fox, representantes de las diversas comunidades de migrantes mexicanos que radican en Estados Unidos expresaron ayer su "repudio e indignación'' al muro de mil 200 kilómetros aprobada por el Congreso de aquel país. Esa pared, manifestaron, separará más a las familias de connacionales que viven en los dos territorios y será símbolo de la ruptura del diálogo que debe existir entre las dos naciones.
"El voto latino y la historia comprobarán en el futuro lo erróneo de esta decisión'', sostuvieron.
En respuesta, el jefe del Ejecutivo dijo que a México no hay muros que puedan dividirlo ni barreras o fronteras que separen "a quienes tenemos una misma sangre, una misma patria, una misma historia'' y compartimos valores, principios y aspiraciones. Esto le valió un prolongado aplauso de los asistentes al salón López Mateos de Los Pinos, todos integrantes del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior. Fox Quesada no hizo alusión directa contra el gobierno o el Congreso de Estados Unidos por aprobar el levantamiento de un muro en su frontera sur, en cambio se dedicó a elogiar el trabajo de su administración hacia los migrantes, el cual representó "una verdadera política de Estado''.
Ante la ausencia del canciller Luis Ernesto Derbez, la cual no se justificó oficialmente e inclusive aparecía en el programa como orador, el subsecretario para América del Norte, Gerónimo Gutiérrez, habló del fortalecimiento de la red en Estados Unidos y de la matrícula consular de que ya disponen 4 millones de mexicanos que radican en aquel país.
Hizo mención a otros programas de protección a los connacionales, entre ellos el laboral, educativo y de protección y asistencia, los cuales van en sentido correcto, aunque reconoció "que aún son insuficientes''.
Pero la migración debe ser una decisión y no una necesidad. Además, en el nuevo contexto de seguridad, el vínculo entre Estados Unidos y México exige "un esfuerzo sistemático, pero inteligente y basado en la cooperación para conciliar las preocupaciones de seguridad con el flujo de personas y bienes a través de la frontera''.
Gutiérrez refrendó la posición mexicana de que es erróneo ver a los migrantes como una amenaza a la seguridad de Estados Unidos, y usar esa idea para fines políticos, dijo, "es francamente un despropósito''.
Indicó que la ausencia de un marco migratorio integral y bilateral deja "trunca'' la cara más humana de la relación.
Beatriz Andrade, representante de los connacionales residentes en la ciudad de Washington, expuso que 40 por ciento del crecimiento laboral en Estados Unidos se atribuye a los latinos. Y a diferencia del presidente Fox, ella sí hizo hincapié en el miedo de los mexicanos que "por necesidad y por buscar una vida mejor para sus familias aquí, salen a trabajar a Estados Unidos, arriesgando la vida''.
Son trabajadores que temen a las cada vez más frecuentes redadas y en algunas regiones se ha creado una atmósfera de pánico. Después de esta ceremonia, el presidente Fox clausuró, en un hotel de Polanco, la asamblea general de la Concamin, donde una vez más, y tras ufanarse de ser un empresario, dijo que la sociedad rechaza la violencia como forma de superar las diferencias.