Usted está aquí: viernes 6 de octubre de 2006 Mundo Desafiante acto de remanentes de la pasada dictadura argentina; ataques a Kirchner

Los militares represores recibieron la solidaridad de sus pares de Paraguay y Uruguay

Desafiante acto de remanentes de la pasada dictadura argentina; ataques a Kirchner

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Un ultraderechista se manifiesta en Buenos Aires. A la derecha, una mujer exige la aparición con vida del desaparecido Jorge Julio López Foto: Ap

Ampliar la imagen Un ultraderechista se manifiesta en Buenos Aires. A la derecha, una mujer exige la aparición con vida del desaparecido Jorge Julio López Foto: Ap

Buenos Aires, 5 de octubre. Un desafiante acto de repudio realizaron esta noche ex militares y policías, algunos en actividad, además de familiares y simpatizantes de la pasada dictadura militar argentina (1976-1983), en el que hubo durísimas condenas a la política de derechos humanos del actual gobierno y se consideró como "actos de odio y venganza" la actuación de la justicia que juzga a criminales de lesa humanidad de aquel tenebroso periodo histórico.

Como si los ultraderechistas salieran de un oscuro pasado, portando carteles con las fotografías de militares y policías muertos por las guerrillas en los años 70, el encuentro -que tuvo momentos tensos por la presencia cercana de un centenar de militantes de Convergencia Socialista- recibió la "solidaridad" de ex militares y "amigos" desde Paraguay y Uruguay.

Esto sucede por primera vez en un acto de este tipo y muestra que la movilización de los llamados "dinosaurios" de las pasadas dictaduras no sólo es a escala local, sino que aparece ya como plan coordinado.

El momento no puede ser más tenso, debido a que se cumplieron 18 días de la desaparición de Jorge Julio López, quien fuera detenido desaparecido durante la dictadura en la provincia de Buenos Aires y cuyo testimonio fue clave para la condena a reclusión perpetua del ex jefe policial Miguel Etchecolatz.

Asimismo, el último dictador de las juntas militares, el ex general Reynaldo Bignone, llamó ayer en una carta a los jóvenes a que "terminen lo que nosotros no pudimos o no quisimos terminar".

Lo anterior se publicó en la página web de Argentina para la Memoria Completa, una de las nuevas agrupaciones que defienden a los ex dictadores, y produjo una fuerte respuesta del gobierno del presidente Néstor Kirchner, quien fue atacado esta noche por los remanentes de la dictadura.

Ante la evidencia de que existe una decisión firme de continuar con los juicios después de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que habían consagrado la impunidad en el país, desde las sombras fueron apareciendo los hombres clave que impusieron el terrorismo de Estado en Argentina.

Estos sectores tratan de evitar la justicia y presionan sobre los militares en actividad. Ninguno de los jefes y los responsables de delitos como secuestros, torturas, desapariciones y robo de niños puede explicar que esas acciones hayan sido una forma de justicia "en defensa de la patria", como señalan.

Los responsables han preferido arrastrar a sus instituciones en este tipo de acciones y en general les dicen a los más jóvenes que los organismos de derechos humanos, y la izquierda, están destruyendo las instituciones militares.

"Si ellos se hubieran hecho cargo de sus culpas y hubieran confesado lo que hicieron con miles de desaparecidos, otros sectores nuevos de las fuerzas armadas hubieran podido reconciliarse con la sociedad", señaló un dirigente de derechos humanos.

No era ese el escenario montado este jueves. Simplemente era un acto beligerante, y hasta golpista, cuando los horadores hablaban de "persecución infame, de odio y venganza", cuando aquí solamente actuó la justicia y muy tardíamente.

En los mensajes de hoy de los simpatizantes de la dictadura se mencionó al gobierno como si fuera una dictadura que "pisotea los derechos humanos".

También podrían considerarse amenazas veladas las referencias a que los "criminales inescrupulosos" (los guerrilleros) son ahora periodistas, abogados, políticos, por eso se mencionó que la "subversión terrorista" está llevando adelante actualmente una guerra ideológica por otros medios. Esto pareció ser parte de la ola de amenazas que continúa en el país.

Ana Lucioni, de la Comisión de Homenaje Permanente a las Víctimas del Terrorismo, llamó a "revertir esta balanza de odio y venganza", que según ella es la justicia, y fue muy aplaudida cuando criticó que en este país "sólo tienen derechos los familiares de desaparecidos.

Además, la mujer advirtió que "la sangre derramada no se negocia" y que "ningún soldado pide perdón por haber defendido a su patria".

Lo mismo dijo Jorge Sacheri, quien está al frente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo en Argentina. "No somos culpables de nada y a la vez soportamos la mayor parte del dolor de esta guerra fraticida (...) No venimos a pedir revancha sino a postular concordia, unión y exclusión de la violencia", dijo, pero todos negaban lo actuado en los años del horror.

María Cecilia Pando, una de las organizadoras, denunció que el jefe del ejército, teniente general Roberto Bendini, no permitía asistir al acto a militares en actividad. Aunque dijo que su grupo no reivindica lo actuado, sin embargo negó los crímenes cometidos por sus defendidos, habló de excesos de un lado y del otro, y dijo que "en ningún momento las fuerzas de seguridad o militares atentaron contra la población civil: ellos sólo combatieron contra las células terroristas".

Esta noche regresó por un momento el discurso que congeló al país en el terror hace 30 años. Pero eran pocos los que estaban allí, aunque todos saben que en las sombras perduran peligrosos remanentes del terrorismo de Estado.

 
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