Usted está aquí: viernes 6 de octubre de 2006 Estados Vivir de insectos y agua sucia

Hay más de mil mendigos en Mérida; el DIF, sin un programa para atenderlos

Vivir de insectos y agua sucia

LUIS A. BOFFIL GOMEZ CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Tocando fondo: José Remes o José Reséndiz se inclina para beber de un charco. Este hombre se alimenta de insectos y yerbas, aunque ocasionalmente acepta comida. Según el DIF, la mayoría de los indigentes de esta ciudad muere en la calle Foto: Luis A. Boffil

Ampliar la imagen Tocando fondo: José Remes o José Reséndiz se inclina para beber de un charco. Este hombre se alimenta de insectos y yerbas, aunque ocasionalmente acepta comida. Según el DIF, la mayoría de los indigentes de esta ciudad muere en la calle Foto: Luis A. Boffil

Mérida, Yuc., 5 de octubre. Solitario, abandonado y sin techo. Así vive José Remes Remes o José Reséndiz, un mendigo que deambula por las calles de Mérida y que se alimenta de insectos, zacate y agua de charcos.

Pepe, como es conocido en la colonia Máximo Ancona de la capital yucateca, luce trastornado, pero en ocasiones consciente de lo que le rodea. Algunas veces acepta comida que le ofrecen los vecinos que se compadecen de él, pero casi siempre bebe el agua de charcos, llena de gusarapos y otras alimañas.

Sobrevive de bichos, yerbas, zacate y, por supuesto, litros de agua sucia. Ahí está cuando llueve. José nada más se inclina y bebe hasta saciar su sed.

Al parecer Pepe ya no es alcohólico ni drogadicto. ''Dejé los vicios hace muchos años, porque me hundí en ellos y mi familia me abandonó'', dice.

Afirma ser oriundo de Toluca, estado de México, y tener entre 45 y 50 años; dice que hace años era trailero y decidió quedarse en Mérida con su esposa y dos hijos, cuyos nombres no recuerda.

Relata que la suerte le volteó la espalda y se abandonó a las adicciones. Por eso lo dejó su esposa, ''quizás hace 10 años. No recuerdo bien''.

Asegura que no teme enfermar por lo que ingiere; además, ''ya no me importa''. Duerme donde puede y no se dedica a la pepena, como hacen otros mendigos para conseguir un trozo de pan o tortillas secas.

Según vecinos de la colonia Máximo Ancona, José Remes o José Reséndiz está afectado de sus facultades mentales, pero no recibe ayuda gubernamental ni de grupos altruistas.

En Mérida, de acuerdo con un sondeo del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), hay más de mil mendigos y vagabundos que subsisten en condiciones miserables en calles o rincones de mercados, sufriendo los estragos de las drogas y el alcohol o víctimas de enfermedades terminales. La mayoría muere en la vía pública.

El DIF municipal reconoce que no tiene un programa para atender a mendigos. Algunos son remitidos a albergues, pero la mayoría rechaza los tratamientos.

Hace tres años se propuso que el ayuntamiento de Mérida construyera un albergue para dar alimento y seguridad a los vagabundos. Nunca se concretó.

 
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