Tabasco, Oaxaca y la represión
El próximo domingo 15 son las elecciones en Tabasco para gobernador, autoridades y legislatura locales. Como en la elección presidencial del 2 de julio, a pesar de los fraudes, López Obrador le ganó a Madrazo -los dos son de ese estado- por aproximadamente 160 mil votos, teniendo el candidato de la izquierda más de 500 mil votos en total, ese punto de partida ha hecho que ambos bandos le dediquen una atención especial, y también un amplio sector de la opinión pública.
El PAN ahí casi no cuenta. El 2 de julio sacó en números redondos 30 mil votos. Entonces, la alianza PRI-PAN se da en una forma diferente: al PAN le toca el grueso del trabajo sucio, de la guerra sucia. Mucho dinero, como es habitual, del lado de la derecha. Ya les han descubierto algunos depósitos con "regalos" para comprar votos. López Obrador está en Tabasco casi todo el tiempo desde hace semanas, en campaña en favor de los candidatos de la izquierda y esto, claro, la ha apuntalado de manera notoria.
Al mismo tiempo, se dan los sucesos de Oaxaca. Hay un contraste con, por ejemplo, el Distrito Federal, tanto cuando lo gobernó el propio López Obrador, como ahora con Alejandro Encinas. Hay en la capital múltiples movimientos, manifestaciones, plantones por motivos políticos, sociales o por reivindicaciones salariales o en general económicas. Muchas de estas acciones no dependen en su solución de las autoridades del DF, sino de las federales o de las de algún estado. Precisamente está llegando una marcha desde Oaxaca; estuvo, el más notorio, el campamento del Zócalo a Reforma y Periférico, en este caso de la misma izquierda. Pero ni en este caso, ni en ninguno de los otros, incluyendo a grupos del PRI que se han instalado en el Zócalo durante semanas, la respuesta ha sido la represión. Aunque se ha presionado en ese sentido, el Gobierno del DF no ha reprimido.
En Oaxaca ya ha habido represión, inclusive con armas de fuego. Y la ocupación con la marina de guerra de una serie de posiciones en el estado del mismo nombre, así como el sobrevuelo de la ciudad por aviones y helicópteros de la Armada, constituyen amenazas de grueso calibre. Oaxaca está gobernada por el PRI. Como lo estaba el estado de México cuando la carnicería de Atenco, y lo sigue estando. Su aliado en el trabajo sucio, el PAN, ha mostrado en Guadalajara que también reprime de manera salvaje. Los tabasqueños que vean este panorama difícilmente van a votar por un gobernador del PRI.
Una represión adicional, en mayor escala, en Oaxaca, puede ser un golpe electoral adicional para el PRI en Tabasco, y en general para la derecha, dado que el PRIAN actúa ahí, igual que en otros casos, como una sola fuerza. Por lo pronto, mientras que funcionarios federales con una mano amenazan con violencia en gran escala, con la otra negocian y buscan ganar tiempo.
En cualquier caso, la política represiva del gobierno priísta de Oaxaca, sumada a los antecedentes, de los cuales ya mencionamos algunos, debe ser tomada muy en cuenta por los votantes tabasqueños. Además de muchos otros aspectos, se está por elegir entre un gobierno de izquierda, cuyos antecedentes de los que hablamos, en este caso en el Distrito Federal, un gobierno que no reprime sino busca soluciones políticas y, en general, dialogadas, a los problemas, y otro gobierno priísta y derechista que, si llega al poder mediante el fraude, la guerra sucia y la compra de votos con bicicletas y despensas, para sostenerse siendo un gobierno minoritario e ilegítimo, puede seguir el ejemplo de los otros estados a los que nos hemos referido y usar la violencia y la represión.