Usted está aquí: domingo 15 de octubre de 2006 Opinión Corea del Norte y el doble rasero

Editorial

Corea del Norte y el doble rasero

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó ayer sábado la resolución 1718 2006, la cual impone duras sanciones económicas, comerciales y armamentísticas a Corea del Norte por su prueba nuclear del lunes 9 de octubre. El castigo impuesto por las potencias nucleares, naciones que han monopolizado la tecnología atómica para fines bélicos y ocupan los puestos de mayor importancia en el consejo, pone en evidencia la hipocresía que ha prevalecido en esta crisis.

No es gratuito que el embajador norcoreano ante Naciones Unidas, Pak Gil Yon, acusara al Consejo de Seguridad de tener "doble moral": por un lado, "no es capaz de mencionar una palabra de inquietud a Estados Unidos"; por otro, permite que este país amenace "con ataques nucleares preventivos y agrave las tensiones reforzando las tropas armadas y realizando ejercicios militares conjuntos en gran escala cerca de la península coreana".

El diplomático norcoreano tiene argumentos de sobra para acusar de hipocresía a los miembros del consejo: entre Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Gran Bretaña han realizado mínimo 2 mil detonaciones nucleares, en la superficie o subterráneas, con el silencio e incluso la complicidad de la ONU. Otras naciones han sido toleradas por razones geoestratégicas, como India, Pakistán e Israel. Ante este panorama, ¿qué nación tiene calidad moral para decidir quién tienen derecho a poseer o no esta tecnología?

Baste señalar a Estados Unidos y Gran Bretaña, cuya moralidad y civilidad supuestamente garantizan un buen uso de esas armas. La guerra contra el terrorismo emprendida por Washington desde hace poco menos de cinco años ha dejado una larga estela de violaciones a los derechos humanos. Y el Consejo de Seguridad no ha actuado en consecuencia, a contracorriente incluso de la propia Carta de la ONU, que reprueba invasiones unilaterales como la de Irak. ¿Tiene Washington derecho a decidir quién usa o no la energía atómica?

Sin embargo, los representantes estadunidenses en Naciones Unidas parecen actuar como si así lo creyeran. La resolución contra Corea del Norte no sólo contempla las sanciones típicas: también prevé restricciones derivadas de la legislación antiterrorista impulsada por George W. Bush a raíz de los ataques de 2001. La iniciativa Proliferación Segura, aprobada en 2003, alienta a los países a prohibir la venta y compra de armas a Corea del Norte, Irán y otros país considerados peligrosos por la Casa Blanca, e inspiró una disposición de que todos los países inspeccionen la mercancía que sale o entre de la nación asiática.

Si bien China dijo al consejo que permitiría que se adoptara la disposición, pero no la aprobaba, esta maniobra muestra el talante estadunidense en esta crisis. Por un lado impulsa las sanciones más duras para Norcorea ­incluso propone el uso de la fuerza­ y por otro limita el margen de maniobra para eventuales acercamientos. Por fortuna China y Rusia han impedido o suavizado distintos aspectos de la sanción, como la mención de un posible uso de la fuerza para solucionar esta crisis. "China exhorta firmemente a los países interesados a adoptar una actitud prudente y responsable al respecto, y a abstenerse de tomar medidas provocadoras que puedan intensificar las tensiones", dijo el embajador de Pekín en la ONU, Wang Guangya.

Sin embargo, el camino que ha seguido la comunidad internacional, encabezada por Washington, está lejos de la prudencia y de la moral. Por un lado es incapaz de medir con la misma vara situaciones similares: ¿qué es más peligroso, Estados Unidos con cientos de cabezas nucleares, o Corea del Norte? Por otra parte, es capaz de condenar a millones de personas a la miseria más espantosa sólo para castigar a una nación que asume su derecho a la tecnología de punta.

 
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