Provocaron el triunfalismo de unos y la reserva de otros
La tele y sus encuestas funcionaron en el trópico
Ampliar la imagen Votación en Tamulté Foto: Carlos Ramos Mamahua
Villahermosa, Tab., 15 de octubre. Pues dice la tele que siempre sí, que las encuestas sí funcionan en Tabasco. Apenas hace unos días, la presidenta estatal priísta, Georgina Trujillo, declaraba inútiles a los demóscopos. Y los perredistas compartían a su modo, pues siempre estuvieron abajo en los sondeos, la idea de que la demoscopía no tiene modo de interpretar el trópico.
Pero hoy, apenas cierran las casillas, las televisoras sueltan los resultados de sus encuestas de salida, el PRI organiza una conferencia de prensa para proclamar su triunfo con los datos de TvAzteca, GEA y Consulta Mitofsky, que dan a Andrés Granier ventaja de entre 11 y 16 puntos sobre Raúl Ojeda, candidato de la coalición Por el Bien de Todos.
''Es el triunfo contundente del proyecto que unirá y reconciliará a Tabasco'', dice Granier, en su primera declaración, luego de que Trujillo presentara sus ''proyecciones'' de la votación y dijera que, con una participación estimada en 60 por ciento, su candidato resultaría ganador con 418 mil sufragios, sobre 321 mil de su adversario.
¡Zas! El ''efecto Granier'', que así lo llaman los priístas, les dio 53 mil votos más que en la anterior elección de gobernador y 73 mil más que el 2 de julio pasado. Lo sorprendente en estas ''proyecciones'' de los priístas es que el PRD no sólo perdería 190 mil votos en sólo tres meses y medio (gracias al ''efecto Peje'', sino que ¡ni siquiera mantendría los 330 mil sufragios que obtuvo en los comicios extraordinarios de 2000!
En público, los tricolores dicen que todo se debe a la enorme popularidad de su candidato. En privado agregan el otro ingrediente básico: que Andrés Granier tomó distancia de Roberto Madrazo Pintado, el gran derrotado de apenas hace 16 semanas.
Para los perredistas, la razón básica de los resultados es la ''elección de Estado'' que, dicen, comandó directamente el gobernador Manuel Andrade; la compra de votos en la campaña y el día de la jornada, y la culminación de esa estrategia con la abierta actuación de las policías estatales en contra del sol azteca durante la jornada comicial.
De confirmarse la ventaja que anticipan las encuestas, sin embargo, el Partido de la Revolución Democrática tendrá menos posibilidades de transitar el camino anunciado esta noche por su candidato, Raúl Ojeda: ''Estamos confiados en la amplia participación ciudadana a nuestro favor y, en todo caso, ante el cúmulo de irregularidades, estamos ciertos de que la autoridad jurisdiccional superior en México al final nos otorgará la razón''.
Golpeadores del PRI, de aprendices a expertos
Andrés Mesa Villa es un mozalbete de 15 años que se fue con sus cuates. ''Vas a echar relajo y ganar 300 pesos'', dice que le plantearon. Horas más tarde, el relajo se esfuma.
Andrés está retenido, como ratoncillo asustado, al lado de otras ocho decenas de adolescentes. Los perredistas del municipio de Cárdenas han descubierto a los muchachos, ya uniformados con camisetas naranjas, en el centro social de la sección 26 del sindicato petrolero. De ahí saldrían a diversos puntos del municipio.
Marta López, su vecina de la colonia Guadalupe, reconoce a Andrés, lo rescata y avisa a su familia. Luego da la cara por él: ''No me lo toques, que es m'ijo'', dice. Marta, que es perredista, cuenta la historia porque el menor no quiere ni hablar: ''Dice que lo contrataron para ir a robar urnas, pero déjenlo, tiene miedo''.
En la calle se arma un borlote. Los jóvenes, trepados en camionetas, están rodeados de perredistas y reporteros y se cubren la cara con sus camisetas nuevas. De pronto, saltan de los vehículos y se brincan la barda para refugiarse de nuevo en el local sindical.
Por la noche, la policía municipal de Cárdenas, gobernado por el PRD, detiene a 80 adolescentes, del mismo grupo, concentrados ya en otro predio y armados con palos y piedras.
Una de cal por muchas de arena. A lo largo del día es el PRD el que denuncia una agresión tras otra de policías vestidos de civil o uniformados. Los policías detienen a brigadistas y se ensañan con los provenientes del Distrito Federal (los ''chilangos fuereños''). A los legisladores los zarandean y apañan con todo y su fuero.
A la diputada Mónica Fernández Balboa la amenazan unos priístas y la policía ignora su denuncia, en la capital del estado, sobre un auto cargado de billetes ''para comprar votos''. Un grupo de diputados locales del DF, encabezados por Edy Ortiz, es retenido por 40 individuos armados en Oxolotlán.
Las denuncias de los perredistas suman varias cuartillas. Al final del día, el PRD cuenta 38 ''detenidos o secuestrados''. Su dirigente nacional, Leonel Cota, solicita a la autoridad electoral que pida la intervención de fuerzas federales para resguardar los votos.
Los camisas rojas
En una camioneta de tres toneladas de carga, diez hombres vestidos con camisetas rojas patrullan los caminos rurales de Cárdenas. Se detienen a descansar luego de un rondín.
''Somos del Partido Revolucionario Institucional, somos gente pacífica, no como los perredistas, que son muy violentos'', dice Arturo Frías, el jefe del mencionado grupo.
-¿No es la fuerza pública la encargada de la vigilancia en las elecciones?
-Hace tres años los llamamos y nunca vinieron. Por eso andamos vigilando que no nos pongan retenes.
Frías dice que en esta zona del municipio, que abarca una docena de secciones 2electorales, los encargados de ''cuidar el orden'' son 40 priístas. La camioneta es suya, igual que las dos palas enormes que porta en la caja.
En las casillas de la zona, los votantes dicen que los hombres de rojo llegan, se paran afuera y a veces se bajan ''a vigilar''. Alguno se acerca a los funcionarios de casilla para preguntar si todo está en orden.
-¿Les pagan?
-Somos voluntarios, somos gente que quiere cuidar a su familia, que esto avance y no se convierta en Oaxaca -dice Héctor Jiménez Gallegos, mientras se levanta la playera roja para secar el sudor o mostrar su robusta panza.
Las encuestas y los errores
Hay rostros de derrota en el lado amarillo. Pero igual los perredistas aplauden, aunque brevemente, cuando Raúl Ojeda ingresa al salón para dar un breve mensaje. Sin preguntas. Sin respuestas.
''La opinión pública sabe que las encuestas en Tabasco carecen de credibilidad y objetividad, y que en otras ocasiones no han bastado para acallar la voz del pueblo'', dice Ojeda, empresario del campo y hotelero, candidato por tercera vez a la gubernatura.
Fernández Balboa, quien ganó la diputación federal a pesar de que las encuestas la ponían ''18 puntos abajo'', le da la razón.
Pero otros perredistas empiezan a desgranar, aunque sea por lo bajo, las causas de los resultados electorales. Ponen por delante, claro, la ''operación de Estado'' ejercida en su contra.
Pero enseguida enumeran: primero, que Ojeda no era el mejor candidato, sobre todo porque sus dos derrotas anteriores le daban ''imagen de perdedor''.
Segundo, que Granier sí logró diferenciarse de Madrazo, porque fue candidato a pesar suyo. ''Lo hicieron aspirante a la alcaldía del Centro, sólo después de que amenazó con irse al PRD.''
Tercero, la estructura electoral que armó Humberto Mayans, esencial en la entidad donde, quizá, se da en su estado más ''químicamente puro'' el enfrentamiento entre las maquinarias electorales de dos partidos.
Y por último, la división perredista, resultado tanto de viejos enconos, como de la compra de dirigentes y del desplazamiento de algunos de los cuadros ''históricos'' del PRD local en beneficio de personajes recién salidos del PRI.
Ya habrá tiempo del balance, dicen los perredistas, porque todavía faltan los resultados oficiales.
El festejo de El Químico
Y tanto argüende para que Tabasco no tenga gobernador. Dice Andrés Granier: ''Sepan que quien va a gobernar es El Químico, no el señor gobernador''.
Y le responden: ''¡Quí-mi-co, quí-mico!'', pues tal es su profesión. Se lo gritan en la Plaza Juárez, apenas unos centenares; unos dicen que porque le desagradan los actos masivos y otros porque, sencillamente, los prístas no estaban listos para una victoria.
En la plaza hay más paseantes deseosos de fritangas que ''priístas de corazón'', Parece el mitin de la victoria en el municipio de Cuévano, no en un estado estratégico para la política nacional.
Nada le hace. El Químico anuncia la llegada de la hora de ''cerrar la herida que nos ha dividido por 18 años'', ofrece unidad y concordia, y promete que nunca habrá de nacer el granierismo. Lo rodean, claro, muchos de los tiburones del madracismo.