Ciudad Perdida
Trampa panista vestida de reforma
Constitución propia, prioridad en la capital
Consenso popular, la diferencia de izquierda
Como una verdadera amenaza para los habitantes del Distrito Federal se debe tomar el entusiasmo con el que el Partido Acción Nacional trata de impulsar la reforma política de la ciudad de México.
Desde hace cuando menos un par de semanas, los azules dicen que van con todo por esa reforma. No hay claridad en lo que quieren ni para dónde van, pero el jefe de Gobierno electo, Marcelo Ebrard, parece que ya, de entrada, no irá a ningún cambio que contradiga la idea que se tiene, desde el PRD o de una parte de ese partido, sobre la evolución y las mutaciones que debe contener la reforma de marras.
Y en eso está un buen número de especialistas a los que convocó Ebrard, pero con el fin de elaborar una constitución política para la capital del país, es decir, no se piensa en parchar leyes o reformar para dar un sentido diferente a lo que ya existe, sino crear el ámbito legal desde donde la convivencia entre gobernante y gobernados sea, cuando menos, más justa.
Ese trabajo va encaminado, además, a proporcionar a las autoridades la posibilidad de crear los instrumentos que permitan el desarrollo de la ciudad, y una mejor calidad de vida para sus habitantes rescatando, de esa manera, la soberanía del DF, que hoy está en entredicho.
Pero tal vez lo más importante del grupo de trabajo que instaló Ebrard es, sin duda, el referéndum que propone. Para el jefe de Gobierno electo, la trascendencia de la propuesta que tendría que presentarse ante la Asamblea Legislativa radica en la participación de la gente.
Hasta donde se sabe, será casi al principio de su mandato, es decir, en 2007, cuando se pueda poner a consideración de la gente una propuesta que desde la campaña estuvieron elaborando Ebrard y su equipo.
Es necesario decir, para no crear confusiones, que el resultado del trabajo sobre la elaboración de la constitución política de la ciudad de México, también irá, primero, a la Asamblea Legislativa, y luego hacia otras instancias como las cámaras de Diputados y de Senadores, a las que también se pedirá su opinión.
Tal vez en esto, en el respeto irrestricto a la población de la capital, es donde radica la gran diferencia entre las ideas del PAN y las que puede establecer, con toda la fuerza del consenso popular, el próximo Gobierno del Distrito Federal.
Y es que, como ya es sabido, fue el propio PAN el que se encargó, claro, con la complicidad del PRI, de atorar la propuesta que de todas todas ya urgía, y urge, a los habitantes y al gobierno citadinos.
Por lo pronto, en eso que huele a trampa el PAN dice que estaría de acuerdo con la formación del estado 32, es decir, que se diera plena soberanía a la capital del país, pero eso tiene que analizarse con toda calma, porque como también ya se sabe, los azules no dan paso sin huarache, y la demanda sería, entonces, que no metan las manos, pero que contribuyan con sus votos, en caso de que estén por el cambio necesario en la capital. Pero ya veremos, antes de lo que imaginamos, cuáles son los intereses panistas en esa idea.
Los perros de la Condesa
Por la mañana del sábado pasado, en los andadores de la colonia Condesa, donde muchos de sus pobladores acostumbran sacar a pasear a sus perros, costumbre, al parecer añeja, que crea buena convivencia entre vecinos, apareció una nueva señal de protesta en contra de Felipe Calderón.
Como cualquiera puede imaginar, por más que sea costumbre el pasear a las mascotas, y por más que los animales aprovechen las caminatas para vaciar sus estómagos, no todos los dueños se han acostumbrado a recoger los desechos que van arrojando los canes.
Y sobre ellos, sobre esos desechos, los que aún quedan en buena cantidad en esos andadores, clavada en su parte superior aparecieron unos letreros, con la caricatura de Felipe Calderón, que rezaba más o menos así: "¡Cuidado, no te vayas a ensuciar con el presidente electo, es Fecal!"