Juan José Olavarrieta presentó El hallazgo, en Zacatecas
"Escogí el butoh para lograr la mayor expresividad del cuerpo"
Zacatecas, Zac., 17 de octubre. "El cuerpo es libertad o esclavitud, por eso el butoh tiene un carácter contestatario; es un arte de protesta. Nací en un país -Chile- que vivió una dictadura súper fuerte y donde el arte tuvo una fuerza en términos de subsistencia, de denuncia y protesta. Me parece que en los tiempos modernos tanto las dictaduras como la publicidad, y toda la multimedia, lo que más atacan es el cuerpo. Por eso elegí el butoh, para llevar el cuerpo a las mayores posibilidades de expresión que podamos lograr", expresó en entrevista Juan José Olavarrieta, director de la compañía Gajukankoku Butoh.
El pasado lunes este grupo presentó El hallazgo, el segundo de sus montajes en el quinto Festival Internacional de Teatro de Calle que se desarrolla en esta ciudad (el otro es Partido del cielo), basado en las momias artificiales más antiguas del mundo de la cultura primigenia chinchorro.
En El hallazgo, cuerpos semidesnudos, cubiertos con colores que son "una segunda piel", llamaron la atención de un público que abarrotó la Plaza Goitia, con la presencia de gente de todos los estratos sociales y de todas las edades.
-Nadie sabe la capacidad de un cuerpo...
-Exacto. La posibilidad de un cuerpo no es sólo una cosa de grandilocuencia o de mayor o menor pirueta o movimiento vacío. Creo que también la contención de energía, el minimalismo, es muy fuerte, y también el lenguaje corporal, la proxemia, me parece sumamente interesante para el teatro, como trabajo. Creo que la palabra ha perdido riqueza o poder, y está muy manipulada. El trabajo del cuerpo es, para mí, hoy, más poético.
"El butoh también tiene que ver con esa manera de comunicarse, con ese lenguaje, que es subyacente y supera al pensamiento y a la palabra. Va a la parte inconsciente del ser humano o del encuentro entre dos, tres o cuatro personas, o los bailarines, o los espectadores. La conexión va más allá del pensamiento y la razón."
-Mostrar el cuerpo desnudo o semidesnudo a plena calle provoca, altera a muchas personas...
-Son tantas cosas... pasa por la educación, las creencias, la propia concepción y la autorrelación con el cuerpo. El trabajo del maquillaje -los personajes son momias de aspecto grotesco, con la piel ocre, rojiza o gris opaco- es una segunda piel que nos expone, pero no de una forma grosera, directa, pues no se trata del desnudo crudo.
No obstante, alrededor hubo gente que se retiró con su familia. A ratos movían la cabeza en señal de desaprobación. Para otros fue una experiencia novedosa. La mayoría del público daba muestra de interés, de tolerancia, de comprensión, sobre todo los jóvenes.
Olavarrieta: "Hay una interpretación del desnudo, una intervención de la piel y del cuerpo; por lo tanto, para mí no es un exhibicionismo específicamente sexual o erótico que pueda ir en contra del pudor. Entiendo perfectamente que haya gente a la que esto pueda molestarle.
"Puede ser, también, por el tipo de religión que tienen, pero a mí lo que más me agrada cuando trabajamos en las calles es la reacción de los niños y de la gente joven, quienes carecen de malos sentimientos o repudio. Al contrario, comprenden inmediatamente el juego. Hace falta que el adulto recupere esa libertad para poder observar más allá de que sea un cuerpo femenino o masculino desnudo, sino que sepa cuál es el paisaje que se ve en él, en esa musculatura, en esos huesos, en esos gestos".
En el asfalto de la Plaza Goitia, los artistas dibujaron una figura en forma de Luna en cuarto creciente, azul, que también era como una costa, una playa a la que arribaba la marea. Hacia ella iban esos seres, esas momias, con angustia. Se notaba desesperación. Era una idea de la muerte diferente a la de los mexicanos; más fría.
Olavarrieta estará en el Centro Cultural José Martí del DF, cerca de la estación Hidalgo del Metro, los próximos 2 y 3 de noviembre, donde presentará lo que ha hecho con el Taller de Cuerpo Pintado. Para comunicarse con esta propuesta teatral: www.gajuca.cl