Entrevista a ANTONIO GARCIA, JEFE MILITAR DEL EJERCITO DE LIBERACION NACIONAL
En Colombia, nuevo mapa político; paz, la demanda
Hecho historico, que la izquierda sea segunda fuerza electoral
Ampliar la imagen Paz con justicia social, objetivo del ELN, afirma en La Habana el comandante guerrillero Foto: Gerardo Arreola
"Se están uniendo los movimientos sociales y la acción política de la izquierda, como sucede en Argentina, Bolivia, Brasil o Venezuela, en busca de escenarios de nueva gobernabilidad; la insurgencia, por catalizar esa turbulencia"
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 18 de octubre. En Colombia ya se perfila un nuevo mapa político, con la alianza de la derecha, la irrupción de la izquierda como segunda fuerza y la amplia mayoría centrista en favor de una solución política al conflicto interno, dijo a La Jornada uno de los líderes del guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN) de ese país, Antonio García.
El ELN interpreta que en Colombia también se están uniendo los movimientos sociales y la acción política de la izquierda, como en Argentina, Bolivia, Brasil o Venezuela, "en la búsqueda de escenarios de una nueva gobernabilidad", y la organización guerrillera quiere "catalizar" esa turbulencia.
Como parte de la nueva composición, el ELN realizó en su recién concluido cuarto congreso "un viraje importante en el sentido en que decimos: hay que ir al encuentro de los procesos políticos que vienen desde abajo, donde las masas mismas han sido protagonistas de los cambios en América Latina", señala el jefe militar de la segunda fuerza insurgente colombiana.
Junto con otros dos dirigentes rebeldes, Francisco Galán y Juan Carlos Cuéllar, García se reunirá aquí el próximo fin de semana con el alto comisionado del gobierno para la paz, Luis Carlos Restrepo, en la cuarta ronda de diálogo bilateral en 10 meses.
Antes del encuentro, los jefes guerrilleros están hablando desde el lunes anterior con decenas de agrupaciones sociales, en un ejercicio que ya es parte de este proceso en búsqueda de un camino para la paz en Colombia.
Tras la reunión con representantes del gobierno, el ELN informará de sus gestiones a esas mismas fuerzas y a los países que hoy son acompañantes (España, Noruega y Suiza) y a otros cercanos a esa coadyuvancia (Cuba, Japón, Suecia y Venezuela).
-¿El congreso puso el acento en la alianza con el movimiento popular?
-El ELN siempre ha dado importancia al movimiento social y a la lucha política. Ahora pensamos que la sociedad colombiana está en una disposición un poco más interesante de crear opciones desde la participación popular, muy oxigenadas por la dinámica de América Latina. El ELN lo que hace es fortalecer esas dinámicas.
Al unir el diálogo con el gobierno a la participación social, se facilita una discusión de esa fuerza guerrillera con agrupaciones civiles "en construir lo que hemos llamado una propuesta de nación", dice García. "Y que esa propuesta también contribuya a hacer viable el surgimiento de un nuevo gobierno participativo".
Autocrítica en el cuarto congreso
En el congreso del ELN, celebrado en "las montañas de Colombia" y del cual se tuvo noticia en julio último, la organización rebelde hizo una autocrítica de su desempeño en la década pasada, por haber perdido contacto con los movimientos populares y sobrevalorar el factor militar, en parte influida por "el legado radicalista y voluntarista" de la izquierda de los años 60 y 70.
"El enemigo logró mostrarla ajena a los deseos y el futuro de la mayoría de los colombianos", según una de sus conclusiones.
En el diálogo con el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002), "nos dejamos reducir a la confrontación militar" y la lucha política "se encasilló" en el trato con las autoridades, dice la resolución, y agrega que, en la desembocadura de ese dilema, surgió la propuesta del ELN de una convención nacional, como espacio político de amplia participación social, para encarar una solución a la crisis del país, sin una previa desmovilización de la guerrilla y con un horizonte mayor que el de la discusión con el gobierno.
Sobre esa discusión, afirmó:
-La autocrítica es una política consolidada en el ELN. Siempre ha tenido una vocación de reflexionar sobre sus errores, su historia y desde ahí proyectar su política. Lo que hay ahora es una cualificación del pensamiento del ELN, porque decimos: el ELN se edifica con otros. Trata de ser con otros. Nuestra verdad es mucho más amplia en la medida en que contemplamos otros procesos y otras dinámicas, tanto en el país como en el continente.
"Hablamos de ser con otros, tanto en el pensamiento, en la acción como en las actividades que desarrollemos en nuestro proceso de transformación de la sociedad colombiana. Ese es quizá uno de los planteamientos más importantes del congreso, igual que el de ver cómo en América Latina se viven cambios importantes y que lo que se construye en Colombia también va a depender mucho de estos procesos.
Una nueva gobernabilidad
El congreso también autocriticó la tendencia rebelde a considerar que la fuerza guerrillera es "el motor principal del cambio social" y en cambio se definió como "un componente más", junto a "los mejores esfuerzos de la izquierda, revolucionarios, demócratas y patriotas".
Concluyó que la política de convención nacional, diálogo y consenso para una solución política del conflicto, es "una notoria flexibilización de la táctica del ELN", sin abandonar por supuesto el objetivo estratégico de una paz con justicia social.
El congreso insurgente formuló así el objetivo del periodo: "Trabajaremos por conformar un nuevo gobierno, de carácter popular, democrático y nacionalista, con la participación de las organizaciones sociales y populares, partidos políticos y otras fuerzas del país, donde jueguen un destacado liderazgo las fuerzas revolucionarias. Un gobierno por la paz, la democracia, la equidad y la dignidad nacional, la justicia social y el desarrollo".
En la entrevista, García indicó que parte de la nueva gráfica política de Colombia es el "hecho histórico" de que la izquierda, a través del Polo Democrático Alternativo, se convirtió en la segunda fuerza electoral.
-¿Qué peso tiene en la política del ELN el factor electoral?
-Puede ir habiendo una inclinación de sectores sociales y políticos hacia buscar una participación política, mediante la creación de escenarios de una nueva gobernabilidad, que implica reflexionar sobre lo que puede ser esa alternativa: cero corrupción, participación democrática en las comunidades, activación de otros mecanismos, como consultas, referendos. Habría que pensar de manera más creativa. Aunque el ELN no sea una fuerza electoral, ni va a participar en elecciones, vemos en este proceso aspectos positivos. Vemos a la sociedad buscando superar el clientelismo, a los partidos tradicionales y todo lo que ayude a fortalecer la democracia.
-El congreso concluyó que entre el bloque del gobierno y el movimiento social y la izquierda hay "en el centro una gran franja de la sociedad en disputa"...
-Hay sectores que van asumiendo un comportamiento en el que se cuidan de no radicalizar su actuación. Van colocándose en el centro y nos parece importante poder establecer mecanismos de participación, en los que van quedando sectores considerables de la población colombiana. En el campo es mucho más visible, porque ahí ven de cerca un conflicto radicalizado y se están inclinando hacia una solución política. Más de 60, 65 por ciento de la población está por esa salida. El ELN observa esa tendencia y trata de actuar muy en correspondencia.
-¿Cómo explicar entonces la votación y la relección de Alvaro Uribe en mayo pasado?
-En esas elecciones más de 55 por ciento es abstención. Uribe saca cerca de 7 millones de votos, menos de 28 o 27 por ciento del total del electorado. Entonces estamos ante una población minoritaria, que es la que lo está votando. No hay una legitimidad, visto en cifras absolutas. Uribe gana a costa de una alianza de los sectores tradicionales. Logra aglutinar la fuerza electoral de los partidos Liberal y Conservador, cosa que antes nunca había pasado.
"Antes disputaban entre sí, ahora se juntaron contra una opción popular, que nunca antes en la historia de Colombia se había dado. El nuevo gobierno es una continuidad del anterior. Ni siquiera hubo cambio de ministros. Vemos también que su bancada ha ido perdiendo la unidad, hay contradicciones en los partidos políticos de la coalición uribista, porque todos están pidiendo cuotas de poder. Es el viejo clientelismo de la derecha, tratando de repartirse los cargos públicos, la vieja politiquería".