La escultora recibe distinción de la UNAM en el teatro Juan Ruiz de Alarcón
Reconocen a Helen Escobedo por su gran impulso al arte contemporáneo nacional
''El Espacio Escultórico es una de las obras abiertas más interesantes en América Latina''
Prepara una muestra de 12 instalaciones que presentará en el Museo del Ferrocarril
Ampliar la imagen La artista e investigadora Helen Escobedo en su casa-taller, durante la entrevista con La Jornada Foto: Francisco Olvera
Hace 45 años la escultora Helen Escobedo (DF, 1934), graduada en el Royal College of Art, en Londres, fue invitada a encargarse de las exposiciones de arte contemporáneo en el Museo Universitario de Ciencias y Artes (MUCA), de Ciudad Universitaria.
De esa manera Escobedo comenzó una relación de 17 años como funcionaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que terminó cuando el entonces rector Guillermo Soberón invitó a un grupo de seis escultores a crear ''algo" en el nuevo Centro Cultural Universitario.
La artista dejó su puesto como coordinadora de Museos y Galerías de la UNAM y se incorporó a la Escuela de Humanidades con el equipo que diseñaría el Espacio Escultórico.
Será precisamente en el Centro Cultural Universitario, en el teatro Juan Ruiz de Alarcón, donde hoy a las 19:30 horas Helen Escobedo recibirá el Reconocimiento Universitario por ''su brillante trayectoria como creadora e impulsora de la plástica contemporánea en el país".
En el acto participarán Carlos Monsiváis, Rita Eder, Francisco Reyes Palma, Gerardo Estrada y Graciela de la Torre.
Fructífero trabajo en equipo
Entrevistada en su casa-taller, donde prepara El hoy del ayer, muestra de 12 instalaciones que será inaugurada el 11 de noviembre en el Museo Nacional del Ferrocarril, en la ciudad de Puebla, Escobedo expresa: ''En mi vida había organizado una exposición, mucho menos en un museo de la envergadura del MUCA".
La artista se incorporó como jefa del Departamento de Artes Plásticas, en la época en que Jaime García Terrés era director general de Difusión Cultural de la UNAM.
El equipo era de cinco estrellas: Eduardo Mata estaba al frente de la Orquesta Filarmónica de la UNAM; Juan José Gurrola estaba en Teatro; Juan Vicente Melo en la Casa del Lago; también estaban José Emilio Pacheco, Tomás Segovia y Juan García Ponce, en Literatura. De esa experiencia le quedó grabado que la mejor forma de trabajar es en equipo.
Su primera exposición, recuerda Helen Escobedo, fue ni más ni menos que Picasso, grabador, con obra de la colección Alvar Carrillo Gil. Inés Amor, directora de la Galería de Arte Mexicano, le ayudó a conseguir las piezas, pues conocía al doctor Carrillo Gil. Al poco tiempo, Escobedo se dio cuenta de que una exposición al año era ''ridícula", entonces empezó con cuatro, cifra que luego aumentó a seis.
Después ''se me incorporó a la Galería Universitaria Aristos, de nuevo gracias a Inés Amor, a quien se la habían ofrecido, como otra Galería de Arte Mexicano, sin embargo, ella dijo que con una tenía. Pero, por qué no se lo ofrecían a la UNAM, sugirió". El tercer recinto en incorporarse a su área fue el Museo Universitario del Chopo.
Respecto del Espacio Escultórico, la entrevistada recuerda: ''Un día el rector Soberón reunió a Mathias Goeritz, Federico Silva, Manuel Felguérez, a mí, Sebastián y Herzúa, por orden de edades. Con un gesto generosísimo hacia el horizonte dijo: 'maestros escultores, ustedes todos trabajan aquí en Ciudad Universitaria o en San Carlos. Hagan algo'.
''La primera idea fue que cada quien creara una escultura, que fuera un parque escultórico. Pero fue allí donde decidimos que iba a ser algo que habían hecho nuestros antepasados: trabajar en equipo y forjar algo entre los seis. Para mí se logró una de las obras abiertas más interesantes en Latinoamérica, por lo menos."
Invitación de Rufino Tamayo
Como investigadora del Centro de Experimentación en Arte Urbano, de la UNAM, se germinó el proyecto que Escobedo hizo junto con Paolo Gori para detectar y fotografiar los monumentos cívicos y decorativos en México.
Después, su vida cambió radicalmente, pues ya no quiso trabajar en museos. Inclusive rechazó el ofrecimiento de Rufino Tamayo para dirigir el recinto que lleva su nombre. Un día, sin embargo, Escobedo recibió una llamada de Fernando Solana, entonces secretario de Educación Pública. ''No, no quiero ir a Artes Plásticas de Bellas Artes. Tampoco quiero ir al Museo de Arte Moderno" (MAM), le dijo la artista.
Persistente, el funcionario le contó que se programaba un nuevo museo de arte mexicano del siglo XIX, a lo que Escobedo contestó: ''tampoco es mi especialidad". ''No le hace", dijo con paciencia Solana, pero "qué tal convertir un espacio dedicado a Telégrafos en un museo. Además, te doy seis meses. Puedes invitar a un colega". ''Ya lo tengo: Jorge Alberto Manrique". Le hablé, aceptó, trabajamos al alimón con un equipo fantástico y a los seis meses se inauguró el Museo Nacional de Arte".
Con el cambio de sexenio, Javier Barros Valero, entonces al frente del Instituto Nacional de Bellas Artes, pidió a Helen que se fuera ''un rato" al MAM. ''Aguanté dos años -relata la escultora-. Tampoco les gustaban las exposiciones que montaba, porque eran muy del tipo de lo que hacía en la UNAM". Ejemplifica con La calle, ¿hasta dónde llega?, idea del sociólogo canadiense Hervé Fischer.
Explica: ''Era cuestionar el papel de un museo de arte moderno, abrir puertas y ventanas de par en par para que el público pudiera opinar, algo que no agradó a las autoridades. Pero eso es un museo de arte contemporáneo". Fue allí donde Escobedo se despidió definitivamente de los cargos públicos.
También alista una exposición para noviembre en los jardines de la Casa Verde, en los altos de Contreras. La colectiva que el MUCA prepara para febrero de 2007, se iniciará con dos obras hechas por Escobedo en 1969 para el segundo Salón Independiente.