El grupo italiano Tascabile di Bergamo ofreció Vals en el festival de Zacatecas
En el teatro de calle, lo importante es construir una dramaturgia del actor, afirma Chierichetti
Ampliar la imagen Los zancos hacen más visible la presencia del actor, dice el director de la obra Foto: IZC
Zacatecas, Zac., 18 de octubre. El público se fue de la Plaza de Armas a ritmo de vals. La lírica-poética del grupo italiano Tascabile di Bergamo fue una caricia, y el arte calmó el ambiente la noche del pasado martes. Esta vez no hubo estridencias. En zancos, parejas con trajes elegantes, largas crinolinas, fracs y bombines bailaron con las más románticas de las melodías y recordaron que tales sonidos son algo más, mucho más, que cursis comparsas de fiestas de quinceañeras.
A las ocho y media de la noche comenzó el espectáculo Vals, el segundo que presentaron los italianos en el quinto Festival Internacional de Teatro de Calle (el otro se titula Y del amor, ¿te acuerdas?).
Se apagaron las luces. Se formó un círculo en cuyo perímetro se colocaron 15 linternas. Ese fue el centro del escenario, la pista de baile.
La gente recordó obras de Johann Strauss, Berlioz, Bocherini, Händel, Schubert, Pucinni, Paisiello y Sarasate. Horas antes, los técnicos y los artistas unieron esfuerzos para lograr el tono de esta pieza, hecha para espacios abiertos y construida en torno del mito de la cultura social europea del vals.
Los zancos, que en el teatro para espacios abiertos son un accesorio clásico, dilatan el concierto de tules y trajes de etiqueta en un remolino onírico que contrasta con lo real cotidiano.
Con 31 años de historia, Tascabile di Bergamo ha producido 91 espectáculos que han sido vistos por más de un millón de espectadores. Se ha presentado en los festivales más importantes de su país y del mundo.
En entrevista, Beppe Chierichetti, actor y encargado de la puesta, expresó: "El nuestro es un trabajo de investigación sobre el arte del actor; éste es una persona que construye con arte, artificialmente, cuerpo y voz, para crear una presencia escénica".
Agregó que el grupo trabaja con base en la improvisación, a partir de un tema. "Las improvisaciones vienen estructuradas, formalizadas y montadas, todas, por un director. Cada montaje tiene su técnica.
"Vals, al ser un espectáculo para espacios abiertos, requiere del uso de accesorios, como los zancos, para hacer la presencia del actor más visible en el espacio."
-¿Es un poco la idea del jazz?
-Sí, pero cada improvisación viene formalizada y cada noche se hace lo mismo. Lo que es importante en el teatro de calle es construir una dramaturgia del actor y del espectáculo que se pueda moldear sobre espacios diversos.
"Tenemos varios espectáculos de calle, algunos de los cuales no requieren ninguna estructura. El de ahora necesita sonido y muchas luces, más algunos globos. Este no es económico. En México hay poco dinero para el arte y la cultura, lo cual es un pecado muy grande. Nosotros pensamos como Dostoyevski, que la belleza salvará al mundo.
"En el teatro de calle es difícil mantener el elemento sorpresa, para que no se vuelva rutinario. Se necesita de actores muy bien entrenados, con mucha técnica.
"También trabajar sobre el espacio, a la manera del cine: con los planos largo, medio y primero, planos altos y bajos. Todo esto tiene que dialogar para crear sorpresa en los espectadores. Pensamos que el texto en este teatro no es importante. El teatro es el cuerpo del actor. Construimos un cuerpo del actor que esté en posibilidad de comunicar sin tener que utilizar un texto, el cual se puede leer en la casa."
-¿Miedo al fracaso?
-Ese es el gran riesgo del teatro de calle. Puede ocurrir por los carros que pasan, las campanas que suenan, los niños que juegan con la pelota... pero ésa es la vida verdadera. No es como en el teatro tradicional, donde el espectador está sentado, como frente a un televisor. Nosotros hacemos reír y llorar. Lograr lo primero es más difícil.