La cifra se alcanzó gracias al programa de reintroducción del ave, señala Wallace
En México sólo hay 16 ejemplares de cóndor de California: experto
Para evitar que la especie desaparezca debe haber por lo menos 150, advierte
Sierra de San Pedro Mártir, BC. Si hace dos décadas no se hubiera rescatado a seis ejemplares del cóndor de California que aún estaban en vida silvestre, esta especie ya habría desaparecido. Con el programa de reintroducción del ave, que comenzó hace cuatro años, ahora hay 16 ejemplares en el país, aunque para evitar su extinción se requiere que haya en México al menos 150.
El desarrollo de redes eléctricas, la cacería, el envenenamiento por plomo y el deterioro ambiental llevaron a que en 1986 esta especie estuviera en inminente riesgo de extinción; el último reporte fidedigno de observación de un cóndor fue en 1937, en un sitio conocido como La Encantada, en esta sierra.
El cóndor de California es miembro de la familia conocida como "buitres del nuevo mundo", y se trata de una de las aves de mayor tamaño, ya que mide de 1.15 a 1.40 metros, y con las alas extendidas llega hasta tres metros, mientras su peso es de alrededor de 10 kilogramos.
Su distribución original era por la costa del Pacífico, desde Canadá hasta México y a lo largo del sur de Estados Unidos. Hay reportes de aves vistas en Baja California entre 1879 y 1937 en el área de la Misión de San Fernando, cerca de la frontera con Estados Unidos, lo cual sugiere que la especie habitaba en el norte del estado.
Frente a la desaparición de esta especie en México, el Instituto Nacional de Ecología (INE), organismo desconcentrado de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, comenzó en 2002 el programa de reintroducción del ave -con seis ejemplares- en la sierra de San Pedro Mártir, seleccionada por su alta calidad en su conservación ambiental, consecuencia del aislamiento en que se encuentra.
A 200 kilómetros al sureste de Ensenada, esta sierra es una isla boscosa en medio del desierto de la península, con paredes y acantilados hasta de 600 metros de altura, amplia vegetación de cipréses y pinos, algunos árboles con 50 metros de altura y 700 años de antigüedad, por lo cual fue considerada el hábitat idóneo para reintroducir al cóndor a la vida silvestre.
La riqueza biológica de la sierra es propia de un clima mediterráneo, con veranos secos y calientes e inviernos lluviosos; hay 15 especies de plantas únicas en este sitio y nueve variedades de coníferas, refiere información de la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas. Indica que entre la fauna hay aves como codornices y halcones, mientras que entre los mamíferos están el puma, borrego cimarrón, linces y liebres, además de tres tipos de ardillas.
Asimismo su ubicación llevó a que ahí se estableciera un observatorio de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1980 había 19 ejemplares de cóndor de California en la región original, y en 1987 se sacaron del medio silvestre y se llevaron al zoológico de San Diego para reproducirlos; ahora hay alrededor de 300 ejemplares de este tipo en todo el mundo, explicó Mike Wallace, del zoológico de Los Angeles, quien participa en el proyecto de reintroducción del ave en México. La réplica de este programa se da en California, el Cañón del Colorado y en Oregon.
Es la tercera especie que se reintroduce en su hábitat natural, del cual ya se había extinguido; las otras dos son el berrendo peninsular, también en Baja California, y el hurón de patas negras, en las praderas de Janos, en Chihuahua.
En la sierra, en Punta San Pedro, está el aviario, donde se observan tres ejemplares en cautiverio, en espera de ser liberados. Los expertos instaruraron un sistema de trabajo que evita el acercamiento directo del hombre con el ave, a la que se le prepara para no buscar la cercanía con la gente y que aprenda a buscar el alimento por sí sola, es decir, que sea un ave salvaje. Aquí se pueden observar en el aire algunas de las 13 aves que ya fueron liberadas y que, junto con los zopilotes, buscan comida. Son aves carroñeras, se alimentan de los cuerpos de animales muertos.
En este momento se les monitorea a través de transmisores de satélite o de radio que se les injertaron para conocer su ubicación y verificar que continúen vivos, así como para estudiar su comportamiento. La inversión actual del proyecto es de 200 mil dólares al año, que aportan el zoológico de San Diego, el INE, el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese), así como donaciones. En un mes se espera la llegada de otros cinco ejemplares del cóndor a la zona.
En el medio natural todavía no se ha dado la reproducción del cóndor, que tiene un largo ciclo de vida y su tasa de natalidad es baja, por lo que un animal que muere no es rápidamente remplazado por otro, lo cual provoca que la supervivencia de cada individuo tenga mayor repercusión sobre la supervivencia de la especie a largo plazo, en comparación con las especies cuyos ciclos de vida son más cortos y sus tasas de reproducción más altas, indica el INE.
Los cóndores son sexualmente maduros entre cinco y siete años de edad, tienen un periodo de vida en el medio natural de alrededor de 20 años y en cautiverio de 45. Cuando son adultos, la cabeza y el cuello presentan barras de colores variables, anaranjado, rosa y rojo. El plumaje es negro, con una cubierta blanca debajo de las alas, y forman pareja para toda la vida, cambian sólo si no pueden reproducirse.
Para decir que el programa tuvo éxito y la especie dejó de estar en peligro de desaparecer se deben tener alrededor de 500 ejemplares, ya que el problema es que se pueden reproducir una vez cada dos años, y mueren más de los que están en etapa reproductiva.
Este año apenas se dieron las primeras crías en medio natural, en el cañón del Colorado, y existe el problema de que deben encontrar sus nidos, que son cuevas con arena, explicó Horacio de la Cueva, jefe del departamento de biología del Cicese.
Un riesgo para los cóndores es la comida, porque requieren de calcio y buscan huesos, pero ha habido casos en que han comido vidrio y plomo, lo cual les ha provocado la muerte, y ésta fue una de las causas del riesgo de su extinción.
Por su parte, Juan Vargas, responsable del proyecto en campo, detalló que el programa binacional, entre Estados Unidos y México, tendrá los primeros resultados cuando las aves comiencen a reproducirse, en unos 12 años. Cuando ya hayan nacido algunas, sus hijos sean libres y se hayan adaptado a la naturaleza. Explica que los cóndores viven en sociedad y se rigen por jerarquías, tienen líderes y van ganando puestos; los más jóvenes están en los puestos inferiores, y si llegan a lastimarse bajan de categoría, lo cual se refleja en la interacción entre estas aves.