Nueva herramienta para debilitar al movimiento; usan para ello a funcionarios municipales
''A la mala'', caciques priístas abren escuelas
Oaxaca, Oax., 25 de octubre. Abrir ''a la mala'' las escuelas cerradas por la huelga magisterial empieza a ser la nueva herramienta de los cacicazgos priístas para debilitar al movimiento popular. No necesitan tener el respaldo de una mayoría en las asambleas de padres de familia. Basta con que el presidente municipal, alguna autoridad del cabildo o un representante del partido oficial de cualquier pueblo, logre presionar a un pequeño grupo utilizando el sensible problema de la forzada ausencia de los niños de las aulas para que la comunidad se divida y empiece el forcejeo de padres y maestros en los portones y los patios de las escuelas.
Pero cada escuela que abre las aulas y rompe el paro, también enciende nuevos focos rojos en el explosivo tránsito que vive hoy Oaxaca. Según hace notar Joel Aquino, dirigente zapoteco de la Sierra Norte, el mapa de los planteles que han reanudado labores también corresponde al mapa de los bastiones del poder autoritario y vertical que aún mantiene en el estado el Partido Revolucionario Institucional y su sistema caciquil.
''Basta ver lo que pasa en el istmo de Tehuantepec. En la última década en esa región se perdieron y desnaturalizaron décadas de luchas acumuladas y logros de un movimiento popular que fue ejemplar, la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI). Y es precisamente en el istmo donde se reporta el mayor número de escuelas funcionando a contracorriente de la huelga de maestros'', señala Aquino. Insiste en que, detrás de la decisión de los maestros y padres istmeños, están la mano del poder priísta y la recuperación, por parte de estas fuerzas, de un poder que en el pasado les había disputado la izquierda. Cita ejemplos de las prácticas de cooptación del viejo régimen.
En consecuencia, los valores comunitarios y el interés en la lucha popular han sido rebasados por el interés de los maestros istmeños en cobrar sus quincenas, haciendo a un lado el objetivo principal de conseguir la democratización del estado.
En el polo opuesto se ubican regiones indígenas como la Sierra Norte, la mixe o la mazateca, donde muy pocas escuelas han sucumbido a la presión de abrir y esquirolear al movimiento popular. ''Ahí vivimos más la cultura comunitaria; la determinación de los profes de resistir y aguantar meses sin sus quincenas es mayor, porque estamos acostumbrados a sobrevivir con muy poco.''