El autor de El rayo Macoy falleció ayer, víctima de cáncer de pulmón, a los 67 años
Uno debe estar dispuesto a la muerte para entregarse a la vida: Ramírez Heredia
Dejó una novela inédita y sellada, y sólo su esposa podrá abrirla cuando la lleva a la editorial
Ampliar la imagen El fotógrafo, con una de sus imágenes que forma parte de la exposición Mi escáner y yo... intentos recientes Foto: Roberto García Ortiz
El escritor Rafael Ramírez Heredia falleció este martes a las 16:20 horas en su casa, en la ciudad de México, a los 67 años de edad, a consecuencia de cáncer en los pulmones que le fue detectado hace 14 meses.
Autor de más de 40 libros publicados, entre novela, relato y trabajo periodístico, miró, analizó, recogió los elementos de la vida real para convertirlos en realidad literaria.
Al escritor le sobreviven su esposa y dos hijas. Durante la ceremonia inaugural del Festival Internacional de Tamaulipas, que se realizó el 12 de octubre pasado, le rindieron un homenaje, pues no obstante que nació en el Distrito Federal, adoptó a esa entidad como su segunda cuna.
Según informó su esposa, Concepción Tavera, Ramírez Heredia dejó una novela inédita, la cual está sellada, ''y por deseo explícito de él, sólo yo podré abrirla cuando la lleve a la editorial para su publicación''.
En marzo de este año concedió su última entrevista: "me gusta ejercitar la literatura en su mejor concepto, que es la elaboración de las palabras, la construcción de las imágenes, el perfil sicológico de los personajes, la anécdota manejada", dijo a La Jornada a propósito de la publicación de su también último libro en vida: La esquina de los ojos rojos, publicado por Alfaguara.
Disfrutó del reconocimiento a su talento: en 1976 ganó el Premio Nacional de Teatro; en 1978 el Premio Nacional de Novela; cinco años más tarde el Premio Nacional de Cuento Policiaco, entre otros muchos galardones en México, mientras que en París fue reconocido con el Premio Internacional Juan Rulfo por su obra más celebrada: El Rayo Macoy.
Ratero de imágenes
Ramírez Heredia cultivó su propia página de Internet: www.rafaelramirezheredia.com. Allí, el escritor Carlos Rojas definió al autor de La Mara como "aficionado a los toros, a los amigos, a la literatura, al ron con refresco Del Valle (de preferencia servido en alguna cantina), y al canto popular por igual".
Ramírez Heredia, por su parte, se decía un "ratero de imágenes", que creía en la fuerza del lenguaje como centro de su trabajo, las palabras que hacen sentir "el olor, el sabor y el ruido del lugar del que se habla.
"Escribir es lo único que me importa en la vida, por esto he sacrificado muchos sueños burgueses, y después de casi dos décadas he estado tan solitario y jodido. Estoy como aquel que no ha tenido amor y quiere que se lo den", seguía el escritor en su autodefinición.
Militante de la dedicación total a su obra, con "10 horas nalga diarias frente a la máquina de escribir", Ramírez Heredia, gran amante del tabaco, gustaba de hablar desde el arrabal y los entornos más agrestes y descarnados.
"Nadie escribe desde la placidez. Este es un ejercicio ambivalente. Es cierto que se escribe con placer, pero también con un gran dolor. Siempre me pongo muchos pretextos, cansancio, compromisos familiares y profesionales hasta que la historia que me ronda la cabeza y los personajes me cercan y eliminan las argucias que me impuse para desplazarlos", dijo alguna vez.
Tres de sus obras, al cine
En su último libro en vida, La esquina de los ojos rojos (2006), el autor explora el México oscuro de la violencia. Sobre la obra comentó a La Jornada: " la novela es verdad y mentira porque está tomada de la realidad, pero también un escritor la transforma y la cambia para hacer de esa materia una realidad literaria".
Con personajes, lenguajes y situaciones diferentes; los lazos que los unen son precisamente la violencia que se ve reflejada en varias partes y en distintas formas.
La esquina de los ojos rojos es una aproximación literaria a algunos barrios bravos en la ciudad de México. El barrio en el que se compra y se vende toda clase de mercancía.
Con la novela La Mara (2004), primera parte de la trilogía sobre las partes oscuras de México, el escritor se acercó al problema de la Mara Salvatrucha, que comenzó en Centroamérica y se extendió a territorio mexicano.
Sobre esta situación, Ramírez Heredia expresó que las personas "no se han puesto a mirar la frontera sur con la lupa necesaria. En ese lugar existe la misma violencia que en el norte, sólo que más cerril, más brutal, más rupestre, menos elaborada". Para el escritor, la mara fue la hija perversa del neoliberalismo.
El dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda, quien asistió a la funeraria Gayosso donde se realizaron los servicios luctuosos, comentó que en la Sociedad General de Escritores de México existe el proyecto de llevar a la pantalla grande las obras La mara, La esquina de los ojos rojos y Con M de Marilyn.
También en entrevista con este diario, en 2003, Ramírez Heredia advertía que parte de la miseria y violencia de México reside en los sectores que se empeñan en negar la importancia de la cultura para la vida intelectual de su pueblo y consideran al libro como un lujo.
"Tenemos el México oscuro, regresivo, torpe, inculto, bárbaro y metido en los espectáculos televisivos; y también contamos con el México brillante, el de la cultura, de la historia, de las grandes batallas contra las intervenciones tanto físicas como intelectuales.
"El impuesto a los libros es propuesto por quienes desean un país oscuro, a diferencia de los que aspiran a mantener el México luminoso, donde las ideas forman parte de la existencia diaria. Estoy del lado de un país que va hacia delante, por eso estoy en contra del IVA a los libros, medicinas y alimentos. El libro tiene que formar parte de la canasta básica de los mexicanos", dijo en aquella ocasión.
Aficionado a los toros, llevaba la misma actitud de valor tanto fuera como dentro del ruedo, donde recibió más de 100 cornadas. "Y allí, frente al toro, es donde me siento más yo que nunca, porque me cae que antes de torear me estoy muriendo de miedo, pero ya adentro, cuando de veras me estoy jugando la vida, cuando sé que antes me mata el animal de un pitonazo a que yo me haga a un lado, es entonces cuando me siento más lleno de vitalidad. Y así es la vida, como el toreo, porque uno tiene que estar dispuesto a la muerte y así entregarse a la vida".
Los restos mortales del escritor permanecerán hasta las 14 horas de hoy en la agencia funeraria Gayosso, en la calle de Félix Cuevas, hora en que, en una ceremonia privada, se procederá a su cremación.
Con información de Fabiola Palapa, Fernando Camacho, Merry MacMasters, Ericka Montaño y Pablo Espinosa