Desde el otro lado
Elecciones cruciales
Las próximas elecciones en Estados Unidos, y el efecto que pueden tener en su futuro inmediato, han despertado expectativas poco comunes en comicios en las que no está de por medio la presidencia de la república. Ahora los demócratas pueden arrebatar una o las dos cámaras para romper el predominio republicano y así cobrar algunas cuentas pendientes. Es harto conocida la sentencia de que "toda política es local", pero en esta ocasión todo apunta a que será un referendo sobre los tropiezos en la guerra de Irak.
También pesarán en el ánimo del electorado los escándalos de corrupción en los que se han visto envueltos algunos congresistas. Ni siquiera la incipiente recuperación económica ha sido suficiente para compensar el daño.
Tampoco la fallida reforma migratoria será factor de peso. Se comprueba una vez más que las elecciones no son el mejor terreno para hablar de reformas migratorias que beneficien a los indocumentados, particularmente los de origen hispano, al menos mientras la mayoría de los que pueden votar no lo hagan.
Por lo pronto el pragmatismo electoral dejó nuevamente en el éter la suerte de 12 millones de sus compatriotas, que por ahora sólo existen en la retórica xenófoba de ultraconservadores.
No deja de ser interesante el estudio de la Fundación Estadunidense de Derecho Immigratorio, que dice que cuando se aprobó la votación de la ley Sennebrener, cuya pretensión es deportar a todos los indocumentados y construir un muro de oprobio, 74 por ciento de los representantes que votaron a favor provenían de distritos en los que se estima que hay menos de 5 mil indocumentados. En cambio, en los que hay 75 mil o más, sólo 4 por ciento votaron a favor de la ley. Eso, entre otras cosas, da una idea de lo necesario que es el trabajo de los inmigrantes en el medio urbano.
Nada parece seguro en estas elecciones, particularmente cuando de repente aparecen cadáveres en los armarios de los candidatos o alguno saca un conejo del sombrero.
A ocho días, que pueden ser muchos, las encuestas indican que 214 candidatos demócratas y 205 republicanos tienen buenas posibilidades de ser electos. En 16 distritos los candidatos están empatados, y probablemente éstos serán los que decidan la mayoría en la cámara baja.
En el Senado , según las mismas encuestas, todo apunta a un empate. Con razón se dice que de obtener mayoría en una o las dos cámaras los demócratas intentarán neutralizar la agenda republicana, principalmente en su aspecto social, pero que el presidente ejercerá su poder de veto. Lo que no podrá es detener la cascada de investigaciones que prometen los demócratas por irregularidades en la administración del gobierno, empezando por la guerra de Irak.
Habrá que ver cuál será el efecto en las elecciones presidenciales de 2008 de ese ejercicio en el que unos y otros inevitablemente se exhibirán y se desgastarán a los ojos del electorado. Ya se verá.