Usted está aquí: martes 31 de octubre de 2006 Política Policías federales saquean y defecan en comercios del zócalo oaxaqueño

Rompen a culatazos las cortinas; en cinco meses de plantón no se denunció ningún robo

Policías federales saquean y defecan en comercios del zócalo oaxaqueño

''Estos perros hasta con un bote se entretienen'', justifica un mando

Refrescos, agua, productos chatarra, un horno y un minicomponente, el botín

Nomás unas cositas, dice un uniformado

ENRIQUE MENDEZ, BLANCHE PETRICH Y GUSTAVO CASTILLO; OCTAVIO VELEZ ENVIADOS Y CORRSPONSAL

Ampliar la imagen Estragos en uno de los locales que se ubican bajo el quiosco Foto: Ezequiel Leyva

Oaxaca, Oax., 30 de octubre. En los primeros minutos de hoy, mientras sus muchachos rompían a culatazos los locales del pasaje comercial Alberto Canseco Ruiz, ubicado debajo del quiosco del zócalo de la ciudad de Oaxaca, un mando de la Policía Federal Preventiva (PFP) aceptó: ''Estos perros hasta con un bote se entretienen''.

Tomado el zócalo, los policías federales se dedicaron a saquear dichos comercios y en la rapiña sustrajeron refrescos, botellas de agua, bolsas de papas fritas, e inclusive se llevaron carnes frías, una televisión, un horno de microndas y un minicomponente de una tortería.

En cinco meses de plantón permanente en el centro histórico de esta ciudad, los comerciantes no habían denunciado un solo robo. Hoy, cuando las fuerzas federales llegaron, supuestamente a restablecer el orden, los vendedores encontraron candados violados, estanterías destruidas y, aunque en varios locales dejaron algunas cosas, no quedó un solo cuchillo en una tienda especializada.

Por si fuera poco, los policías defecaron en tres de los cuatros accesos al pasaje subterráneo, aunque existe un servicio sanitario bajo el quiosco.

También rompieron las cortinas de un puesto de periódicos ubicado frente a Catedral, con el argumento de que ahí podrían encontrarse armas, pero sólo fue para llevarse todas las revistas y las historietas, e inclusive películas y discos.

Cuando por la mañana llegó el propietario del puesto, un policía sin más le soltó: ''Fueron los de la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca).''

El producto del saqueo se lo llevaron entre los chalecos antibalas, y otros, más previsores, sacaron de una tienda rollos de bolsas de plástico para guardar lo que habían sustraído.

''Nos partieron la madre'', exclamó indignada la dueña de uno de los locales, mientras pasaba entre los destrozos.

Otro comerciante vio cuando un policía llevaba refrescos y bolsas de comida chatarra. Al increparlo, el federal preventivo le devolvió: ''Nomás unas cositas''.

Una de las cortinas de metal tiene el letrero: ''Joyería, oro de Monte Albán''. Se trataba, pues, de un buen botín; sin embargo, al abrir un poco las hojas de acero se encontraron que se trataba sólo de una bodega de sillas para los músicos del quiosco, y no las abrieron por completo. Lo que no sabían es que la joyería se encontraba en otro local que no abrieron.

''¡Qué desgraciados!'', lamentó otra propietaria de una tienda de refrescos y golosinas. Los federales no respetaron tampoco una tienda de artesanías y se llevaron aretes, piezas de barro negro y regalos varios.

-¿Quién se va a hacer cargo de pagarnos? ¿Tal vez el gobernador Ulises Ruiz, la Policía Federal Preventiva o el presidente Vicente Fox? -se preguntó el propietario de la tortería.

-¿Y si se va? (el gobernador) -le preguntó una mujer.

-¡Qué se va a ir ese güey!

 
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