La escritora Nadine Gordimer le entregó el galardón
Nombra Amnistía Internacional a Mandela embajador de conciencia
Johanesburgo, 1º de noviembre. El ex presidente sudafricano Nelson Mandela recibió hoy el galardón de "embajador de conciencia" de Amnistía Internacional, el mayor honor de la organización defensora de los derechos humanos, en ceremonia en que la entrega estuvo a cargo de su compatriota la novelista Nadine Gordimer.
"Mandela fue y es un revolucionario en el mejor sentido de la palabra", declaró Gordimer, premio Nobel de Literatura, durante una ceremonia en el local de la Fundación Nelson Mandela, en Johanesburgo, y subrayó que el luchador antirracista pertenece "al mundo entero".
Al recordar el recorrido del héroe de la lucha contra el apartheid, que pasó 27 años en la cárcel, la escritora destacó su independencia intelectual y su odio por lo "políticamente correcto".
Acotó Gordimer que "él habla abiertamente de las debilidades del gobierno actual", al recordar sus afirmaciones sobre la necesidad de combatir con más energía la pandemia del sida.
Al recibir la distinción, Nelson Mandela, de 88 años, resaltó nuevamente la necesidad de luchar contra el sida, su principal combate desde que se retiró de la vida política, en 1999. "Son las mujeres las que pagan el mayor precio del sida, son las prisioneras del mundo actual", declaró.
Sudáfrica es uno de los países más golpeados por esta pandemia, con 5.5 millones de personas afectadas en una población total de 47 millones.
El nombre del premio otorgado a Mandela está inspirado en un poema escrito para Amnistía Internacional por el poeta irlandés Seamus Heaney, Sobre la república de la conciencia.
Vaclav Havel, ex presidente de la República Checa, fue el primero en recibir este reconocimiento, en 2003, antes de Mary Robinson, ex alta comisaria para los derechos humanos de Naciones Unidas y ex presidenta de Irlanda, en 2004, y luego el grupo musical irlandés U2, en 2005.
Por otra parte, Mandela dijo que el último mandatario sudafricano del apartheid, Pieter Willem Botha, quien murió el pasado martes a los 90 años, era recuerdo del "horrible pasado de división" de la nación.
No obstante, destacó que aun cuando el ex mandatario -fallecido mientras dormía en su casa de Wilderness, en la provincia de El Cabo Occidental- "seguirá siendo un símbolo del apartheid, nosotros también lo recordaremos por las iniciativas que tomó para abrir el camino hacia el acuerdo final negociado pacíficamente en nuestro país", que puso fin al régimen racista en 1994.