Provocan pasmo, risa o reflexión los trabajos que integran la ofrenda monumental
El Zócalo, invadido por creativas representaciones de la muerte
Cartonería, estructuras en metal, decoración floral y fotografía, entre los recursos usados
Ampliar la imagen El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, se coloca un antifaz tras la inauguración de la ofrenda monumental en el Zócalo Foto: Cristina Rodríguez
Ampliar la imagen Encuentro de una pequeña ataviada de esqueleto y la muerte, enmedio de la megaofrenda instalada en la Plaza de la Constitución Foto: Cristina Rodríguez
El pasmo se advirtió en el rostro de los funcionarios del gobierno de la ciudad y los transeúntes que al mediodía de ayer pasaban por la explanada del Zócalo, al ser testigos de la decapitación de Themis, cuya cabeza yacía en el piso, custodiada aún como un trofeo por quien blandió el arma homicida: la Muerte misma.
El área se acordonó con cinta para preservar la escena del crimen, en tanto las autoridades realizan las pesquisas para localizar a las tres hijas de la víctima: Ley, Equidad y Paz, cuyo paradero se desconoce. Mientras, a un costado se escucha el lamento consternado de Venus en el ático, proclamando que "sólo en la justicia el hombre cumple su anhelo/ de habitar la tierra/ de habitar su nombre/ de habitarse".
Consternación ante la injusticia, es el nombre de la escena realizada por el taller Uroborus de cartonería, y el de estructuras en metal, de la Fábrica de Artes y Oficios de Iztapalapa (Faro de Oriente), exhibida en el Zócalo como parte de la ofrenda monumental que por octavo año consecutivo monta el Gobierno del Distrito Federal en la Plaza de la Constitución. Ayer fue inaugurada por el mandatario capitalino, Alejandro Encinas Rodríguez,
A un lado de la Muerte con la cabeza decapitada de Themis, Diosa de la Justicia, otra Muerte monumental, recostada en el piso, contempla un carrusel que representa a la vida, al que hace girar y detiene a placer.
Ambos esqueletos, uno de 3.5 metros de altura, 4.5 de ancho y 12 de largo, y otro de 4 metros de altura, son producto de una fusión de 125 kilos de harina mezclada con agua, papel craf, 150 kilos de papel periódico, mil hojas de papel de china y 550 kilos de metal (alambres, tornillos y soldadura).
Se exhiben otros dos montajes de cartonería monumental colectiva: uno de calacas de personajes de la vida cotidiana de la ciudad de México, como el danzante, el indígena migrante, el mariachi, el barrendero, el bolero y un travesti. El otro es un tzompantli (muro de cráneos), que amalgama también diversos personajes y el humor sarcástico típico de la muerte mexicana. Aparece representado un clérigo en cuya mitra se lee: "Dejad que los niños se acerquen a mí", en clara alusión a los escándalos de pederastia en la Iglesia.
Completan el escenario las ofrendas de las delegaciones Iztacalco, Cuajimalpa, Venustiano Carranza, Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Milpa Alta, Magdalena Contreras, Alvaro Obregón y Benito Juárez, que no ocultó su identidad ideológica y la dedicó a Karol Wojtyla. La de Coyoacán tiene dedicatoria al desaparecido cómico Germán Valdés Tin Tan; la de Xochimilco representa, sus chinampas, una trajinera y una didáctica exposición de su flora y fauna; Iztapalapa incluye una muestra representativa de sus artesanos; Azcapotzalco presenta tapetes elaborados con aserrín pigmentado. La del mercado de Jamaica ofrece vistosos arreglos frutales, y el centro cultural Miguel Sabido una procesión con trajes de época.
Destacan también las aportaciones del Instituto de las Mujeres del DF, con una ofrenda con tumbas, como testimonio de la violencia doméstica, y la del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), que exhibe fotografías de 25 de los 65 mineros fallecidos en Pasta de Conchos.
La Red de Transporte de Pasajeros, el Metro y el cuerpo de Bomberos montaron también su respectiva ofrenda; participa también la Cámara Nacional de la Industria Panificadora, con un horno de ladrillo, cuya producción de ayer y hoy se obsequiará a niños y ancianos.