Marvin Orellana García fue arrollado por el tren en que viajaba a Ciudad Juárez
Muere indocumentado hondureño en comunidad municipal de Salamanca
Los pobladores evitaron que fuera a la fosa común; cooperaron para repatriar el cadáver
Salamanca, Gto., 1º de noviembre. Los vecinos de la comunidad La Cruz, en este municipio, evitaron que el cadáver de Marvin Orellana García, un indocumentado hondureño que falleció la madrugada del domingo pasado cuando viajaba en el tren con destino a Ciudad Juárez, fuera depositado en la fosa común. Todo con recursos de la comunidad más lo que se recaudó mediante "boteo".
Marvin quizá nunca pensó que su funeral sería a miles de kilómetros de su casa, con gente desconocida, pero tan concurrido. El joven de 21 años, según su identificación del Registro Nacional de las Personas de la República de Honduras, bajó del tren de carga que cubre el tramo México-Ciudad Juárez. De acuerdo con información de los lugareños, es común que los indocumentados que viajan a bordo del tren con destino a la frontera norte "bajen para pedir agua, comida, zapatos o para descansar; luego, cuando otra vez el tren se pone en marcha, suben corriendo y se van".
El domingo pasado había fiesta en La Cruz, Marvin, junto con otros de sus compañeros de travesía, bajó del tren para pedir comida en una fiesta que se realizaba en el poblado. Los motores del tren avisaban que era hora de partir. Quizás el cansancio o la espesura de la noche provocaron que el joven no pudiera aferrarse al vagón del ferrocarril y perdió la vida.
María Guadalupe Miranda Contreras, una de las muchas vecinas que organizó el funeral, explica que "esa noche se detuvo la fiesta, nos apuramos a dar aviso a las autoridades que vinieron y, al comprobar que era un indocumentado, nos dijeron que se lo iban a llevar a la fosa común, pero nosotros nos opusimos por un acto de amor y de humanidad".
Como ella, muchas de las vecinas tienen familiares en Estados Unidos y "por eso lo hicimos, él es un indocumentado en este país como nuestra familia allá, del otro lado". Entre todas las mujeres de La Cruz firmaron una responsiva para velar el cadáver del muchacho. Don Juan Herrera dispuso su casa, en la calle Rogelio Gutiérrez Solórzano número 23, para que ahí se realizaran las exequias donde llegaron evangélicos y católicos, todos ellos, a elevar sus plegarias por Marvin.
Las mujeres se pusieron ya en contacto con las autoridades municipales para que, a su vez, se hiciera el enlace con la embajada de la República de Honduras en la capital del país y comenzaran los trámites de repatriación del cuerpo: "no podíamos dejarlo en la fosa común porque ya sabíamos cómo se llamaba, porque tiene padres, hermanos, familia allá de donde vino".
En la comunidad donde lo que priva no es la abundancia, se cooperaron para cubrir los gastos de la funeraria que ascienden a 15 mil pesos, pero, dice María Guadalupe, "no lo vamos a dejar hasta que se vaya en el avión, pero requerimos del apoyo de todos para que se pueda ir".
Al momento, las autoridades de la Secretaría de Relaciones Exteriores y del Instituto Nacional de Migración no han informado el curso que llevan los trámites para la repatriación del cadáver de Marvin al departamento de Las Flores de Ampira.
Marvin ya forma parte de la historia del poblado que se ubica por las vías del ferrocarril que va a la frontera: "aquí pasan muchos trenes con indocumentados que viajan de mosca, unos siguen, otros se caen y otros mueren, pero Marvin irá a su casa, con sus padres y hermanos y no a la fosa común", dicen las mujeres de La Cruz.