La artista guatemalteca participó en foro sobre identidades amerindias, en Chiapas
El canto y el llanto de la naturaleza inspiran el quehacer pictórico de Adelina Nicho
Ampliar la imagen Una de las obras de la pintora Adelina Nicho Foto: Cortesía de la artista
San Cristobal de Las Casas, Chis., 1º de noviembre. El canto y el llanto de la naturaleza, así como el eco de las montañas son temas de la pintura de Adelina Nicho, fundadora e integrante del Grupo de Pintoras Kaqchikeles de San Juan Comalapa, Guatemala.
Ella participó en el encuentro Imágenes, memorias e identidades amerindias que se efectuó hace unos días en esta ciudad.
''La mayor parte de los 35 mil habitantes de mi pueblo hablan kaqchikel, y la mayoría tiene la habilidad artística de pintar -platica-. Y eso ha caracterizado a esa población, muy reconocida a escalas nacional e internacional.''
Cita un estudio de la antropóloga Linda Asturias, quien clasifica a cuatro generaciones de pintores de ese lugar, ''y, según ella, las mujeres surgen en la tercera generación, con un estilo muy diferente a los hombres, quienes se inspiraban en las costumbres y tradiciones del pueblo, mientras las mujeres tienen como fuente de inspiración el valor de la naturaleza en la vida del ser humano, el equilibrio y la armonía que debe haber entre el cosmos y sus habitantes, la lectura de libros mitológicos, la música... en resumen, nuestra cosmovisión, que concibe que todo tiene vida''.
Adelina Nicho (San Juan Comalapa, Departamento de Chimaltenango, Guatemala, 1966) cuenta que en su pueblo desde pequeñas empiezan a tejer, ''y el abuelo (escultor) nos aconsejaba hacer pintura, decía que no sólo los hombres tienen esa habilidad: las mujeres también pueden tomar pinceles. Mis dos hemanas mayores empezaron a pintar óleo sobre tela y yo aprendí con ellas, después formé parte del grupo de mujeres pintoras que se fundó en 1985''.
Sus temas están inspirados en la naturaleza, por ejemplo cuando canta y ven montañas con rostros humanos tocando instrumentos musicales. ''Y el llanto de la naturaleza, donde se refleja cómo el hombre ha destruido a la madre Tierra, depredado árboles, tirado basura. También el eco de las montañas, porque cuando yo era chiquita mi papá nos llevaba mucho al monte para ir a asustar a los pájaros que se comían los elotes. Gritábamos y tenía la curiosidad de por qué mi voz regresaba, entonces así era mi niñez, los pájaros huían y se quedaban los elotes. Es la convivencia con la naturaleza''.