En nombre del amor
Otra manera entrañable de celebrar el cumpleaños cinco veces 50 de Mozart es disfrutar el prodigioso álbum titulado Live in Ramallah (Warner Classics), grabado en vivo en el mero corazón del conflicto árabe-israelí: el Palacio Cultural de Ramallah, el 21 de agosto de 2005 por la estupenda West-Eastern Divan Orchestra, fundada en 1998 por Daniel Barenboim y su gran amigo, el intelectual y humanista palestino Edward Said (1935-2003), quien fue colaborador de La Jornada y uno de los principales luchadores por la paz en Medio Oriente, tarea que compartió con Barenboim y por tal razón fundaron esta orquesta formidable, asentada en Sevilla, España, con giras constantes y constituida por jóvenes israelíes y árabes que desarrollan un trabajo artístico generador de belleza y amor, un ejemplo en este mundo tan ensuciado por la ambición vulgar (léase Bush, cualquier gobernante espurio y cualquier ambicioso vulgar).
Por supuesto que el mensaje central es la concordia, la demostración de que la guerra es un invento comercial, de que lo verdadero brilla siempre, como lo hacen estos jóvenes prodigiosos, dirigidos por Barenboim, con la bellísima Sinfonía concertante para oboe, clarinete, fagot y corno de Amadé Mozartini.
El disco continúa con una versión fragorosa de la Quinta Sinfonía de Beethoven, que sucede como un estallido de vigor, salud mental, paz y armonía, que es el contenido cristalino de este álbum que culmina, en tratándose de un concierto en vivo como su título lo indica, con un encore: el pasaje titulado Nimrod, de las fascinantes Variaciones Enigma de sir Edward Elgar. En medio de la sinrazón, suena la belleza de la música de Mozart, que salva.