La OEA toma distancia del conflicto; "es un problema bilateral", afirma
Sólo guiños entre Kirchner y Vázquez para superar la crisis por las papeleras
Ampliar la imagen Néstor Kirchner, presidente de Argentina; Miguel Angel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores de España; el rey Juan Carlos y el canciller argentino Jorge Taiana, durante la XVI Cumbre Iberoamericana, que se lleva a cabo en Montevideo, Uruguay Foto: Reuters
Buenos Aires, 4 de noviembre. El presidente Néstor Kirchner regresó hoy a Buenos Aires sin concretar ninguna reunión con su homólogo uruguayo, Tabaré Vázquez, en el marco de la XVI Cumbre Iberoamericana, pero fuentes diplomáticas estiman que hubo guiños y señales que indican la decisión de disminuir el conflicto en torno de la construcción de papeleras extranjeras en las costas uruguayas del río Uruguay, común para ambos países.
En las ciudades de Gualeguaychú y Colón, en la provincia argentina de Entre Ríos, los ambientalistas continuaron su protesta, mientras el muro simbólico -levantado para cortar el puente fronterizo con Uruguay- era visitado por centenares de vecinos de la zona, quienes reclaman la reubicación de las pasteras finlandesa Botnia y la española Ence, la cual ya dio pasos atrás.
El canciller uruguayo, Reinaldo Gargano, fue uno de los más firmes impulsores del diálogo, mientras sectores del poder económico y de la derecha uruguaya y argentina suelen echar leña a un conflicto que divide a dos países con antigua amistad.
Algunos medios uruguayos destacaron que en el agradecimiento de Kirchner al presidente Vázquez, anfitrión de la cumbre, hizo énfasis en la cercanía, en busca de reducir el conflicto y alcanzar el diálogo.
La protesta de los vecinos de Gualeguaychú y otras ciudades no ha sido violenta pero sí ha creado conflictos económicos, ya que el lugar tiene enorme tránsito. Inclusive, la mayoría del turismo que recibe Uruguay es argentino y se vio seriamente afectado en el verano pasado. Pero la puesta en marcha de las pasteras podría acabar "con un paraíso en las costas argentinas", dicen los ambientalistas, y en Gualeguaychú zonas libres de transgénicos y sede del mayor carnaval que se festeja en Argentina.
Tabaré Vázquez heredó del gobierno de su antecesor, Jorge Batlle, del Partido Colorado, lo pactado con empresas. En esos acuerdos hay puntos que también son duros para los uruguayos.
Sin embargo, la construcción de empresas continuó en momentos en que en todos los países, incluida Argentina, hay una lucha popular en defensa de la ecología, después de que varios sectores de la población han sido víctimas de desastres ambientales. Esas catástrofes han sumido en la miseria a poblaciones de escasos recursos. La Papelera, instalada hace muchos años en la provincia argentina de Misiones, es buen ejemplo de cómo algunas compañías han destruido el medio ambiente, poniendo en peligro a la población y contaminando los ríos.
Se destacó en medios diplomáticos de ambas naciones que Vázquez agradeció una vez más la política migratoria argentina, que en décadas atrás recibió a miles de uruguayos o a otros que huían de los problemas económicos. Y esto fue interpretado como otra señal.
Ambos gobiernos han trabajado en conjunto los temas de los derechos humanos y de las desapariciones de uruguayos aquí durante la pasada dictadura, así como intercambios entre militares en operaciones de contrainsurgencia, como fue la emblemática Cóndor en los años 70 y 80. Aunque ha habido algunos chispazos sobre ese tópico, no han sido suficientes para ahondar los conflictos.
El mandatario argentino no se refirió al tema de las papeleras de manera específica en su discurso, pero minimizó los "roces o intereses contrapuestos" que en estos tiempos han enrarecido las viejas relaciones entre los vecinos. Por su parte, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, calificó esa temática de "problema bilateral", que debe ser tratado por los dos gobiernos, algo que también se ha planteado en el Mercado Común del Sur.
Los ambientalistas que protestan en Argentina advirtieron hoy que la movilización no va a parar hasta que haya respuestas. Mañana, al culminar la cumbre, la asamblea decidirá qué hacer con el muro, aunque se sabe que la idea es derribarlo y continuar la protesta por otros caminos.