Usted está aquí: martes 7 de noviembre de 2006 Opinión México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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Banca privada: muchas ganancias, pocos aportes

Aumentó 500% sus utilidades en el país pero otorga crédito productivo como la de Malí

El gobierno que se va no deja de presumir lo contento que lo ha dejado la banca privada que opera en el país. Moderna, eficiente, primermundista, sólida, atenta al desarrollo nacional, comprometida (etcétera, etcétera), son algunos de los bondadosos calificativos que el "cambio" tributa a esas instituciones que modestamente incrementaron en 500 por ciento sus ganancias netas en esta administración y acumularon alrededor de 190 mil millones de pesos en utilidades limpias de polvo y paja, un enorme logro a nivel internacional.

Sin embargo, esa envidiable banca, que gana más aquí que en sus naciones de origen (el 90 por ciento de las instituciones es de capital foráneo), no soporta la prueba de laboratorio cuando el análisis se enfoca a su verdadera contribución al desarrollo nacional y su impulso a los sectores productivos del país.

Si bien en materia de utilidades netas ocupa uno de los principales lugares en el ranking mundial, cuando se conoce el monto crediticio otorgado al sector privado para fines productivos, entonces la moderna y eficiente banca privada que opera en el país se ubica en niveles similares a las instituciones financieras que funcionan en algunos países africanos y otros en condiciones similares, en el mejor de los casos.

Y la información que sustenta lo anterior no proviene del temido "círculo rojo", ni de sectores que atentan en contra de la modernidad y las buenas costumbres. Por el contrario, la fuente no es otra que una de las principales calificadoras financieras internacionales ­que también opera en México­, es decir, Fitch Ratings, que puede ser calificada de muchas cosas, pero nunca de globalifóbica.

Entonces, si se considera el crédito otorgado al sector privado ­de acuerdo con la excelsa calificadora internacional­ como porcentaje del producto interno bruto, la banca privada que opera en México sólo estaría por arriba de países como Armenia, Azerbaiján, Benin, Camerún, Gabón, Gambia, Lesotho, Malawi, Mozambique, Nigeria, Papua Nueva Guinea y Uganda, con menos del 17 por ciento.

Ahora que si la comparación se hace a nivel latinoamericano, la banca privada que opera en México ocupa el honrosísimo penúltimo lugar, sólo superada por la que funciona en Argentina y República Dominicana, que al final de cuentas es prácticamente la misma que en este orgulloso paraíso de las utilidades netas.

Eso con respecto al tercer mundo, pero si se compara el crédito que otorgan en sus naciones de origen, entonces las filiales mexicanas de las trasnacionales financieras de plano no existen. Por ejemplo, la banca española (que en México tiene una de las mayores rebanadas del pastel con BBVA-Bancomer y Santander-Serfin,) otorga (en 2006) crédito productivo al sector privado por el equivalente a 155.3 por ciento del producto interno bruto de la madre patria, con un incremento en este indicador cercano a 60 por ciento en los últimos seis años. En la fiesta de la extranjerización, el primero de los grupos citados engulló a Multibanco Probursa, Banca Cremi, Banco Unión, Banco de Oriente, Banca Promex y, desde luego, Bancomer. El segundo se quedó con Somex y el referido Serfin.

En el caso de la banca estadunidense (en México Citigroup se quedó con Banamex y Confía), el volumen crediticio al sector privado representa, en el presente año, el 83.6 por ciento del producto interno bruto de aquel país, y en los últimos seis años esa proporción reportó un incremento cercano a 13 por ciento.

La banca británica (HSBC compró Bital, que se había quedado con Banco del Atlántico) otorga crédito al sector privado por el equivalente a 176 por ciento del producto interno bruto (un avance de 33 por ciento en esos seis años), mientras la canadiense (en México opera Scotiabank, que sumó Inverlat, antes Multibanco Comermex, a sus activos) el 75 por ciento del PIB (13 por ciento de avance en igual periodo).

Según Fitch Ratings, la orgullosa y moderna banca que opera en México sólo otorga (2006) crédito productivo al sector privado por el equivalente a 17 por ciento del producto interno bruto (sólo un punto por debajo de Malí), proporción 0.2 puntos porcentuales menor a la de 2000, aunque llegó a caer tres puntos en 2004.

Los campeones mundiales en crédito productivo al sector privado son Holanda, Dinamarca y Suiza, con el equivalente al 180.2, 178.6 y 169.4 por ciento, en cada caso, de su respectivo PIB. En China y Australia es de 112 por ciento. Entonces, con una banca así de moderna, eficiente y comprometida ("cambio" dixit), para qué necesita México de enemigos.

Las rebanadas del pastel:

El viejo truco de los petardos "asociados" a los movimientos populares confirma la falta de creatividad e inteligencia de quienes a lo largo de los años han desestimado los grandes y crecientes problemas sociales del país. Ahora sólo pretenden "aportar elementos" para justificar la represión generalizada. Es lugar común de buena parte de la clase política la práctica de "resolver" los problemas sociales y las demandas ciudadanas con miedo, mucho miedo, que es lo único que saben inyectar. El problema es que a últimas fecha les ha funcionado. De cualquier suerte, y en el peor de los casos, no pueden quejarse por lo que han fomentado a lo largo de los años, es decir, lo que ellos llaman "paz social y tranquilidad".

 
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