Bajo la lupa
¿Incompatibilidad de la "globalización económica" con la "globalización financiera"?
El planeta vive la desglobalización en lo económico y ahora en lo político después de los resultados electorales de Brasil a EU que marcan un viraje hacia el centro-izquierda. Falta la desglobalización financiera, que no tardará demasiado, y que significaría el último clavo en el féretro del poder evanescente de la banca israelí-anglosajona.
Dos principales gobernadores del monetarismo centralbanquista, el israelí-estadunidense Ben Shalom Bernanke, de la Reserva Federal, y el galo Jean-Claude Trichet, del Banco Central Europeo, se querellan en público sobre el significado del ocultamiento del M3, medición relevante de masa monetaria que cesó de publicar EU desde la primavera (Yahoo News,10/11/06), mientras ante el Club Económico de Washington, Robert Rubin anterior secretario del Tesoro clintoniano y mandamás durante un cuarto de siglo de Goldman Sachs, ahora en la cúpula del fétido Citigroup vislumbra "riesgos de severas (sic) dificultades en la economía de EU" (Bloomberg, 10/11/06).
En su libro de hace dos años, Alternativas, que se suma a su portentoso ensayo ¿Qué sigue después del desarrollismo y la globalización? (University of North-Carolina Press; marzo 2005), Immanuel Wallerstein sepulta correctamente el modelo caduco de la "globalización" tout court. En forma extraña, Wallerstein, de los más lúcidos pensadores del momento, nunca aborda la "globalización financiera", que hasta parece tabú, la cual diferenciamos puntualmente desde hace más de seis años de la "globalización económica" de corte mercantilista, en nuestro libro agotado El lado oscuro de la globalización: post globalización y balcanización (Ed. Cadmo & Europa, 2000).
Cuando Rusia ha sido finalmente aceptado a destiempo por EU para ingresar a la moribunda OMC, Cheng Siwei (CS), vicepresidente del Congreso Nacional del Pueblo de China, aborda la globalización (People's Daily, 11/11/06). No es tajantemente determinista como el académico Wallerstein sobre la fenecida globalización tout court, que tan óptimos dividendos ha redituado a China en la manufactura y que solamente contrasta entre sus subdivisiones "económica" y "financiera".
CS reúne los "cuatro principales estadios del proceso de la globalización", donde coloca tres consabidos "su fundamento en la economía del conocimiento", "su sustento en las trasnacionales" y "la tecnología de la información como precondición del desarrollo" y un cuarto de alcance conceptual estratégico: "la globalización financiera es incompatible con la globalización económica".
Los chinos comunistas-capitalistas suelen enviar a personajes de segundo nivel a formular planteamientos telúricos que no podrían expresar sus máximos dirigentes debido a las repercusiones diplomáticas.
Según CS la "globalización económica (sic)" ha creado "enormes oportunidades (sic) económicas, pero también ha incrementado la ferocidad (sic) de la competencia". Acepta que China "depende primordialmente de las inversiones para propiciar el crecimiento económico" basado en el conocimiento como "elemento principal de la mezcla industrial".
Refiere atinadamente que el "conocimiento es también significativo en la producción" y en la "administración se ha convertido en el software de la producción como responsable de la organización y la optimización de la maquinaria y la mano de obra".
Puntualiza que la tecnología de la información "ha acortado las distancias y ha mejorado la eficiencia en términos de tiempo" y jugará papel preponderante en el manejo empresarial en el siglo XXI.
Amonesta con tersura a las trasnacionales: "algunas (sic) han sido criticadas en su conducta por intervenir en los asuntos internos de los países, influir en la economía local o evadir impuestos, pero la mayoría intenta regular (sic) duramente (sic) sus empresas a todos los niveles".
Desea que las trasnacionales permanezcan en suelo chino, pero bajo ciertas condiciones que no sean extraterritoriales. Más importante aún es que promueva el desarrollo de las trasnacionales chinas, es decir, compite de lleno con el G-7 (extensivo al G-10/11) que detenta el oligopolio de la globalización tanto económica como financiera, en su propio terreno con una mentalidad de "estrategia global y el establecimiento de sus ganancias y modelos operativos a escala también global". ¿Sinización de la globalización?
Se lamenta de que no se le permita a China invertir en otros países y que aún no cuente con representantes idóneos para abrir oficinas y plantas industriales tomando en cuenta la idiosincrasia de los países. Para ser las mejores empresas del mundo no basta "copiar los negocios foráneos", y clama por la instauración de una teoría propia de administración china, ya que los países se dividen en dos: los "cerebrales", que producen y exportan conocimiento, y los "troncales" que aceptan y aplican tal conocimiento, es decir, los globalizadores y los globalizados en nuestra perspectiva. Comenta asimismo que el desarrollo económico mundial de la mayor parte de los países pasa por cuatro estadios: comercio de materias primas y de productos terminados, y exportaciones de capitales y del conocimiento.
La vulnerabilidad china frente a los países desarrollados radica en el conocimiento: "debido a la ausencia de innovación independiente y a patentes originales la dependencia de China de la tecnología occidental se ha vuelto elevada. Solamente la mitad de nuestros productos fueron inventados o creados en China". Su definición del "conocimiento" es extensa e "incluye estándares, tecnología y patentes, y su valor es difícil de comparar con las materias primas".
Su parte más luminosa se refiere a la "globalización financiera" (sic) que considera "incompatible con la globalización económica" (sic) y a la que fustiga en forma elegante: "significa que las divisas mundiales solamente pueden ser medidas por su poder de paridad de compra después de haberse desacoplado del patrón-oro. La tasa de cambio en varios países se ha convertido en un instrumento político de competencia. Los capitales mundiales flotan (sic) más rápido que antes. Según el BIP, en 2005, el valor superavitario de los productos financieros globales alcanzaron 325 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón), casi siete veces el PIB mundial. La escala de las finanzas mundiales se ha expandido mientras los mercados financieros globales son tan pesadamente (sic) interdependientes que no importa dónde exista un problema, sus ondas de choque se sienten en todas partes".
El misericordioso CS lanza su piedra y luego esconde la mano; no aborda el "lado oscuro" de la desregulada "globalización financiera" desde sus hedge funds (los ominosos "fondos de cobertura de riesgo"), pasando por sus paraísos fiscales, hasta su "contabilidad invisible". Antes de finalizar deja su advertencia sedosa el mismo día que China cruzó el umbral del trillón de dólares en reservas de divisas foráneas, las mayores del mundo.
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