En el cumpleaños del grupo, resalta "ética guerrera" de sus padres-madres rebeldes
Rinde Marcos homenaje público a los fundadores del Ejército Zapatista
Ampliar la imagen El delegado Zero rinde homenaje a la memoria del revolucionario coahuilense Lucio Blanco, en el panteón municipal de Saltillo Foto: Víctor Camacho
Apodaca, NL, 18 de noviembre. En su navegación nacional de la otra campaña, tuvo que alcanzar las inmediaciones de Monterrey el subcomandante Marcos para al fin encontrar condiciones para rendir público homenaje a los fundadores de lo que se conoce como Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Muchos años de por medio, pero ningún olvido.
"Veintitrés años cumple el EZLN, y vayan ustedes a saber por qué o cómo, pero salió muy otro. Tal vez por la extraña mezcla de norte, centro y sur de México que animó sus primeros pasos. O tal vez por la sangre indígena de sus dirigentes, soldados, bases de apoyo y autoridades autónomas. O tal vez por el largo y complicado puente que une, a pesar de los años, la distancia, los dolores, las desapariciones y las muertes, a esta casa, hoy sede de la Casa Museo del Doctor Margil, con las montañas del sureste mexicano. O tal vez por el amasijo de todas esas cosas, que fueron y son la argamasa que nos da identidad, raíz histórica, aspiración y modo a los zapatistas".
En un documento leído en la tercera edición de la Conferencia de Organizaciones Anticapitalistas de Izquierda, con la participación del Partido de los Comunistas, la Unidad Obrera y Socialista, el Frente Popular Francisco Villa Independiente-UNOPII, así como del arquitecto Fernando Yáñez, Marcos comenzó saludando a todos los zapatistas "cumpleañeros en las montañas del sureste mexicano que están celebrando como de por sí celebramos los zapatistas; es decir, trabajando. En nuestras posiciones de montaña, en los pueblos y comunidades, en los caracoles, en las juntas de buen gobierno y los municipios autónomos rebeldes, el cumpleañero celebra expectante, atentos el oído y la mirada a lo que dice y muestra el que abajo se duele, lucha, se rebela".
Las Fuerzas de Liberación Nacional
Siguiendo a un oficial insurgente del EZLN, quien sostiene que en lugar de felicitar a los cumpleañeros habría que celebrar a la madre, el padre, o ambos, Marcos quiso dar "luz y tibieza" a sus palabras en el lugar que vio crecer a César Germán Yáñez Muñoz, nombrando y celebrando a sus padres, Beatriz Muñoz García, originaria de Nueva Rosita, Coahuila, y al doctor Margil Yáñez Martínez, originario de Lamadrid, Coahuila. Resulta, prosiguió el subcomandante zapatista, que el doctor Margil, "previo acuerdo de la doña Rosita y habiendo hecho el trato respectivo entre quienes se aman, se dieron a la amable tarea de nacer rebeldes". De esa semilla nació César, quien fundaría las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN) y sería desaparecido en 1974 por el gobierno de "un criminal llamado Luis Echeverría Alvarez".
La noche del 6 de agosto de 1969 encontró a César, de 26 años, "fundando junto a otros mexicanos un proyecto de vida, de libertad, justicia y democracia para ese país que ya dolía y todavía se llama México; uno de los proyectos más hermosos, nobles y honestos que ha conocido la humanidad: el proyecto de prepararse para aprender, para obedecer, para despertar. En nuestro modo hay que celebrar a quien nos engendró, y nombrar y celebrar a quienes, en estas tierras norteñas, formaron la organización madre de lo que hoy es conocido públicamente como EZLN".
En Monterrey, hace más de 37 años, un pequeño grupo de personas fundaron las FLN. Desde su origen las dotaron de una ética de lucha que después heredaría el EZLN. "Ni secuestros ni asaltos. Sustentaron su economía y su tamaño en el trabajo político entre la población explotada, despojada, despreciada, reprimida. Ni acciones espectaculares, ni golpes de mano marcaron su andar. En cambio, alimentaron lo que llamaron 'acumulación de fuerzas en silencio'".
Marcos delineó esta ruta ética: "no asentarse donde tenían el apoyo, el conocimiento, la costumbre de vivir, trabajar y luchar, sino cruzar el país e irse al último rincón: las montañas del sureste mexicano. No engañar, sino hablar con la verdad sobre caminos y dificultades. No el culto a la muerte, ajena o propia, sino la lucha por la vida, una vida mejor para quien sólo conoce la supervivencia adolorida. No calcar manuales e importar teorías, análisis y experiencias extranjeras y extrañas, sino enriquecer las ciencias y las artes de la lucha con la historia de México y el análisis de nuestra realidad concreta. No imponer con armas ni argumentos la idea propia, sino escuchar, aprender, convencer, crecer. No dejarse imponer coyunturas ajenas, sino trabajar para tener la posibilidad de crear las propias, abajo y a la izquierda".
Esta "ética del guerrero" se encontró años después con la ética de los guerreros de raíz maya en las montañas de Chiapas. "De esa mezcla habría de nacer no sólo el EZLN, también la palabra hecha arma, escudo y espada de los más olvidados de la patria: los pueblos indios. Los hombres y mujeres que en los años 60, 70 y 80 lo dejaron todo para tener nada son nuestras madres y nuestros padres. Si ahora no están con nosotros para este cumpleaños, no es porque no lo hayan previsto. Su ausencia fue siempre de una alta posibilidad en el camino y el paso que eligieron para que nosotros en él andáramos y, a estas alturas del partido, sigamos constatando que las botas de estas mujeres y hombres nos siguen quedando grandes, y tal vez eso sirva para explicar nuestras torpezas y tropiezos".
Esta "generación de la dignidad" tuvo algunos de sus "destellos más luminosos" en César Germán Yáñez Muñoz (Pedro o Manuel), de Monterrey, desaparecido en 1974, y en Alfredo Zárate Mota (Salvador), de Veracruz, y Mario Sánchez Acosta (Manolo), de Veracruz, caídos en 1974.
Los otros padres-madres caídos "en el cumplimiento de su deber" o desaparecidos políticos, son: Mario Alberto Sáenz Garza (Alfredo), de Monterrey, caído en 1977; Raúl Pérez Gasque (Alfonso), de Yucatán, desaparecido en 1974; Ricardo, de Tamaulipas, caído en el mismo año; Gonzalo, de Coahuila, caído en 1975.
Además Juan Guichards Guts (Héctor), de Chiapas; Federico Zurita Carballo (Tomás), de Tabasco, y Elisa Irina Sáenz Garza (Murcia), de Monterrey, desaparecidos en 1974, así como Carmen Ponce Custodio (Sol), de Chiapas, y Dení Prieto Stock (María Luisa), de Nueva York (de padre mexicano y madre estadunidense, "mexicana por elección"), quienes cayeron en 1974.
Anselmo Ríos Ríos (Gabriel), del Distrito Federal, caído en 1974; el profesor Fidelino Velásquez, de Chiapas, desaparecido en 1974; Julieta Glockner Rosains (Aurora), de Puebla, caída en 1975; Ruth, de Campeche, caída en 1982; Mario Marcos, de Monterrey, caído en 1982, "y de quien yo tomo el nombre", apuntó el subcomandante Marcos.
"Entre las sombras de la lucha clandestina forjaron una ética que fue también su método de hacer y hacerse. Con esa ética se fundó el EZLN, creció y salió a la luz de afuera el primero de enero de 1994. Hay hombres y mujeres que deciden nada tener de bienes materiales". Reconociéndolos "parte de nuestra raíz como zapatistas, no sólo nos heredaron su ejemplo, también nos heredaron una tarea, una misión", expuso Marcos antes de recordar también a los zapatistas actuales.