"Vivimos una guerra sucia muy dura, pero reaccionamos mal y tarde frente a ella"
Al PRD le hizo falta una política de alianzas más clara: Saúl Escobar
Ahora lo importante es cómo lograr combatir la usurpación y hacer crecer al partido, afirma
Ampliar la imagen Saúl Escobar Toledo, dirigente de la corriente perredista Movimiento Foto: Cristina Rodríguez
Entre líneas, y a veces mediante declaraciones públicas un tanto ambiguas, los perredistas debaten quién está más cerca o lejos de Andrés Manuel López Obrador. "Es una discusión artificial", dice Saúl Escobar Toledo, dirigente de la corriente Movimiento.
Se explica: "a veces los grupos usan argumentos artificiosos, pueriles. La lealtad a la causa se ve en los hechos, en la conducta política, y esa lealtad no es a una persona sino a un fin, a una causa. Me parecería lastimoso discutir quién es el más contestatario o el más afín a López Obrador, porque es una discusión vacía, frívola".
¿Cuál es el debate entonces?
El punto fundamental es cómo, con Andrés Manuel, logramos combatir la usurpación, y hacemos crecer al partido y a la izquierda, a la lucha social y política, para derrotar a la derecha. Plantearlo de otro modo es rebajar la discusión a un asunto subjetivo y se presta a mucha demagogia.
Escobar, economista y ex funcionario del primer gobierno perredista en el Distrito Federal, también ve una pata coja en los dos grandes agrupamientos que se están perfilando en el PRD. De un lado, Nueva Izquierda, dos corrientes más pequeñas y personalidades y, del otro, ocho grupos entre los que destacan los de Martí Batres, Amalia García y Héctor Bautista.
Se trata, sostiene Escobar, de "matrimonios de conveniencia que hemos visto hacerse y deshacerse en el PRD desde hace muchos años. No les doy mayor importancia, pues creo que se hacen y deshacen a cada rato y desgraciadamente no representan las distintas opciones del partido".
Las agrupaciones referidas surgen no de afinidades políticas o ideológicas, insiste el también secretario de relaciones internacionales del sol azteca, "sino de la desconfianza mutua, del afán de evitar que alguien controle el partido y los aplaste".
La corriente Movimiento, por esa razón, no le va a entrar a esos bloques. En ella participan dirigentes como Pablo Gómez, Jesús Martín del Campo y Javier González Garza. "Nuestra apuesta es más bien a hacer una labor de propuestas programáticas y políticas, no agruparnos por agruparnos con un bloque simplemente para sumar y mayoritear a los otros".
El vaso medio lleno o medio vacío
Al juzgar la más reciente sesión del consejo nacional del PRD, Escobar dice que ahí se dio un "debate un tanto superficial", centrado en si la derrota en la elección presidencial pesaba más que el avance electoral perredista. "Fue una discusión algo absurda, medio falsa, de si el vaso está medio lleno o medio vacío, pues están las dos cosas".
Así, en la opinión de Escobar, se dejó fuera la explicación necesaria sobre las enseñanzas básicas del proceso electoral. Sugiere cuatro puntos: la política de alianzas, la política de medios, la polarización electoral del país y el "desorden institucional" interno del sol azteca.
En el primer punto sostiene que hizo falta "una política de alianzas más clara para promover un mayor acercamiento con sectores o agrupaciones sociales que no se sintieron suficientemente identificados con nuestra campaña. Debemos discutir si la campaña pudo abrirse más a la interlocución, a la incorporación de otros sectores, lo que hubiera permitido enfrentar al bloque formado contra Andrés Manuel".
El segundo punto para el debate sería "si la política de medios fue la correcta. Vivimos una guerra sucia muy dura, pero reaccionamos mal y tarde frente a ella. Y quizá debemos revisar nuestra actitud ante los medios, tanto en lo que se refiere a los espacios pagados como noticiosos. Pudimos evaluar si era posible corregir para que esta guerra sucia nos hubiera hecho el menor daño posible".
Ganar a los sectores "refractarios"
El 2 de julio arrojó una nueva geografía electoral, no sólo porque Felipe Calderón ganó en 16 entidades y López Obrador en otras tantas, sino también porque mostró, a los ojos de Escobar, que "hay sectores del país refractarios a las posiciones de la izquierda, e inclusive muy beligerantes contra las posiciones de la izquierda".
¿Desestimaron el conservadurismo de algunos sectores?
Probablemente. Lo seguro es que nos hizo falta un discurso más moderno. En algunos temas no fuimos suficientemente claros, como en los asuntos de medio ambiente, de cultura, ciencia y educación, de inclusión y tolerancia hacia las minorías. Quizá esos temas no hubieran permitido romper la polarización, pero sí ganar otros sectores. Independientemente de que la diferencia haya sido mínima en favor nuestro, o en contra, según las cifras oficiales, lo cierto es que no debemos resignarnos a que esos sectores nunca van a votar por la izquierda. Quizá insistir demasiado en la desigualdad y la lucha entre los pobres y los ricos no es un discurso lo suficientemente evolucionado para llegar a sectores que están molestos por la falta de equidad, pero que piensan que hay otros problemas en la vida del país.
¿Hizo falta correrse al centro?
No, no se trata de hacer un discurso más centrista para dar satisfacción a los sectores conservadores de la población, sino un discurso más novedoso, más actualizado, más vigente, que pudiera atraer a quienes ven que nuestro discurso quizá es limitado.
El desorden interno
¿Qué le toca al PRD en este balance?
Revisar hasta dónde afectaron nuestro desorden institucional, nuestra falta de apego a los reglamentos, los problemas de corrupción interna, las elecciones trampeadas o la lucha interna desbocada. En la selección de los candidatos, en la imagen del partido hacia los electores, seguramente también contaron esos elementos, y eso nos obliga a tenerlos en cuenta para que en el futuro próximo diseñemos una política que nos permita no sólo sobrevivir y luchar contra la usurpación, sino volvernos una opción para la mayoría de los mexicanos.
Estos temas, sostiene Escobar, deben estar en la agenda del congreso nacional en mayo próximo. "Son los temas actuales y permanentes, de aquí a muchos meses, que tenemos que resolver, internamente y también en el Frente Amplio Progresista, haciendo que realmente funcione no sólo como una instancia de coordinación burocrática, sino de generación de propuestas en el Congreso y de incorporación de otros sectores".
La CND, la APPO, el EZLN, Cuauhtémoc
¿No existe el riesgo de que la convención nacional democrática (CND) sea de puros perredistas con otra cachucha?
Sí, y además también hay el riesgo de que la CND se quede inactiva, sin mucho papel que jugar. La convención debería dedicar tiempo no sólo a la movilización, a la resistencia, sino también a incorporar a muchos sectores, intelectuales, sociales, políticos, y a preparar lo que la propia convención definió como una nueva constitucionalidad, que es un trabajo muy intenso, de mucho tiempo y muy importante.
¿Qué tipo de relación hay con expresiones como la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y el Ejécito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)?
Los partidos no pueden ni deben absorber todo el protagonismo político. Deben ser bienvenidas todas las manifestaciones organizadas que luchan por la transformación del país. Tenemos coincidencias en cuanto a las grandes reformas que necesita el país.
"En el caso del EZLN las coincidencias tienen que ver fundamentalmente con la lucha indígena, y ellos han planteado también la necesidad de una nueva constitucionalidad. Ahí está, en ese sentido, el discurso de Andrés Manuel de 'Al diablo con las instituciones', que se tiene que entender no como 'al diablo el orden legal', sino el actual estado de cosas y la necesidad de construir un nuevo orden legal, un nuevo pacto social, nuevas instituciones."
Escobar remata la entrevista, realizada antes de que Cuauhtémoc Cárdenas renunciara a la comisión del bicentenario, con una reflexión sobre el papel del creador del PRD: "La relación de Cárdenas con el partido depende fundamentalmente de él, de cómo se quiera volver a acercar a la vida del partido y meterse personalmente en el debate. A Cuauhtémoc hay que valorarlo por las ideas y propuestas que presente, sin prejuzgar ni satanizar. Y quisiéramos que él estuviera aquí, defendiendo esas ideas y participando activamente en la vida del partido, porque la verdad es que ahora no está".