Aleksandr Litvinenko, crítico del Kremlin, vivía en GB
Investigan posible envenenamiento de un ex agente ruso del servicio de seguridad
moscu, 19 de noviembre. Scotland Yard, la policía de Londres, confirmó hoy que investiga quién envenenó en la capital británica a Aleksandr Litvinenko, un ex agente del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, por sus siglas en ruso), muy crítico con el Kremlin.
Litvinenko, quien se exilió en Gran Bretaña en 2001 tras denunciar que sus jefes le habían ordenado asesinar al magnate Boris Berezovsky, rompió definitivamente con el FSB al publicar dos polémicos libros, en uno de los cuales asegura que los servicios secretos rusos y no los separatistas chechenos pusieron las bombas que, en 1999, estallaron en varios edificios de vivienda en Moscú.
Según Litvinenko, esas explosiones que conmocionaron a Rusia sirvieron de pretexto para lanzar la operación militar en Chechenia que catapultó los niveles de popularidad de Vladimir Putin, a la sazón designado como sucesor de Boris Yeltsin.
Este domingo, por medio de una clásica filtración de prensa, se dio a conocer que Litvinenko se debate entre la vida y la muerte en un hospital londinense, desde el pasado 1º de noviembre, tras ingerir en un restaurante una muy fuerte dosis de talio, sustancia tóxica que se emplea para elaborar raticidas.
Litvinenko empezó a sufrir los primeros síntomas de envenenamiento poco después de reunirse con un "contacto" un empresario italiano afincado en Moscú, a quien conocía como persona cercana a uno de los subdirectores del FSB, que lo citó en el restaurante para, supuestamente, darle información sobre el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya el 7 de octubre pasado.
En medio de versiones encontradas sobre las circunstancias en que, el sábado anterior, cayó abatido aquí Movladi Baisarov, ex comandante de una unidad chechena adscrita al FSB de Rusia, las autoridades se comprometieron hoy a esclarecer si se trató o no de una ejecución extrajudicial.
Porque cobra fuerza la posibilidad de que un comando armado del régimen pro ruso de Chechenia haya matado, en pleno centro de esta capital, a un enemigo personal de Ramzán Kadyrov, el hombre que escogió el Kremlin para gobernar en esa república norcaucásica.
Cuando Baisarov, en su momento integrante de la guardia personal de Ahmad Kadyrov, el padre de Ramzán, denunció los excesos de éste y se negó a desarmar a sus hombres, el actual hombre fuerte de Chechenia lo acusó de varios secuestros y asesinatos.
El procurador supeditado a Kadyrov giró una orden federal de búsqueda y captura en su contra, aunque todo mundo sabía que Baisarov vino a Moscú a buscar la ayuda de sus antiguos superiores en el FSB.
Incluso tres días antes de morir concedió una amplia entrevista a un periódico ruso, pero ya no le dio tiempo para más. Todo indica que una llamada telefónica hizo salir de su refugio a Baisarov y al llegar al lugar donde se le había citado, el número 30 de Leninsky Prospekt, se encontró una verdadera emboscada.
La policía de Moscú insiste en que Baisarov, al ser conminado a entregarse, abrió fuego e intentó arrojar una granada sobre los agentes. Sostiene, por tanto, que los policías usaron sus armas en defensa propia.
El testimonio de varios transeúntes pone en entredicho la versión oficial al señalar que, apenas descendió del automóvil, Baisarov fue acribillado a balazos y uno de los que le dispararon colocó junto a su cuerpo sin vida la granada.
Ante las evidencias, hasta la policía de Moscú tuvo que admitir que en el operativo participaron miembros de las unidades de asalto de Kadyrov.