Para 2018 operará reactor termonuclear
París, 23 de noviembre. El norte y el sur del planeta se unieron esta semana en París para dar el disparo de salida al Reactor Termonuclear Internacional Experimental (ITER), que comenzará a construirse en Francia en 2008 y podría generar dentro de algunas décadas una energía limpia e infinita.
La Unión Europea (UE), Estados Unidos, China, Corea del Sur, India, Japón y Rusia pusieron así punto final a negociaciones iniciadas en 1992 y decidieron invertir más de 10.000 millones de euros para dar respuesta a un doble desafío: la seguridad energética del planeta y el cambio climático.
"Con este proyecto se tiende la mano a las generaciones futuras, en nombre de la solidaridad y la responsabilidad", resumió el mandatario francés, Jacques Chirac.
El ITER, que será construido en Cadarache, al sureste de Francia y estará terminado y listo para ensayos en 2018, es un proyecto radicalmente distinto a los actuales reactores de fisión nuclear.
Fusión de núcleos de hidrógeno
La fusión termonuclear, todavía en fase de investigación por los científicos, pretende imitar lo que ocurre en el interior del sol, es decir pretende producir energía mediante la fusión de núcleos de hidrógeno que se unen para crear otros átomos más grandes en un proceso que se realiza a una altísima temperatura.
Mientras que la fisión nuclear, es decir la fragmentación del átomo para obtener energía, se controla perfectamente desde hace décadas, la fusión es una técnica que no se domina en absoluto.
En principio el ITER debería usar materias primas como el deuterio, que se encuentra en la naturaleza, por ejemplo en el agua de mar, y el tritio. En el reactor se mezclarán ambos elementos y esta reacción de fusión provocará helio a una temperatura de cien millones de grados, que recalentará la materia en estado de plasma en cámaras al vacío cilíndricas llamadas 'tokamaks' (acrónimo formado con las palabras corriente, cámara y magnética en lengua rusa).
El ITER será sólo un prototipo que servirá para la construcción de otros reactores que producirán energía limpia y barata, imprescindible cuando las reservas probadas de petróleo y gas natural se agoten, antes de finales del siglo XXI.
Este tipo de reactores, que si el calendario previsto se cumple estarán produciendo energía dentro de 40 ó 45 años, usará materias primas prácticamente inagotables y no producirá gases como el dióxido de carbono (CO2), que provoca el efecto invernadero y el recalentamiento del planeta.