Declara el gobierno iraquí toque de queda indefinido en la capital; cierran aeropuertos
Atentados explosivos en Bagdad dejan por lo menos 160 muertos
Voceros del clérigo Moqtada Sadr acusan a soldados de Estados Unidos de asesinar a cuatro civiles
Un centenar de hombres disparó contra el Ministerio de Salud; calma, piden líderes de comunidades
Ampliar la imagen Reacción de familiares de las víctimas de los ataques con coches bomba. A la derecha, cuerpos mutilados yacen amontonados en el depósito de cadáveres de un hospital de Bagdad Foto: Ap
Ampliar la imagen Reacción de familiares de las víctimas de los ataques con coches bomba. A la derecha, cuerpos mutilados yacen amontonados en el depósito de cadáveres de un hospital de Bagdad Foto: Ap
Bagdad, 23 de noviembre. Al menos 160 personas murieron y 250 resultaron heridas este jueves producto de una serie de atentados con coche bomba en el barrio chiíta Ciudad Sadr, en Bagdad, seguido por más ataques con mortero contra el barrio sunita Adamiya, que dejaron 10 heridos, por lo que se decretó un toque de queda en esta capital con carácter de indefinido, mientras un centenar de hombres armados atacó el Ministerio de Salud, en el centro de la capital, lo que ocasionó cinco heridos.
En respuesta al ataque en Ciudad Sadr, las autoridades iraquíes cerraron hasta nueva orden los dos principales aeropuertos del país, el de Bagdad y el de la sureña Basora, así como tres puertos.
"Cuatro coches bomba estallaron y una decena de obuses de mortero cayó sobre el barrio", declaró a la prensa el general Abdel Karim Jalaf, portavoz del Ministerio del Interior iraquí.
"Ocho coches bomba entraron en Ciudad Sadr; cuatro de ellos estallaron, uno fue interceptado por la policía, que detuvo al conductor, y otros tres no han sido localizados y son buscados por la policía. El ejército cercó el sector", declaró Jalaf.
Al cierre de esta edición, las autoridades no habían dado información respecto de los presuntos coches que faltan, ni explicaron cómo supieron de su existencia.
Una de las explosiones alcanzó de lleno un mercado popular en esta zona, poblada por 2.5 millones de personas y habitual blanco de atentados.
"Este crimen es un gran peligro para la fraternidad islámica y fue perpetrado por terroristas que intentan provocar disensiones para romper esta fraternidad", reaccionó el primer ministro Nuri Maliki, de confesión chiíta.
En el lugar de los hechos el panorama era desolador. Los cadáveres yacían sobre ríos de sangre y entre coches en llamas, escombros desparramados y restos de puestos derribados por la potencia de la explosión.
Cientos de familiares de las víctimas se agolpaban a las puertas de los centros médicos, donde no paraban de llegar más cuerpos, a veces calcinados.
El personal sanitario del hospital Sadr llegó a estar tan desbordado que atendía a algunos de los heridos en el suelo.
"Estaba de compras. Y de repente estallaron las bombas, todo el mundo comenzó a correr. Vi un coche cubierto de flores y escombros. Estaba en llamas. Había charcos de sangre en las calles y niños muertos en el suelo", declaró un testigo.
Líderes de todas las grandes comunidades llamaron a la calma en un mensaje transmitido por la televisión. "Le pedimos a la gente que actúe con responsabilidad y que se mantenga junta para poner calma a la situación", según el comunicado conjunto.
El 2 de marzo de 2004, murieron 182 personas en una cadena de ataques suicidas casi simultáneos cinco en Kerbala y cuatro en Bagdad al coincidir con el día chiíta de la Ashura.
Tras el atentado de hoy en Ciudad Sadr, fueron lanzados obuses contra el barrio sunita de Adamiya, lo que causó 10 heridos.
Poco antes de las explosiones, un centenar de hombres enmascarados y armados atacó el Ministerio de Salud, cuyo titular, Ali Chemmari, es partidario del clérigo radical chiíta Moqtada Sadr.
La agresión "comenzó con disparos de mortero desde el cercano barrio Al Fhadel. Después, un centenar de hombres enmascarados y con armas automáticas atacó el edificio", explicó Chemmari.
El resto de la nación invadida tampoco se salvó de la violencia, que acabó con la vida de 12 personas en la norteña Baquba, además de que ocho cadáveres fueron encontrados en la región de Hilla, al sur de la capital.
Por la mañana, responsables del movimiento de Sadr acusaron a los soldados estadunidenses de haber disparado contra un minibús que transportaba civiles a su lugar de trabajo, dando muerte a cuatro personas e hiriendo a ocho, entre ellas dos mujeres.
En tanto, la oficina del vicepresidente de Estados Unidos, Richard Cheney, negó reportes que indicaban que estaba en Irak en una visita sorpresa para celebrar el Día de Acción de Gracias con los soldados de su país.
El canal de televisión estatal iraquí y otras cadenas árabes reportaron su llegada, pero ni la embajada de Estados Unidos ni el ejército de ese país pudieron confirmar la noticia.
En cambio, quien visitó a las tropas en la nación ocupada fue el secretario del ejército, Francis Harvey, quien celebró con ellas el Día de Acción de Gracias.
La portavoz del ejército estadunidense, teniente coronel Josslyn Aberle, dijo que Harvey visitaría las bases en todo Irak.