Asume en una carta su responsabilidad política; no menciona a las miles de víctimas
Justifica Pinochet en su cumpleaños 91 el golpe de Estado contra Allende
"Chile pudo transitar entre la amenaza totalitaria y la plena democracia que restablecimos", afirma
Por primera vez el jefe del ejército no asistió a su fiesta; sólo llegó un diputado de la ultraderecha
Ampliar la imagen El ex dictador chileno, ayer en su mansión del exclusivo barrio La Dehesa. Al lado, su esposa Lucía Hiriart Foto: Reuters
Santiago, 25 de noviembre. Augusto Pinochet justificó este sábado el cruento golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 contra el presidente constitucional Salvador Allende, al afirmar que así "Chile pudo transitar entre la amenaza totalitaria y la plena democracia que nosotros (los militares) restablecimos y de la cual gozan todos nuestros compatriotas".
El ex dictador, quien asumió de esta manera solamente su "responsabilidad política" de lo ocurrido durante aquel periodo, sin hacer referencia a los crímenes contra la clase política derrocada y de sus bases eliminadas físicamente, emitió hoy una declaración desde su mansión con motivo de su cumpleaños 91, a cuya celebración asistió un centenar de sus más fieles partidarios.
Sin los homenajes masivos de otros tiempos, el anciano general en retiro hizo una aparición sorpresiva en las puertas de su residencia en el exclusivo barrio La Dehesa para agradecer el saludo de sus cada vez más menguados seguidores que estaban en la calle, quienes le aplaudieron y tomaron fotos en medio de forcejeos con sus guardias de seguridad.
El nuevo comandante en jefe que asumió este año la dirección del ejército, general Oscar Izurieta, se abstuvo de asistir a la residencia pinochetista, como acostumbraban hacerlo los anteriores comandantes, que solían saludarlo en nombre propio y de la institución armada.
No obstante, como ha sucedido en anteriores cumpleaños del ex militar, sus seguidores le cantaron Cumpleaños feliz y sus dos melodías favoritas, Las Mañanitas y la canción ranchera El Rey.
Más tarde, la esposa del ex dictador chileno, Lucía Hiriart, leyó una carta a la prensa, a manera de manifiesto, firmada por Pinochet, la que supuestamente él mismo redactó junto con uno de sus asesores, en la que dijo que no guarda rencor contra nadie y acepta la actual "persecución" contra él y su familia en aras de la paz entre todos los chilenos.
En la misiva asienta que la intervención militar de 1973, que se prolongó hasta 1990, "no tuvo otro norte más que engrandecer a Chile y evitar su desintegración", al atribuir a "grupos de civiles" haber desencadenado la confrontación cívica y la violencia, lo que obligó a las fuerzas armadas a intervenir para "superar un conflicto que parecía insalvable".
"Gracias a su coraje y decisión, Chile pudo transitar entre la amenaza totalitaria y la plena democracia que nosotros restablecimos y de la cual gozan todos nuestros compatriotas", agregó.
"Si al cabo de 30 años quienes provocaron el caos y el enfrentamiento se han renovado y reinsertado en un estado de derecho, no cabe reclamar castigos para los que evitaron que se extendiera y profundizara", apunta en referencia a los ex militares enjuiciados por casos de violación de derechos humanos, que ahora "sufren la persecución y la venganza".
"Hoy, cerca del final de mis días, quiero manifestar que no guardo rencor a nadie, que amo a mi patria por encima de todo y que asumo la responsabilidad política de todo lo obrado, en la convicción que ello no tuvo otro norte que engrandecer a Chile y evitar su desintegración", destacó el ex dictador en otro párrafo.
"Tengo la certeza más absoluta que en el día de mañana, cuando cesen las pasiones y resentimientos, la historia juzgará con objetividad nuestra tarea y reconocerá que la obra realizada colocó a Chile a la cabeza de las principales naciones de este continente", según la misiva.
Concluyó diciendo el panfleto del ex presidente de facto que "todos los vejámenes, persecución e injusticia que afectan a mí y a mi familia los ofrezco gustoso en aras de la paz y la armonía que debe reinar entre todos los chilenos".
Acto seguido, Lucía Hiriart recibió aplausos y gritos de apoyo a Pinochet por haber "salvado" al país, cuyos gestos ella agradeció.
Pinochet estaba sentado en un sillón con traje azul y corbata, y lucía sobrepeso a pesar de sus enfermedades y una estricta dieta que lleva asistido por médicos.
Dos de sus ayudantes lo ayudaron a levantarse para saludar a sus seguidores, que no cesaban de aplaudirlo y avivarlo.
Vida en la impunidad
El ex dictador y familia estuvieron acompañados por su más cercano colaborador, el ex general Guillermo Garín, mientras que de sus partidarios sólo acudió a saludarlo el diputado Iván Moreira, de la ultraderechista Unión Demócrata Independiente.
La familia tenía previsto un almuerzo para el festejar al militar en retiro, quien está sometido a varios procesos criminales.
El 30 de octubre pasado había quedado bajo arresto domiciliario por la desaparición de 36 prisioneros políticos y torturas sufridas por otros 23 en relación con el caso de Villa Grimaldi, una cárcel clandestina de la época de la dictadura en donde también fue torturada la actual presidenta chilena, Michelle Bachelet, y su madre.
Sin embargo, días después su defensa logró ponerlo en libertad condicional. También estuvo detenido en su mansión, a sus 90 años, en noviembre de 2005 por casos de desaparecidos de la Operación Colombo, y ya antes había logrado librarse de un juicio por la Operación Cóndor, la coordinadora criminal de las dictaduras militares del Cono Sur de América en los años 70 para detener y desaparecer a líderes políticos opositores.
Pero aún se le investiga por sus cuentas millonarias de alrededor de 28 millones de dólares, que mantuvo durante años en el banco Riggs de Estados Unidos.
Esta investigación tiene que ver también con delitos los fiscales que cometió, falsificación de pasaportes oficiales y comisiones cobradas por la compra y venta de armamentos cuando ejercía la comandancia del ejército.
La denuncia más reciente se refiere a una investigación emprendida el pasado 25 de octubre por la presunta existencia de un depósito de nueve toneladas de oro que tendría ocultas en la bóveda de una sucursal de un banco británico en Hong Kong, cuyo valor sería de 160 millones de dólares.