Cambio de gobierno
Las protestas por incumplir promesas lo siguieron hasta la Basílica de Guadalupe
Pondré la banda presidencial "a don Felipe Calderón", afirma Fox
Presume avances democráticos ante invitados extranjeros al cambio de poderes
Hasta su postrer refugio espiritual, la Basílica de Guadalupe, persiguieron al presidente Vicente Fox Quesada las protestas por el incumplimiento de sus promesas. Ayer, decenas de ciudadanos repitieron los gritos que acompañaron al mandatario por todo el país después del 2 de julio: "Fox, traidor a la democracia".
Los primeros en llegar al templo mariano fueron los integrantes de la asociación Braceroproa, que todavía anoche exigieron a Fox Quesada que cumpla con el pago de su fondo de ahorro de 10 por ciento que les retuvieron entre 1942 y 1964, cuando trabajaron como braceros en Estados Unidos.
Eran, aseguraron los ex braceros, más de mil personas las que se reunieron en ese lugar desde primeras horas de la mañana, y algunos empezaron a hacer guardia desde tres días antes.
Sin embargo, a las ocho de la noche todo mundo fue desalojado del recinto religioso por personal de seguridad, con la finalidad de dejar el inmueble exclusivamente para el uso privado de Fox y su familia, a quienes casi a las 22:30 horas recibió el rector de la Basílica de Guadalupe, Diego Monroy.
La familia Fox ingresó al recinto religioso por la calle de Allende, donde se ubica la entrada que usualmente utilizan los misioneros de la caridad, la más pequeña y discreta del templo, y se retiró poco antes de las 11 de la noche.
Sin duda, los Fox alcanzaron a escuchar, disminuidas por la distancia, arengas como: "¡Ni siquiera viniendo de rodillas de Los Pinos te perdonarían tus pecados!"
Durante la protesta no faltaron los "¡vivas!" para Andrés Manuel López Obrador, y por ahí algún solitario mostró una manta en la que agradecía a Fox su "honestidad y entrega por permitir que en México se viva auténtica democracia".
Cena de despedida
Fox Quesada pasó su último día como presidente de México haciendo estrictamente aquello que siempre le satisfizo: entregar una obra para Guanajuato, su entidad privilegiada; reunido con su familia en el hotel donde se hospedó en días recientes propiedad de su amigo Olegario Vázquez Raña; en una cena de despedida con los dignatarios que aceptaron asistir a la toma de posesión de Felipe Calderón Hinojosa y, por último, con una visita a la Basílica de Guadalupe, adonde ingresó por la puerta trasera.
Todo, antes de regresar por última vez a Los Pinos, donde ya lo esperaba su sucesor, el también panista Calderón.
Entre su ir y venir a Guanajuato, Fox Quesada estuvo en Los Pinos apenas unos 20 minutos, pasada la una de la tarde.
De ahí regresó a su residencia provisional, el hotel Camino Real, donde comió con su esposa Marta Sahagún y su hija Ana Cristina. Más tarde, contra lo anunciado originalmente, canceló su regreso a la casa presidencial para recibir a Felipe de Borbón, príncipe de Asturias. El encuentro se reprogramó en el hotel. Ahí mismo se reunió también con Juan Ignacio Salafranca, eurodiputado y jefe de la misión de observadores enviada por la Unión Europea a los comicios de julio.
La oficina de prensa del mandatario informó que aproximadamente a las dos de la tarde Fox Quesada recibió una llamada telefónica del presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Antes de partir hacia la Basílica de Guadalupe, el guanajuatense cenó con los presidentes de Guatemala, Oscar Berger; El Salvador, Elías Antonio Saca; Nicaragua, Enrique Bolaños; Honduras, José Manuel Zelaya; Costa Rica, Oscar Arias, y de Panamá, Martín Torrijos, así como con el primer ministro de Belice, Said Musa.
Compartieron la mesa con Fox, además del príncipe Felipe de Borbón, el ex presidente de Chile y líder del Senado de ese país, Eduardo Frey; el vicepresidente de Uruguay, Rodolfo Gustavo Nin Novoa; la esposa del mandatrio de República Dominicana, Margarita Cedeño de Fernández; el representante especial del primer ministro de Japón, Hidenao Nakagwa, y Abdelkader Bensalah, vicepresidente de Argelia.
De acuerdo con un boletín de la oficina de comunicación de Fox, éste aseguró a sus invitados que México "ha dejado definitivamente atrás la idea del 'no se puede'. Hoy se enfila hacia un nuevo futuro de desarrollo con estabilidad, de crecimiento con justicia, hacia un nuevo futuro de bienestar para todos". Además, presumió que México ha hecho de la democracia la más grande de sus fortalezas.
Los invitados de Fox comieron guacamole, sopa de tortilla seca, molcajete de arrachera, guachinango a la veracruzana y pasteles de chocolate, elote y tres leches.
Por la mañana, en León, Guanajuato, al encabezar su último acto público como presidente de la República, Fox Quesada entregó la obra física del Hospital de Alta Especialidad en el ex aeropuerto de San Carlos. Afirmó que este viernes colocará la banda presidencial a su sucesor: "Quiero confirmarles que a partir de mañana (regresará a Guanajuato al rancho San Cristóbal), una vez que entregue, y lo haré con el gran gusto de un ciudadano mexicano que seré el día de mañana, poner la banda presidencial en el pecho de don Felipe Calderón Hinojosa".
Durante sus últimas horas como mandatario, Fox fue arropado por cientos de personas que fueron transportadas desde zonas rurales al Hospital de Alta Especialidad en por lo menos 15 autobuses, en una caravana organizada por la Secretaría de Desarrollo Social y Humano del gobierno municipal de León.
En su discurso, Fox destacó los logros de su gobierno durante el sexenio y se dijo satisfecho por haber cumplido a las clases más desprotegidas.
Posponen festejo en San Cristóbal
En la comunidad de San Cristóbal los vecinos habían preparado una recepción a Vicente Fox para la tarde del viernes; sin embargo, cancelaron el festejo para "dejar descansar al presidente unos días, y el domingo lo vamos a recibir como se merece", manifestó Mercedes Angel Pacheco, vecina de la comunidad.