El creador dirige Tlatoani (Las muertas de Suárez) de Juan Tovar, del ciclo Mural
La obligación del teatro es decir lo que el Estado quiere callar: Fausto Ramírez
Destaca del dramaturgo su capacidad de presentar la realidad sin matices mediáticos
Ampliar la imagen Aspecto de la obra Tlatoani Foto: Cortesía del INBA
La labor del teatro es decir las cosas que el Estado intenta negar, por eso las dramaturgias, viejas o nuevas, que hablan sobre el poder, brotan con la verdad a fondo, afirma el director de teatro Fausto Ramírez.
El creador escénico tiene a su cargo la puesta en escena Tlatoani (Las muertas de Suárez), de Juan Tovar, que se presenta en el ciclo Mural: tres siglos de teatro mexicano, con la Compañía Nacional de Teatro (CNT).
El autor de la obra se basa en la información periodística derivada de los feminicidios en Ciudad Juárez para proseguir con la saga de los moradores de su imaginaria y pintoresca República de Huaxilan, "tierra de desgracias naturales y antinaturales ¡aquí todo prolifera!, ubicada tan lejos de Dios y tan cerca de la poderosa Yanquilán".
En entrevista con La Jornada, Ramírez considera que el ciclo Mural "no tiene precedentes en el teatro nacional, pues estamos abordando a dramaturgos mexicanos como Juan Tovar que no olvidan que el teatro es un fenómeno del presente, y este no sólo consta de lo que nos quieren presentar en la televisión, sino de diversas situaciones que son excluidas porque son políticamente incorrectas, como es el caso de la atroz situación de las mujeres asesinadas en Juárez.
"El hecho de que un dramaturgo de la talla del maestro Tovar aborde ese tema, con el tan irónico nombre de tlatoani, nos sacude y nos hace pensar que algo falta en la canasta básica virtual que nos ofreció el gobierno foxista."
El director de escena explica que la respuesta del público ha sido muy entusiasta, "hay personas que se quedan hasta el final de la obra a esperar a que salgan los actores, para felicitarlos, con mucho dolor, porque esa es la constante de la representación: queda un dolor en el pecho cuando concluye la obra, al final de la canción que canta la protagonista, inducida al sacrificio por un par de detectives llamados Huaxilano y Yanquilano.
"El silencio final de los espectadores es muy contundente, previo a desahogarse en aplausos. Hay sentimientos encontrados, eso nos han dicho, pues no se trata de reabrir una herida, sino de recordar que ésta se ha ido recorriendo: de Ciudad Juárez a Nezahualcóyotl. Las muertas de Juárez son las muertas de México."
Ramírez dice que en cada una de sus puestas en escena buscan la conexión con el espectador, "el texto de Juan Tovar tiene la dificultad de que es una conversación en una mesa de cantina, del bar Tlatoani. Ante la velocidad como se van sucediendo las cosas en la realidad televisiva, donde se anula la palabra, lo importante era darle peso nuevamente, que cada palabra tuviera la significación específica para llegar al espectador.
"Uno de los personajes dice 'ya vamos para 13 años y sigue la mata dando, de forma muy dolorosa'. La cuestión es que las promesas se nos volvieron una constante demagógica de un sexenio a otro.
"Creímos, después de la falsa esperanza que nos dio el proceso electoral de 2006, que algo cambiaría. Pero ahora tenemos la certeza de que las cosas van mal, ahí está lo que sucede en el Congreso. Como dice el texto de Tovar: 'el poder central se está afantasmando', se pierde el poder. Finalmente, no usar el poder es una forma de corrupción, tanto como usarlo en exceso.
"Para vergüenza mía, que soy jalisciense, está el represor de (Francisco Javier) Ramírez Acuña en la Secretaría de Gobernación. En Jalisco somos muchos los que, en carne propia, podemos certificar que es un auténtico represor. Hubo poetas perseguidos el 28 de mayo, razzias en Guadalajara por el simple hecho de traer rastas y parecer alternativo.
"No sólo no han cambiado las cosas de un sexenio a otro, sino que nos dan un certificado de que las cosas van a ir a un peor rumbo. Con Vicente Fox, finalmente, nada se resolvió en 15 minutos ni se resolverá, como en muchos años.
"Por eso está apareciendo una suerte de 'guerrilla artística', que 'tomará' las calles, peor sobre todo, el silencio que el Estado ha querido imponer."
En Tlatoani (las muertas de Suárez) actúan Oscar Narváez, Erando González y Susana Romo. Se presenta en el teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque (atrás del Auditorio Nacional), los jueves a las 20 horas y los domingos a las 13 horas. Concluye temporada el 10 de diciembre.