La egoteca, ejemplo del despilfarro en el máximo tribunal
Ampliar la imagen Francisco Gil, secretario de Hacienda; Reyes Tamez, titular de la Secretaría de Educación Pública, y el ministro presidente de la SCJN, Mariano Azuela, durante la inauguración de la pinacoteca, el pasado 29 de agosto Foto: Notimex
El 29 de agosto pasado el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Mariano Azuela Güitrón, inauguró en el edificio sede del máximo tribunal la colección de 453 retratos vivos conocida extraoficialmente como egoteca de los ministros que la han integrado de 1825 a la fecha. Tres meses después, ese proyecto se plasmó además en una costosa y lujosa para muchos innecesaria edición de dos tomos.
Para la presidencia del máximo tribunal, la edición de 5 mil ejemplares los dos tomos tienen un costo aproximado de 500 pesos constituye una forma de cerrar con broche de oro la administración de Azuela Güitrón, quien dejará su cargo el próximo 31 de diciembre. Para otros funcionarios de la Corte, la edición en papel de lujo constituye uno más de los gastos innecesarios y superfluos en que incurre el órgano rector del Poder Judicial de la Federación.
Al igual que en la exposición de óleos, en los textos "conviven" ministros que dejaron huella en la historia jurídica del país, como Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada, Mariano Otero e Ignacio L. Vallarta, con otros que llegaron a la SCJN por favoritismo político, sin merecimientos jurídicos y sólo integraron unos meses el pleno del máximo tribunal.
En los muros de la Corte, como parte de los homenajeados que "hicieron posible la permanencia y consolidación de una de las instituciones fundamentales del Estado en México", como dijo Azuela al inaugurar la pinacoteca, se encuentra el óleo del ministro jubilado Ernesto Díaz Infante, quien fue procesado penalmente por sobornar a magistrados federales para que intervinieran en favor de la liberación de Alejandro Braun Díaz, conocido como El Chacal de Acapulco, acusado de matar a una menor en 1987.
También están los retratos de quienes usaron el máximo tribunal como trampolín político o refugio después de fracasar en tareas con el presidente en turno, como los ex senadores Trinidad Lanz Cárdenas y Salvador Rocha Díaz, así como el ex gobernador de Guanajuato Agustín Téllez Cruces. También está el ex fiscal del caso Colosio Murrieta, Miguel Montes, quien tuvo una fugaz presencia, de unos cuantos meses, en el máximo tribunal, el cual ahora le rinde tributo.
Se desconoce cuánto se pagó a los 42 pintores que realizaron los 453 óleos con el argumento de que fue la Secretaría de Educación Pública la que hizo la aportación correspondiente, y tampoco se ha informado sobre el monto de los trabajos de acondicionamiento de las paredes del primer piso para colocar los retratos.
Ahora se suma a esas preguntas el costo que tuvo la lujosa edición en pasta gruesa y papel de primera calidad, de más de 400 páginas cada tomo. En una página se reproduce un retrato y en la siguiente está redactada una breve biografía del personaje. Según cálculos extraoficiales, el costo no fue menor a 2 millones y medio de pesos.
De acuerdo con funcionarios consultados, los libros fueron entregados a cada uno de los 11 ministros, a funcionarios de primer nivel y, por supuesto, a secretarios proyectistas. Además, a jueces, magistrados y funcionarios del Consejo de la Judicatura Federal y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como regalo de fin de administración.
Para Azuela, esa obra editorial constituye un diálogo entre la historia, la verdad, la justicia y la belleza.
"¡Que esto sirva a los lectores para que reflexionen en la importancia que tiene para México la Suprema Corte de Justicia de la Nación!", expresó.