Guillermo Briseño abrió la fiesta en el Zócalo capitalino con Viejos los cerros
Con 11 horas de rock, bolero, son y cumbia se despidió el GDF
Betsy Pecanins, Eugenia León, Carlos Cuevas, César Rodríguez, Carmen Linares, Miguel Ríos y diversas orquestas, entre los invitados
Celso Piña puso a bailar al público
Ampliar la imagen Eugenia León en el escenario ante miles de personas que asistieron al concierto Foto: Víctor Camacho
Once horas duró el concierto-espectáculo con el que el Gobierno del Distrito Federal 2000-2006 se despidió, el pasado sábado, en el Zócalo capitalino. En dos escenarios, que posibilitaron la continuidad, se alternaron soneros, roqueros, cirqueros, músicos de world music y un vallenatero.
Con casi dos horas de retraso comenzó la fiesta. Abrió Guillermo Briseño, quien cantó Viejos los cerros, un rocanrol "chistoso" titulado Que se diga algo de ti, hecho con letras de "rocanroles viejos", más Un blues por Marx, con letra de Guillermo Velázquez.
Briseño expresó: "Creo que Alejandro Encinas jefe de Gobierno de la ciudad es un buen tipo, amable, abusado. Son muchos los puntos que deben evaluarse para decir qué estuvo bien hecho. Tengo más críticas a los legisladores perredistas, en la legislatura pasada. El movimiento popular en este momento está en la calle, mal, y el ambiente es tenso".
Muchos asuntos pendientes
Para Betsy Pecanins, quien interpretó temas bluseros como La chancla, Encinas "fue muy cauto e hizo las cosas muy bien. Se acabó esta administración en el DF y Felipe Calderón tomó la Presidencia de la República. Creo que hay muchas cosas pendientes de aclarar y reconocer; el país está dividido y tenemos una democracia que nos está costando muchísimo."
Se escuchó Qué chula es Puebla con la Orquesta Típica de la Casa de la Música Mexicana. Los Camperos de Valles hicieron valer el son huasteco. Juan Velázquez y Los Leones de la Sierra de Xichú hicieron valer lo auténtico, la raíz, con sus sones y topadas. Con sus décimas dijo que Calderón no podrá gobernar.
Los Purépechas de Jarácuaro ejecutaron La danza de los viejitos. En este grupo hay gente que lleva bailando 40 años.
En el Portal de Mercaderes pendía una manta con la frase "Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México", y en plena plancha otra en la que se exige la salida de la PFP de Oaxaca.
Un cambio de ritmo: la Orquesta Mexicana de las Artes, con la dirección de Eduardo García Barrios, interpretó El danzón según (Arturo) Márquez, entre los cuales se escucharon Danzón 8, Danzón de San Juan de Letrán, el 2 y Nereidas.
Pasaban de las seis de la tarde y se pasó al bolerópera, en el que Carlos Cuevas y el tenor César Rodríguez interpretaron, unieron, fusionaron, boleros híper sentimentales, como Bésame mucho, con arias.
Luego al flamenco con Carmen Linares. Mucha calidad, pero sólo algunos aplausos. A otra cosa, mariposa: Cirko Demente cautivó con sus malabares, sus desplazamientos simétricos aéreos, sus personajes como surgidos de la imaginación de Carrol.
A las ocho, Miguel Ríos hizo su lucha para levantar el ánimo. "¿Qué os pasa? Este no es el público mexicano." Consiguió, no obstante, momentos de gran respuesta cuando interpretó Santa Lucía, BB qué bebes, Oración, Año 2000, Todo a pulmón e Himno a la alegría.
Desde horas antes, un sector del público pedía a gritos la presencia de la originaria de Tlaxiaco, Oaxaca, Lila Downs. Logró gran empatía con las canciones rancheras, de entre copa y copa.
Las sentidas Golondrinas
Eugenia León emocionó, entre otras, con Paloma negra, El fandango aquí, El jarabe loco y Yo vengo a ofrecer mi corazón, que dedicó a Oaxaca. Interpretó, acompañada por el Mariachi Internacional Garibaldi, las sentidas Golondrinas, que fue el adiós al gobierno del DF 2000-2006.
Sobre el momento político, León expuso: "La esperanza muere al último; los procesos cambian y nunca son definitivos. Yo me niego a la desesperanza y a la amargura. Al contrario: lo importante son las ideas, los ideales".
A las 23:55 comenzó la onda chúntara. Celso Piña puso a bailar a la concurrencia desde la primera cumbia vallenata: Cumbia sobre el río. La onda regia, el paso de la aguililla o del gavilán, cundieron enfrente y detrás del escenario.
Cumbia poder, la ola de lo chúntaro style. Aunque no sea conmigo, una sentimental, surgida del alma atormentada. El tren... para cerrar a pura guacharaca con Cumbia sobre el río, la que reza que algo suena y emociona.
A las 12:45 acabó el reven regio de Piña. La participación colectiva tardó, pero llegó con las canciones alegres de El Rebelde del Acordeón, quien fue el último artista en cantar para los ciudadanos del Gobierno del DF 2000-2006.