Los intentos por vender el CCC y los Estudios Churubusco, entre las adversidades
Pese a optimismo de Imcine, faltó apoyo para producir cintas en el sexenio pasado
El pasado miércoles el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) cerró sus actividades sexenales con el optimismo de haber "ampliado la producción nacional" considerablemente en relación con el sexenio de Ernesto Zedillo, en el que se produjo un tercio de las cintas de la administración que termina.
Sin embargo, la producción apoyada por Imcine se dio en condiciones cuesta arriba, de lucha constante de los sectores de la comunidad cinematográfica, la cual en tono beligerante casi siempre tuvo que pugnar por mejores condiciones, debido a que a las autoridades federales, comenzando por el ex presidente Vicente Fox y el ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, no les interesó la cultura, y en este caso, el cine.
Una muestra de ello fue el "patético" intento por "desincorporar" (vender, pues) Imcine y el Centro de Capacitación Cinematográfica, así como a los Estudios Churubusco, pilares en la formación de cuadros, en la producción y gestión del cine nacional.
"Los enemigos del cine mexicano están en casa y tienen el poder económico y político", resumió el presidente de Sogem, Víctor Hugo Rascón Banda. "Nos quieren dar una puñalada trapera", aseguró.
Las protestas no se hicieron esperar y en un acto, cual puyazo a un toro, hicieron que la comunidad se uniera, al igual que algunos legisladores locales y federales, como la entonces diputada local y también actriz María Rojo, quien impulsó un punto de acuerdo para que se llevara a la Cámara de Diputados, que en su mayoría apoyó la resistencia "contra el embate de Gil Díaz y su pandilla".
Las protestas se intensificaron al punto de que toda la comunidad fue a la Cámara de Diputados, donde se entrevistaron con las comisiones involucradas (RTC, Hacienda y Cultura). Al repudio se sumaron organizaciones de varios países europeos y de Latinoamérica. Por ejemplo, la Organización de Directores Daneses mandó una misiva que expresaba: "Apoyamos a nuestros colegas mexicanos contra la estupidez de la venta de la cultura mexicana. La identidad de una nación es tan importante como su seguridad nacional, la salud o la misma democracia".
Asimismo, Directores de Canadá, uno de los gremios más importantes del orbe y el cual aglutina a cientos de realizadores importantes, como Atom Egoyan, aseveró: "El gobierno mexicano comete un suicidio cultural al insistir en medir al cine por su valor comercial y de entretenimiento. El fomento y procuración de los valores culturales de toda nación son el fundamento esencial de su identidad. El de cada nación, como cualquier otra manifestación artística, es indispensable para salvaguardar la diversidad cultural. Solicitamos al Congreso de la República Mexicana detenga terminantemente las intenciones del Ejecutivo".
El cineasta Guillermo del Toro definió esta propuesta del gobierno así: "Es ridículo y profundamente imbécil".
Al final el legislativo convenció al Ejecutivo de su intención y las cosas se quedaron como siempre.
Otra desventura
Otra desventura del gobierno foxista contra el cine fue el rechazo a la propuesta de destinar un peso por entrada en las taquilla para la producción de cine nacional. Esta es la historia: diputados de todos los partidos principalmente el priísita Juventino Castro acordaron proponer, entre otras modificaciones, destinar un peso de cada boleto de las taquillas a la producción de cintas mexicanas. La comunidad del cine aplaudió la decisión, pero quienes "no aman al cine" diría la propia comunidad reaccionaron en contra. Inclusive el entonces presidente de la Motion Pictures Association of America, Jack Valenti, escribió una carta a Vicente Fox para que no apoyara esa medida.
Y una vez más la comunidad reaccionó.
La reforma pasó a la Cámara de Senadores, en la que se rechazó. Pero la insistencia de los cineastas hizo que regresara a la de diputados y otra vez a la cámara alta
"El peso en taquilla no lo iban a pagar los exhibidores, lo harían los espectadores; no era un impuesto al cine, era en derecho fiscal, previsto en la ley federal de derechos. Temían que Hacienda se metiera en sus taquillas a la hora de reportar el peso", dijo entonces Rascón Banda.
En el olvido
La medida se aprobó pero las distribuidoras extranjeras y dos mexicanas se opusieron. El litigio pasó de tribunal en tribunal hasta que llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que dictaminó que no procedía ese recurso y al final las distribuidoras se salieron con la suya. Lo del peso en taquilla quedó en el olvido.
Lo más reciente es la polémica por el rechazo de la Secretaría de Hacienda de aplicar un incentivo fiscal, el artículo 226 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, ganado desde hace tres años, se publicó en enero de 2006 en el Diario Oficial de la Federación y que ahora, con otra presión mediática y con la ayuda de las comisiones de Hacienda, RTC y Cultura del Senado de la República, se espera que se apruebe para la próxima semana. Al aplicarse ese artículo se beneficiarían 39 producciones, que ya están en proceso de rodarse.