Bajo la lupa
Desplome del dólar y su guerra financiera contra el euro y el yuan
Ampliar la imagen La candidata del Partido Socialista al Elíseo, Ségolène Royal, acusó al Banco Central Europeo de "haber detenido el crecimiento" Foto: Ap
En su guerra geofinanciera contra las divisas de sus competidores geoeconómicos, Estados Unidos no dispone de demasiada imaginación y ha recurrido a su arma favorita en geopolítica, en su modalidad de terrorismo financiero: la amenaza de ataques cibernéticos de Al-Qaeda y su maligna célula monetarista sicodélica Anhiar Al-Dolar en contra de los servicios financieros anglosajones para destruir la base de datos de sus sitiales (Reuters, 30/11/06), lo cual ocultaría, a nuestro juicio, tanto los manejos clandestinos como las enormes pérdidas de los ominosos hedge funds (fondos de cobertura de riesgos).
El desplome del dólar constituye la crónica de una historieta muy reiterativa cuando ha arreciado la desaceleración de la frágil economía de EU, al borde de una recesión, lo cual tendría "efectos devastadores en los mercados globales" (The Observer, 3/12/06).
Como Sansón, el guerrero de la secta fundamentalista hebrea nazirita, la teocracia torturadora bushiana pretende sacar provecho de la caída libre del dólar para asestar severos golpes a las divisas de sus rivales geofinacieros: el euro y el yuan chino.
Jitendra Joshi (Yahoo News, 3/12/06) se asombra de la "negligencia (sic) benigna" de EU mientras se desploma su divisa: "el silencio de Washington es ensordecedor".
Dados los resultados de la debacle deliberada del dólar en el largo fin de semana de Acción de Gracias, se puede conjeturar que la banca israelí-anglosajona intentó golpear a Francia y Alemania (Gran Bretaña, en plena disimulación, aún no se incorpora en forma pérfida a la moneda común europea), así como al yuan de China para favorecer las exportaciones del eje anglosajón-nipón. El yen, curiosamente, se devaluó frente al euro a niveles de hace seis años. Son jugadas de ajedrez geofinanciero en la retaguardia de la geopolítica cuando Rusia ya desbancó a Taiwán del tercer lugar de las reservas foráneas de divisas, detrás de China y Japón.
El analista británico Ambrose Evans-Pritchard, muy bien conectado en el Olimpo de la City, sopesa la viabilidad de un control de cambios en la Unión Europea (UE), en el rotativo portavoz de la santa alianza fundamentalista de los neoconservadores straussianos y el Partido Likud ("Airbus pudiera desencadenar la opción nuclear de controles de divisas"; The Daily Telegraph, 27/11/06): "uno de estos días podría encontrar que su dinero está clavado (sic) sin movilidad en su hogar europeo". ¿Un corralito a la argentina en la UE, pero por razones distintas?
Relata que "hace cuatro años una pequeña célula en la Comisión Europea (CE) recibió la orden de redactar un reporte, instigado por París, con el fin de examinar la base legal bajo las leyes del tratado de la UE para un control de cambios al estilo de los 70". Se llegó a la conclusión de que sí tenía la competencia de "congelar los flujos de capitales" sin contar con una "mayoría calificada" de los ministros de finanzas, lo que "dejaría a Gran Bretaña sin poder de veto".
Suena muy fuerte: así han de andar las cosas después de que el mago malhadado y malvado Alan Greenspan, antes de abandonar el Titanic financiero que construyó, confesó a su homólogo francés que había perdido el control de la situación, y luego que el gobernador del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, criticó en público, contra las buenas costumbres centralbanquistas monetaristas, el ocultamiento del M3 (una medición de masa monetaria) por su homólogo estadunidense Benjamín Shalom Bernanke (alias helicóptero, porque piensa arrojar todo el dinero necesario desde los cielos para paliar una depresión al estilo de 1929).
Según Evans-Pritchard, la "UE trata de frenar el alza del euro si el dólar prosigue su caída libre", ya que "Washington desea exportar las consecuencias de sus implacables políticas de dilapidación a través de una devaluación de un limosnero con garrote".
Saca a colación las recientes advertencias del primer ministro neogaullista Dominique de Villepin en medio del alza del omnipotente euro: "no podemos dejar que el BCE actúe solo en la tasa de cambio", al unísono de la feroz acusación de la candidata socialista Ségolène Royal de que el BCE "había detenido el crecimiento".
En ambos polos del espectro político francés existe consenso para detener la barbarie de la globalización monetarista centralbanquista, que ha beneficiado únicamente a una minúscula plutocracia parasitaria.
Los ministros de finanzas de la UE, considera Evans-Pritchard, disponen de otros métodos para frenar el alza del euro y "configurar una política de tasa de divisas". Aquí comienza la parte lúgubre, porque el "bloque del Bundesbank en el BCE (nota: se refiere a los países aliados a las autoridades financieras de Frankfurt) "casi seguramente resistirá tal golpe letal a su independencia, por lo que la amenaza de los controles de cambios podría formar parte de una mezcla de medidas. Muy poco (sic) puede hacer Frankfurt para impedirlo".
En una emergencia de tal perturbación no existe libertad absoluta: es la "opción nuclear" de la UE para disuadir el feroz ataque unilateral de la banca israelí-anglosajona que recurrió a la abrupta devaluación del dólar.
La "opción nuclear" de la UE, aduce Evans-Pritchard persuasivamente, aniquilaría a Gran Bretaña, que depende del flujo sin interrupción de dólares para su supervivencia (el "complot-Delors").
Todavía no peligra la UE, pero el crecimiento de Francia se derrumbó a cero en el tercer semestre, debido al desplome en sus exportaciones, mientras Italia se encuentra atrapada sin salida con una sobrevaluación de 20 por ciento cuando las muy descalificadas calificadoras (sic) de pacotilla (controladas por la banca israelí-anglosajona) S&P y Fitch degradaron su deuda a niveles de Botswana. ¡Bájenle!
Ambrose Evans-Pritchard expone su "presentimiento" aeronáutico: Airbus, con una lista de órdenes de 2 mil 177 aviones a un precio de 220 mil 300 millones de dólares, tiene contratos de entrega en dólares y costos en euros, por lo que un euro superior a un dólar 30 quebraría "al campeón aeroespacial". Desde hace dos años, el grupo aeronáutico se ha protegido con hegde funds a un promedio de 98 centavos de dólar por euro, mientras "sus vencimientos expiran en los mercados". Pronto, "Airbus enfrentará la plena violencia del mercado cotidiano. El campeón aeroespacial se encuentra tan profundamente vinculado al sentido europeo de autoestima industrial, que no será sacrificado ligeramente en el altar de los flujos de libre cambio de divisas". Esa ingrata tarea sepulturera, para beneficiar exclusivamente a la banca israelí-anglosajona, que se la dejen exclusivamente a los apátridas neoliberales que aglutinó Felipe El Breve en su gabinete neopinochetista.
"Cuando el primer ministro francés afirmó hacer lo necesario para salvar Airbus le creo", concluyó Evans-Pritchard.
Tras bambalinas se ha gestado una "guerra aeronáutica" sin cuartel que incluye la "guerra geofinanciera" de las divisas, entre la exitosa empresa europea Airbus y la alicaída compañía estadunidense Boeing, la constructora, con participación israelí, de la muralla ignominiosa en la frontera mexicana.