Rinden homenaje póstumo al artista mexicano en el centro Reina Sofía de Madrid
Convierten una sala de museo en ''gran pajarera'', como deseaba Juan Soriano
Ampliar la imagen Cuadro de Juan Soriano incluido en el conjunto de su obra que se muestra en Madrid
Madrid, 5 de diciembre. El artista Juan Soriano suspiraba de admiración ante el vuelo de un pájaro, que contemplaba como una metáfora de la libertad creativa, de su aspiración personal por subvertir los moldes artísticos y sociales.
Nacido en Guadalajara en 1920 y fallecido en la ciudad de México en febrero pasado, el pintor recibe un homenaje póstumo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, donde se exponen más de 60 obras entre pinturas, dibujos y esculturas que giran en torno del vuelo en libertad de esas aves.
Juan Soriano visitó Madrid por última vez en junio de 2005, cuando recibió el máximo galardón de las artes plásticas que se concede en España, el Premio Velázquez. Con la memoria y su estado de salud mermados, hizo entonces una encendida defensa de la libertad creativa, de la imaginación, al sostener: ''A lo largo de mi vida, me rebelé contra mi familia, contra la tradición y contra la propia pintura".
Nueve años después de que el Museo Reina Sofía expusiera la primera gran retrospectiva del artista en España, ahora con la exposición Juan Soriano: aves de paso se cumple otro de sus sueños, aunque de manera póstuma: ''convertir una sala de museo en una gran pajarera".
Marek Keller, compañero sentimental de Soriano, quien preside la Fundación Juan Soriano, narró una de las vivencias del pintor que explicarían, de algún modo, esa fascinación por los pájaros y su vuelo en libertad. Cuando era todavía un niño, Soriano hijo de una familia típicamente ''machista" de Guadalajara recibió de manos de su padre un regalo inesperado: una pistola. Desde la ingenuidad propia de un niño, Soriano no sabía qué hacer con dicho artefacto, por lo que le preguntó a su padre cuál era la finalidad del presente. El padre le respondió que, por ejemplo, podía disparar a un pájaro que se posó cerca del lugar donde conversaban.
''El niño disparó entonces al pájaro, que murió en el acto''. Lo que sumió a Soriano en una profunda desolación, que le provocó el llanto durante horas, quizá días, lo que motivó a su vez el enfado mayúsculo de su padre, que no entendía cómo ''un hijo suyo" era incapaz de encontrar fascinante un arma de fuego.
Los pájaros, siempre presentes
Esa experiencia de Juan Soriano podría explicar por qué los pájaros formaron parte desde el principio de su universo creativo. A pesar de los cambios incesantes en su forma de entender las artes plásticas, al recorrer prácticamente todas las vanguardias del siglo XX, los pájaros siempre estuvieron presentes en su arte. Inclusive sus últimos trabajos se centraron en el tema de los pájaros, como son las esculturas en bronce que se exponen en esta muestra.
Aves de paso está integrada por 18 esculturas, cinco de tamaño monumental; 28 pinturas realizadas entre 1941 y 1993, y 27 dibujos, datados entre 1937 y 1997.
José-Miguel Ullán, comisario de la exposición, reivindicó la figura de los pájaros en la obra de Soriano como una especie de ''autorretrato", en el que queda patente su independencia, formal y simbólica, de su creación artística, al destacar que en sus inicios como pintor se desvinculó del ''muralismo imperante" y fue uno de los fundadores de la ''generación de la ruptura", junto con Vicente Rojo, José María Gironella y José Luis Cuevas.
Cumplido el sueño de Soriano de convertir un museo en una ''pajarera", Ullán deploró que ''el pajarero" no esté entre nosotros, y lo describió como ''ave que prefirió refugiarse en este autorretrato: chaparro, flaquito, narigudo, de dientes caballunos, con ojos verdes y tembloroso; inasible, inquieto, poco dado a amanerarse en un estilo, en una técnica, sino que le gustaba moverse, con capacidad camaleónica para enfrentarse a un mismo tema".